
La inseguridad alimentaria aguda y la desnutrición infantil aumentaron por sexto año consecutivo en 2024, afectando a más de 295 millones de personas en 53 países y territorios, según el Informe Global sobre Crisis Alimentarias 2025 publicado este viernes por la ONU.
La cifra representa un incremento del 5% respecto a 2023, con un preocupante 22,6% de la población en las regiones más afectadas enfrentando niveles de hambre clasificados como de “crisis” o peores.
“El informe de este año presenta un panorama impactante”, afirmó Rein Paulsen, director de Emergencias y Resiliencia de la FAO. “Los conflictos, los extremos climáticos y los choques económicos son los principales impulsores, y a menudo se combinan”, añadió.
Trump agrava el panorama
Uno de los factores que más alarma ha causado en el informe es la brusca caída en el financiamiento internacional para ayuda alimentaria, que la ONU estima en una reducción de entre el 10% y el 45% respecto a años anteriores, lo que amenaza con agravar la situación en 2025.
La mayor parte del recorte proviene de EU, donde el presidente Donald Trump ha desmantelado gran parte de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cancelando más del 80% de sus programas humanitarios.
“Millones de personas hambrientas han perdido, o perderán muy pronto, el salvavidas que les proporcionamos”, alertó Cindy McCain, directora del Programa Mundial de Alimentos.
Conflictos y colapsos económicos
La guerra sigue siendo el principal catalizador del hambre extrema. En 2024, los conflictos afectaron a casi 140 millones de personas en 20 países, entre ellos Gaza, Sudán del Sur, Haití y Malí, donde la ONU advierte niveles “catastróficos” de inseguridad alimentaria. Sudán confirmó ya condiciones de hambruna.
Los choques económicos, como la inflación galopante y la devaluación monetaria, empujaron a 59,4 millones de personas en 15 países a la inseguridad alimentaria. Esta cifra es casi el doble que antes de la pandemia de COVID-19, con países como Siria y Yemen en los primeros puestos.
El clima extremo, impulsado por el fenómeno de El Niño, llevó a 18 países a situaciones de crisis, afectando a más de 96 millones de personas en regiones como África Austral, Asia Meridional y el Cuerno de África, donde las sequías e inundaciones destruyeron cosechas y medios de subsistencia.
Desplazamientos forzados
La desnutrición infantil alcanzó niveles alarmantes, con casi 38 millones de niños menores de cinco años afectados en 26 crisis nutricionales. Las zonas más graves incluyen Sudán, Yemen, Malí y Gaza.
A su vez, la crisis alimentaria se ve agravada por los desplazamientos forzados. Cerca de 95 millones de personas desplazadas, entre refugiados e internamente desplazados, viven en países que enfrentan inseguridad alimentaria, como la República Democrática del Congo y Colombia.
El número de personas enfrentando condiciones similares a la hambruna se duplicó, alcanzando los 1,9 millones, la cifra más alta desde que comenzó el monitoreo en 2016.
Pese al panorama sombrío, el informe destaca avances en 15 países, incluidos Ucrania, Kenia y Guatemala, donde la mejora en cosechas, la disminución de la inflación, el descenso de los conflictos y la ayuda humanitaria lograron aliviar parcialmente la inseguridad alimentaria.
La ONU llama a invertir en sistemas alimentarios locales como vía para romper el ciclo del hambre. “La evidencia muestra que apoyar la agricultura local puede ayudar a más personas, con dignidad y a menor costo”, concluyó Paulsen.