
Mientras el mundo gira los ojos hacia Oslo, a la espera de que aparezca de su clandestinidad la líder opositora venezolana María Corina Machado, para recoger este miércoles el Nobel de la Paz 2025, el régimen de Nicolás Maduro gira sus radares hacia la región del golfo de Venezuela, tras la incursión este martes de dos aviones de combate estadounidenses F-18, que ingresaron al espacio aéreo venezolano durante 40 minutos, antes de regresar a su base, el portaaviones Gerald Ford, fondeado en aguas internacionales del Caribe.
El sobrevuelo, realizado a pesar de que el régimen venezolano poseía varias baterías antiaéreas de fabricación rusa, tuvo lugar a menos de 160 kilómetros al noreste de Maracaibo, la segunda ciudad más grande del país. Según mostró el sitio de rastreo Flightradar24, los cazas estadounidenses volaron entre dos regiones clave para el sector energético venezolano: los estados de Zulia y Falcón.
Además, la madrugada de este martes, un dron de la Marina de Estados Unidos, modelo MQ-4C Triton, ingresó al espacio aéreo de Maiquetía, donde se encuentra el aeropuerto internacional que sirve a Caracas, “realizando maniobras de reconocimiento frente a la costa venezolana en el mar Caribe”, según informó el sitio venezolano La Patilla.
La entrada en el golfo de Venezuela de los dos cazas, que volaban en tándem alrededor del mediodía y a unos 7,600 metros antes de dirigirse hacia el norte y abandonar la zona, constituye la primera violación estadounidense del espacio aéreo venezolano, desde que el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de una flota en el límite entre las aguas internacionales y las venezolanas.
Según el Miami Herald, miles de venezolanos siguieron el vuelo de las aeronaves en sitios web especializados de rastreo, y muchos observaron cómo los jets trazaban un patrón en forma de pajarita sobre el golfo.
Aunque el Pentágono guarda silencio, podría tratarse de una misión de reconocimiento que anteceda a una invasión en toda regla, lo que desataría automáticamente la guerra, según han advertido las autoridades del régimen de Nicolás Maduro.
“Tiene los días contados”
En paralelo a la maniobra aérea, el portal Politico publicó una entrevista con el mandatario republicano en la que aseguró que Maduro “tiene los días contados” y reiteró que “pronto atacaremos también en tierra”. El Departamento de Estado de EE.UU. ha designado a Maduro como el líder del Cártel de los Soles y ha puesto precio a su captura: 50 millones de dólares.
Por su parte, el gobierno de Maduro ha denunciado ante instancias internacionales que lo que Trump pretende no es combatir el narcotráfico, sino un “cambio de régimen” y “quedarse con nuestras riquezas naturales”.
Los cazas estadounidenses volaron entre dos regiones clave para el sector energético venezolano, los estados de Zulia y Falcón. El lago Maracaibo, uno de los mayores sitios de agua dulce del continente, es la cuna de las reservas de unos 150,000 millones de barriles de crudo.
Zulia, uno de los estados más poblados de Venezuela, comparte frontera con Colombia. Falcón, en la parte noroeste del país, alberga las refinerías de crudo de Amuay y Cardón, clave para el mercado nacional de combustibles y el sector hidrocarburo. La ciudad de Maracaibo alberga una de las principales bases aéreas militares del oeste de Venezuela, la Base Aérea Rafael Urdaneta.
¿Cómo podría ser la ofensiva terrestre?
La demostración de fuerza estadounidense llega mientras Washington continúa reforzando su presencia militar en el Caribe, aumentando las tensiones con Caracas. Desde septiembre, Estados Unidos viene desplegando en la zona destructores, cazas, submarinos y el portaaviones más grande del mundo, el USS Gerald Ford. Además, acumula más de 15,000 efectivos en la región, con presencia en Puerto Rico, República Dominicana y Trinidad y Tobago.
Los militares estadounidenses han bombardeado lanchas supuestamente transportando droga en el Caribe y el Pacífico, matando a más de 80 personas en una veintena de ataques muy controvertidos, pues las víctimas fueron asesinadas sin saber quiénes eran y sin enfrentar cargos judiciales.
Si bien se estima que la ofensiva terrestre anunciada por Trump podría ocurrir pronto, analistas consideran que no se trataría de una invasión, sino de una ofensiva contra objetivos específicos vinculados al narcotráfico, como pistas de aterrizaje, puertos o infraestructura clave.
Paralelamente a la presión militar, Trump intenta negociar. Ha hablado por teléfono con Maduro semanas atrás para negociar su salida del poder, pero –según fuentes estadounidenses—Maduro exigió amnistía global para él y más de 100 familiares y funcionarios, algo que Trump rechazó.
Maduro ha acusado a la administración Trump de preparar “actos de agresión” bajo el pretexto de operaciones antidrogas. Venezuela ha respondido al despliegue militar de EE.UU. declarando el estado de emergencia, activando sus fuerzas armadas y milicias bolivarianas.
También ha desplegado baterías de misiles de largo alcance S-300VM de fabricación rusa, que se cree están instaladas en tres batallones que protegen Caracas y corredores industriales clave.