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La nueva estrategia de Trump para doblegar al régimen chavista es la muerte por asfixia económica, confiscando el crudo que exporta principalmente a China

Trump descubre el talón de Aquiles del régimen de Maduro: los petroleros-fantasma

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Petrolero incautado La secretaria de Seguridad Nacional de EU, Kristi Noem, publicó imágen del asalta a un petrolero el sábado (Kristi Noem)

La clave de por qué el gobierno de Nicolás Maduro no cae pese a la corrupción y la desastrosa gestión económica del régimen chavista es la venta de petróleo a países como China, burlando las sanciones impuestas por Estados Unidos mediante una red de petroleros fantasma. Estos se llaman así porque apagan deliberadamente sus sistemas de rastreo (un delito tipificado en el comercio internacional) o navegan bajo banderas falsas para ocultar su identidad.

En 2019 empezaron las sanciones estadounidenses contra Venezuela, tras concluir la misión de observadores de la ONU que el gobierno de Maduro estaba violando sistemáticamente los derechos humanos de la población. Pero, en seis años de embargo (parcial) petrolero, el régimen no ha colapsado e incluso logró este año aumentar la producción hasta alcanzar la meta de 1,2 millones de barriles diarios, tras más de una década por debajo del millón.

Sin embargo, esta situación podría cambiar drásticamente si las fuerzas desplegadas por el Pentágono en el Caribe logran cumplir la orden de bloqueo total dictada por Trump, que ya ha causado la incautación de dos petroleros y la persecución de un tercero, que desobedeció la orden de parar máquinas.

Trump anunció el martes 16 de diciembre el “bloqueo de todos los buques petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela”. El mandatario republicano no detalló cuántos petroleros se verían afectados y argumentó que su objetivo es recuperar el petróleo que, según dijo el miércoles, Venezuela le quitó a las empresas estadounidenses tras la nacionalización de 1979, bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez, y posteriormente, tras el decreto expropiatorio de Chávez, que obligó a las multinacionales que operaban en el país a entregar a PDVSA el capital mayoritario o, de lo contrario, marcharse.

Esto ocurrió luego de que el 10 de diciembre fuerzas estadounidenses irrumpieran en el petrolero Skipper, que operaba bajo bandera falsa de Guyana con entre 1,1 y 2 millones de barriles de crudo pesado de PDVSA, cuando se dirigía a Cuba.

“El tanquero Skipper tiene un largo historial de operaciones opacas, sanciones y navegación furtiva”, según informes de Transparencia Venezuela.

El pasado sábado, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, informó sobre la confiscación de otro petrolero, el tanquero con bandera panameña Centuries, que según la Casa Blanca era un buque con “bandera falsa”, parte de “la flota fantasma venezolana para traficar petróleo robado y financiar el régimen narcoterrorista de Maduro”.

“Persecución activa” de un tercer buque

La nueva estrategia de persecución provocó el domingo otra situación inédita en aguas latinoamericanas: la persecución activa de la Guardia Costera de un tercer petrolero, que emprendió la huida tras desobedecer la orden de detenerse.

El intento de confiscación fue reportado inicialmente por medios como CNN y Axios, que identificaron al tanquero como el buque de bandera panameña Bella 1, sancionado por el Departamento del Tesoro por supuestos vínculos con Irán. Este habría sido avistado por las fuerzas estadounidenses de camino a cargar petróleo en Venezuela.

Caída del régimen por asfixia financiera

Estas incautaciones tomaron por sorpresa al gobierno venezolano, distraído en movilizar al Ejército y a las milicias bolivarianas en las últimas semanas ante lo que parecía una inminente invasión terrestre, como avisó el propio Trump en numerosas ocasiones.

“Se trata de un robo descarado y un acto de piratería”, denunció Caracas, ante un cambio de estrategia de Estados Unidos tan peligroso o más para la supervivencia del régimen que una intervención terrestre, ya que el petróleo es prácticamente la única fuente de divisas. Además, Venezuela no tiene capacidad para almacenar el petróleo que deja de exportar y tampoco puede dejar de extraerlo, porque los pozos se secan y se vuelven inservibles.

No sería cuestión de años, sino de semanas para que la economía venezolana colapsara por falta de ingresos petroleros (aproximadamente 5,000 millones de dólares al mes). Y si el gobierno de Maduro no tiene capacidad para seguir manteniendo los privilegios de los mandos militares, ¿cuánto tardarían en rebelarse?

Llegados a esta situación límite, Trump y sus halcones, liderados por el secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, podrían desistir de una operación militar a gran escala y sentarse a ver cómo cae el régimen. Solo en caso de que Maduro opte por la huida hacia adelante y se atrinchere en el Palacio de Miraflores, EU podría activar una operación terrestre, probablemente en colusión con mandos militares dispuestos a asestar un golpe al debilitado régimen.

¿Cuánto petróleo exporta Venezuela?

Según rastreos de Transparencia Venezuela correspondientes al 17 de diciembre de 2025, nueve tanqueros sancionados estaban fondeados en cuatro terminales venezolanas, mientras que otra veintena surcaba los océanos o se encontraba en puertos de otros países, donde probablemente la mayoría desistirá de dirigirse a Venezuela por temor a ser incautada.

“Es posible que los ingresos de Venezuela por concepto de petróleo disminuyan drásticamente, porque la tendencia es que los tanqueros se estarían retirando”, señaló Transparencia Venezuela.

Venezuela extrae actualmente algo más de un millón de barriles diarios, de los que 150,000 son para cubrir las necesidades internas y el resto se exporta en su gran mayoría a China (600,000 barriles), otros 100,000 barriles a diferentes países de Asia y África y otros 100,000 barriles a Estados Unidos, a través de Chevron, la compañía estadounidense que reanudó operaciones en septiembre gracias a la única licencia especial concedida por el gobierno de Trump.

Malestar chino, catástrofe para Cuba

Como era de esperar, el embargo “de facto” del petróleo venezolano ha causado nerviosismo extremo en Cuba, cuya economía depende casi exclusivamente del petróleo que le envían México y Venezuela a precio de amigo.

Venezuela había aportado en los últimos años en torno a 50,000 barriles diarios a Cuba, pero desde 2024 el volumen medio ha descendido a entre 10 000 y 30 000.

Sin embargo, el despliegue naval estadounidense frente a las costas venezolanas y la disminución en los envíos desde México (de un promedio de 22,000-25,000 barriles diarios a aproximadamente 5,000) han llevado a la isla a la situación extrema actual.

Además, el castigo para Cuba es doble, no solo por ser su principal fuente de combustible, sino porque podría cerrar asimismo una muy necesaria fuente alternativa de divisas para La Habana.

De acuerdo con una investigación del New York Times, basada en documentos de PDVSA, gran parte del crudo que Caracas destina a Cuba no llega a la isla caribeña, sino que el régimen presidido por Miguel Díaz-Canel lo revendía en Asia, principalmente en China, y con las divisas que ganaba compraba en el exterior el 80 % de lo que consume, ya que la economía nacional es incapaz de producir los bienes básicos que necesita.

Por otra parte, el bloqueo amenaza con reabrir la guerra comercial entre EU y China, también beneficiada por la compra de crudo venezolano a un precio por debajo del mercado.

El portavoz de la Cancillería china, Guo Jiakun, declaró que “Venezuela tiene derecho a desarrollar de forma independiente una cooperación mutuamente beneficiosa con otros países”, por lo que anunció que apoyará la petición de Venezuela de una reunión urgente del Consejo de Seguridad para abordar la agresión estadounidense a su aliado sudamericano.

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