Cambio que Desafía Viejas Formas
No vivimos una época de cambios, sino un cambio de época; no podemos enfrentarlo con mediocridad ni soluciones superficiales, señala. — La mediocridad se ha infiltrado en la educación, los gobiernos y los líderes, afirmó Monseñor Ramón Castro Castro, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Añadió que la sociedad actual no vive “una época de cambios, sino un verdadero cambio de época”.
Dijo que esta distinción es crucial e implica que nuestras antiguas premisas y formas de afrontar la realidad ya no son suficientes, lo que ha llevado a una “pérdida de la brújula en la resolución de problemas.
El Mitrado señaló que la crisis que vivimos es de carácter antropológico y socioambiental a escala global, y se manifiesta en las catástrofes, crisis sociales y financieras que agobian a la humanidad.
Ante unas 200 personas convocadas por la organziación Red Familia en el Club de Industriales de la CDMX, a la cual Crónica tuvo acceso, dijo que el problema radica en que aún no hemos desarrollado la cultura necesaria para enfrentar esta complejidad de cambio de época.
En su conferencia “Perspectivas ante el Nuevo Pontificado y los Retos de México”, explicó que en este panorama, la invitación del Papa León XIV es a que "nunca vayamos a ceder a la mediocridad“.
Expresó que esta palabra es inusual en los mensajes pontificios, y hoy señala “lo improvisado, lo conformista, lo mal hecho, lo insignificante, lo medianito”.
Monseñor Castro afirmó con claridad que “la mediocridad se infiltra en los sistemas educativos, gobiernos y líderes, genera una alarmante falta de sentido crítico y de imaginación creativa.
Ante esto, planteó el humanismo cristiano católico como una “oportunidad para fermentar la masa social con la solidez del evangelio, partiendo de la familia como célula fundamental”.
Indicó que Cristo es una persona viva que “se hace presente en la historia a través de la iglesia, los sacramentos, de un instrumento como son ustedes, Red Familia, inspirada en el humanismo cristiano”.
Propuso recordar que “Cristo no es una idea, no es un concepto, no es una leyenda, no es un fetiche, no es un objeto de culto, no es un opio o un invento; Cristo vivo y resucitado, está en cada uno de sus seguidores que resucitan vez por vez a una vida nueva”.
Tres Pilares de Transformación Profunda

Para superar la mediocridad en el mundo y responder a la crisis, Monseñor Castro propuso tres elementos que considera claves, discernimiento, purificación y reforma.
Ante los empresarios, líderes sociales, y organizacioens que lo escucaban, explicó que el discernimientoimplica una mirada crítica y sin prejuicios a la realidad, despojándonos de dogmatismos y apasionamientos que nos encierran en nuestras "cajas autorreferenciales“.
Idicó que se trata de la capacidad de ver más allá de nuestras propias narrativas, que a menudo elevamos a la categoría de derechos universales, “generando torres de Babel que impiden la convivencia sana”.
Al referirse a la purificación, expresó que se refiere a una limpieza de nuestras intenciones, actitudes, conductas y acciones para que reflejen la novedad del Evangelio y de nuestro bautismo.
“Este proceso es vital para evitar que nuestros proyectos, incluso aquellos inspirados en la doctrina social, terminen nutriendo las mismas causas que deseamos erradicar; la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos es fundamental para que la acción tenga un impacto real”, comentó.
Sobre la reforma dijo que es un llamado a transformar nuestro ser y quehacer, nuestros métodos de trabajo y nuestras metas.
Monseñor Castro señaló que los cambios necesarios no deben ser cosméticos o superficiales, sino profundos y en la dirección correcta, “una dirección inspirada en el modelo de Jesucristo”.
Añadió que esto implica trascender un desarrollo puramente economicista y materialista, que reduce al hombre a un consumidor y solo mide el éxito por el Producto Interno Bruto (PIB), en lugar de por un bienestar cualitativo y digno para todos.
Amor, Motor de Historia y Esperanza
Pese a los desafíos que describió, el Monseñor Ramón Castro también expresó un mensaje de esperanza; fue aquí cuando resaltó el “amor como el verdadero motor de la historia.

Enseguida citó al científico alemán Albert Einstein: “Si un día tienes que elegir entre el mundo y el amor, recuerda, si eliges el mundo quedarás sin amor, pero si eliges el amor con él conquistarás el mundo”.
Explicó que esta frase indica la primacía del amor en la construcción de un futuro mejor; porque hace falta el amor en la familia, la política, el gobierno, la educación, los trabajos, y las sociedades.
De acuerdo con la visión de Monseñor Castro y Castro esto no representa una caída, sino que muestra le necesidad de un despliegue de lo humano hacia su plenitud, donde Dios y el hombre trabajan juntos.
“Aquí reside la verdadera esperanza, en la colaboración y en el compromiso con un humanismo cristianoque se construye desde el amor; no se trata de una fe pasiva, sino de un compromiso activo, audaz e inteligente, lejos de la mediocridad”, detalló.
Luego comentó que la Iglesia, en este sentido, está llamada a ser "luz y sal en medio de esta oscuridad, fortaleciendo y promoviendo la familia como la escuela del más rico humanismo para el siglo XXI“.
Manifestó que se trata de un llamado a no ceder, a trabajar y sudar por hacer del Evangelio una vida plena para todas las familias, con discernimiento, purificación y reforma.
Dijo que es un reto que, si se asume con inteligencia y audacia, puede transformar la realidad y construir un mundo donde la justicia social y la ética sean los cimientos de la convivencia humana.
Contra la mediocridad, Monseñor Castro y Castro llama a reforma profunda desde el Amor y la Familia