
Pese a los avances que reportó el INEGI, uno de cada dos niños en México, vive en la pobreza lo que perfila un escenario preocupante para nuestro país si no se logran política sociales que rompan con esta alta transmisión intergeneracional de la pobreza y ampliar las opciones de movilidad social para subir en la escala social.
Así lo establece el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) quien advierte que este panorama de pobreza infantil es más preocupante si se consideran los datos del Informe de movilidad social en México 2025 donde se revela que 73 de cada 100 personas nacidas en el 20 % de hogares con menos recursos económicos no logran superar la pobreza por ingresos en la edad adulta. Es decir, se mantienen pobres.
El CEEY explica que si bien en los últimos 8 años, el porcentaje de niñas y niños de 0 a 5 años en pobreza por ingresos disminuyó 12% , esta reducción fue por debajo de la que se registró en la población en general , con lo cual la brecha se ahondó aún más entre ambos segmentos.
De acuerdo con el (CEEY), entre 2016 y 2024 el porcentaje de niñas y niños de 0 a 5 años en pobreza por ingresos disminuyó de 61.1 % a 49.1 %.
El cálculo fue elaborado por el CEEY con base en la medición de pobreza publicada recientemente por el INEGI.
La reducción fue menor que la observada en la población general, donde la pobreza por ingresos pasó de 50.8 % en 2016 a 35.4 % en 2024.
Esto significa que, pese a los avances, en 2024 la pobreza infantil superó en casi 14 puntos porcentuales a la del resto de la población (mientras que en 2016 la brecha era de casi 10 puntos porcentuales)
Desde el 2020, la brecha de pobreza infantil contra la pobreza de la población en general se ha ensanchado cada vez más pues en lugar de reducirla, han aumentado la situación de niños en pobreza.
En el 2020, la brecha en el porcentaje de población en situación de pobreza por ingresos, nacional y población de 5 años y menos, fue de 10.8%.
La población de 0 a 5 años, registró 63.6% contra el 52.8 % de la población en general, es decir, una brecha de 10.8 %.
Para el 2022, esta brecha creció en 12.6% y para el 2024, pasó a 13.7 %,, lo que ha generado preocupación pues se condena a miles de estos niños a vivir en la pobreza si no se ponen en práctica políticas públicas para romper con esta alta transmisión intergeneracional de la pobreza y ampliar las opciones de movilidad social .
Paralelo a ello, el CEEY agrega que también se debe garantizar ingresos suficientes en los hogares donde crece la población infantil, que asegure su acceso a servicios educativos y de salud de calidad.
“Solo así será posible que las niñas y los niños cuenten con las herramientas necesarias para un futuro con más y mejores oportunidades, sin que su desarrollo esté condicionado por el hogar en el que nacieron”, establece