
Dermatitis Atópica, enfermedad inflamatoria de la piel, la cual está considerada como la más común a nivel mundial, en nuestro país impacta la calidad de vida de más del 10% la población.
La doctora Lucía Achell, especialista en dermatología, resaltó que hasta un 72% de los pacientes presenta comorbilidades asociadas como: alergias, enfermedades metabólicas o alteraciones del sueño.
En cuanto a las causas que la originan, indicó que es de origen genético e inmunológico, aunque también factores ambientales y emocionales como el estrés, la contaminación o ciertos irritantes suelen detonar brotes que afectan no sólo la piel, sino también el sueño, la concentración y el bienestar general.
La especialista resaltó el hecho de que estos pacientes deben enfrentar además de esta enfermedad, el reto emocional y social, ya que vivir con dermatitis atópica incrementa hasta en un 85% la probabilidad de padecer ansiedad o depresión, y el 78% de los pacientes refiere limitaciones en su vida social”.
Explicó que la dermatitis atópica suele iniciar en la infancia, ya que más del 60% de los casos aparece antes del primer año de vida y en un 70% remite antes de los 16 años; sin embargo, en muchos pacientes puede persistir en la edad adulta.
La doctora Achell aclaró que los síntomas de la dermatitis atópica van más allá de una simple irritación, ya que se caracteriza por sensación de una comezón persistente, insomnio, el dolor y las lesiones visibles generan un impacto enorme en la vida diaria de los pacientes y sus familias, por lo que un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado, mejorar de manera significativa la calidad de vida de los pacientes.
Pese a ello, señaló que el diagnóstico suele retrasarse hasta por un año, por desconocimiento, falta de información de esta enfermedad, e incluso que se confunda con otros padecimientos, y en casos graves o atípicos el proceso puede llevar más de un año, lo que limita la posibilidad de contar con una atención temprana y adecuada.
Sostuvo que, aunque se trata de una enfermedad incurable, el tratamiento se centra en controlar los síntomas, prevenir brotes y restaurar la barrera cutánea, por lo que el seguimiento con el dermatólogo, es clave.