
Una miríada de académicos, parte de la comunidad UNAM, emitieron un pronunciamiento público para denunciar el “asedio” al que se ha sometido a la máxima casa de estudios y exigir una respuesta por parte de las autoridades.
Dirigido a todosos universitarios, a las autoridades de la Universidad Nacional y a la opinión pública en general, el documento señala que, a partir de la criminal agresión que se escenificó el pasado 22 de
septiembre en el plantel sur del CCH, la Universidad Nacional ha sido sometida a un clima de incertidumbre y miedo, que a su vez se ha vuelto terreno fértil para acciones y reacciones irracionales, vandálicas y “groseras provocaciones”.
El texto narra cómo los insultos y el maltrato que algunas autoridades han sufrido por parte de ciertos grupúsculos son síntomas a los que han seguido mensajes intimidatorios que se expanden en redes sociales, notas anónimas en baños y escaleras advirtiendo de bombas o agresiones, acciones que han difundido mayor incertidumbre y más acciones descabelladas o fallidas.
A tal respecto, la comunidad firmante aduce presenciar la presentación de pliegos petitorios que por una parte, plantean exigencias comprensibles para una mejor seguridad dentro de las instalaciones o la demanda de material de limpieza e higiene, punto desde el cual acusan haber notado “una escalada hacia la irracionalidad” como las “evaluaciones empáticas”, la destitución de profesores por supuestas ideologías y hasta el rompimiento de relaciones con Israel.
“Estamos ante un desfile de despropósitos sin cauce y sin solución institucional o legal”.
Esta situación, continúa la prosa, ha impedido los trabajos normales de comunidades completas, cerrando escuelas y facultades como Economía, Filosofía y Letras, Ciencias Políticas, la FES Zaragoza y el Centro Universitario de Morelia. Según sigue la denuncia, otras seis han sido declaradas en paro sin cerrar las instalaciones como Odontología, Psicología, Trabajo Social, Arquitectura, Veterinaria y el CCH Sur, al tiempo que se ha obligado a que escuelas y facultades recurran a clases sólo en línea como Contaduría, Medicina, Química y el campo cuatro de Cuautitlán. Además, grupos conformados por algunos estudiantes pero también por encapuchados violentos intentaron cerrar instalaciones en Derecho y otras facultades sin lograrlo, gracias a la oportuna reacción de las propias comunidades.
“Si bien es cierto que 35 planteles más han podido trabajar con normalidad esta situación de inestabilidad en casi una veintena de escuelas no puede minimizarse ni puede ocultar su gravedad”.
De ahí que los signatarios afirmen encontrar dentro de sus obligaciones como universitarios señalar públicamente que el “asedio a la UNAM resulta inaceptable e injustificable”. Y que además, la interrupción de los trabajos de estudio, enseñanza e investigación no puede ser determinada y cancelada por “pequeños grupos de muy escasa representación”.
En adición, el colectivo unamita aseveró que la defensa de las funciones encargadas a la UNAM es tarea de sus autoridades pero también y destacadamente, de sus comunidades académicas, estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores, por lo que lanzaron un llamado a la hechura de pronunciamientos públicos en contra “una situación violenta e irracional” y a exigir la devolución de las instalaciones que permanecen asediadas: “Convocamos a que las comunidades de escuelas y facultades afectadas sostengan en sus colegios, consejos y demás espacios de encuentro, una deliberación pronta para volver al trabajo con normalidad”.
Se propone también, en este tenor, que la comunidad considere como una opción, entre otras, las votaciones o referendos que dejen en claro la voluntad libre y mayoritaria de las y los universitarios.
Finalmente manifestaron que el amedrentamiento y asedio que vive hoy la universidad recuerda otros episodios del pasado que intentaron con provocaciones y violencia cancelar las labores y la gran obra cultural que encarna la UNAM.
“Como entonces, nuestra comunidad debe asumir la defensa de la institución, de su autonomía, de su libertad y de la razón”, sentenciaron.