
Todavía la era dorada de Acapulco, a finales de la década de 1970, lejos de la devastación por el narco y el huracán Otis, cuando el puerto albergó el máximo certamen de belleza en el mundo, Miss Universo, en un contexto de protestas feministas, espionaje por parte del Gobierno y amenazas de boicot contra Sudáfrica.
Pese a aquello, fue precisamente una concursante de ese país, Margaret Gardiner, la que se alzó con la corona ese año de 1978, sin importar que había llamados para evitar su participación, como una forma de presionar a la nación africana, inmersa todavía en el anacrónico apartheid, que dividía a la población blanca de la negra: a los primeros los colmaba de privilegios; a los segundos, los condenaba a la ignominia.
Aunque las autoridades mexicanas aseguraron que repudiaban dicha política racial sudafricana, permitieron la participación de la joven Gardiner, de entonces 18 años y originaria de Ciudad del Cabo, quien, de manera paradójica, obtuvo el reconocimiento como ganadora de manos de su predecesora, la trinitaria Janelle Commissiong, primera mujer de raza negra en ganar el certamen.
Esa no fue la única polémica que hubo en ese Miss Universo de 1978, el primero celebrado en México, donde el Gobierno federal, a través de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), investigó a las concursantes, además de espiar y boletinar a feministas, que criticaban la competencia y acusaban que era una forma de prostitución.
Hubo incluso la amenaza de una bomba en el Hotel Presidente, que tenía el objetivo de dinamitar el evento. El siniestro, sin embargo, nunca ocurrió.

Así fue el espionaje del Gobierno durante el Miss Universo de 1978
A partir de julio de 1978, mientras Acapulco se alistaba para recibir a las concursantes, la DFS armó expedientes de todas las personas relacionadas a Miss Universo, lo que incluía a funcionarios federales, burócratas del sector turismo, directivos del certamen, así como a Ernesto Soto Gabucio, presidente del comité de organización en México.
En los días posteriores, el Gobierno realizó un marcaje personal de todas las misses, provenientes de distintas partes del mundo, que participaron en el concurso, desde Aruba, Malta y Suecia, hasta Chile y Estados Unidos: la agencia de inteligencia vigilaba su aterrizaje en el país, su lugar de procedencia, además de registrar su hospedaje (la mayoría de ellas en el hotel Camino Real) y seguirlas, sin que ellas lo supieran, en sus actividades turísticas.
La propia Alba Margarita Cervera, representante de México en aquella competencia, que se llevó a cabo el 24 de julio, fue espiada por la DFS.

Mas esa agencia de espionaje no sólo se encargó de vigilar a las mujeres participantes en el Miss Universo de 1978, sino que también abrió expedientes de feministas y estudiantes universitarias que fueron críticas con el certamen.
Entre los colectivos que fueron vigilados por la DFS en el contexto del concurso de belleza destacó la Coalición de Mujeres Feministas, cuyo centro de operaciones estaba en la colonia Juárez de la Ciudad de México, que realizó diversas acciones, en conjunto con el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana y alumnas de esa casa de estudios, para protestar contra el evento.
“Utilizan a la mujer como mercancía”, alegaba la propaganda de los referidos grupos feministas.
Dentro del referido colectivo, la mujer que recibió el mayor espionaje por parte de la agencia de inteligencia del Estado mexicano fue Esperanza Brito, lideresa de la Coalición de Mujeres Feministas, quien aseguró que las participantes del Miss Universo de 1978 fueron prostituidas en el hotel Camino Real tras un desfile.
“Al finalizar éste (el desfile), el Maestro de Ceremonias les indicó a los ahí reunidos que podrían bailar con las participantes, por lo que se comprueba que son utilizadas como ‘ficheras prostitutas’ de políticos”, señaló Brito, de acuerdo al expediente 30-124-78 de la DFS.

Investigaron amenaza de bomba en el Miss Universo de 1978
La Dirección Federal de Seguridad (DFS) no sólo espió e investigó a colectivos feministas y a las participantes y directivos de Miss Universo, también abrió expedientes por posibles amenazas de bomba durante el concurso.
El 6 de julio de 1978, recepcionistas del Hotel Presidente de Chapultepec, recibieron una llamada anónima en donde se preguntó si en ese recinto se llevaría a cabo el concurso Miss Universo 1978.
Al dársele una respuesta negativa, el sujeto de la voz amenazó textualmente que a las 11:35 horas de ese día, estallaría una bomba al interior del hotel. Sin embargo, al final no se registró ningún incidente, según el expediente 38-0-78 de la DFS.
Fue así que el principal certamen de belleza en el mundo, el Miss Universo de 1978, aconteció en medio de un ambiente enrarecido, entre amenazas, protestas feministas y el espionaje a las jóvenes, provenientes de todo el mundo, que participaron en el evento en Acapulco.