CDMX — Las mujeres en el espacio urbano son quienes sostiene la economía, pese a ser el sector de la población dominante en todo el país, con 51.7 por ciento en total -según datos del Inegi de 2023-, pero al que se le rezaga en salarios y otras desigualdades, expuso el diputado morenista Francisco Javier Sánchez Cervantes.
Durante el foro Mujer, pilar de la economía mexicana, realizado en el marco de los 16 días de activismo contra la violencia de género, el legislador por Iztacalco, sostuvo que es importante reconocer los derechos de las mujeres, lo que implica una reivindicación y visibilización de este sector en el campo económico, que es muy activo y partícipe.
“Hablar sobre la importancia de las mujeres en la economía mexicana implica reconocer y validar para no olvidar sus aportaciones, para que nunca más se les nieguen sus derechos, como el del acceso a la igualdad sustantiva y a un salario justo e igualitario, el respeto a la igualdad de condiciones y a la inclusión”.
Sánchez Cervantes resaltó dato del Inegi 2023, que arrojan que en México residían cerca de siete millones de mujeres que representaban el 51.7 por ciento de la población total y el 43.6 por ciento del total del personal ocupado.
Y esto deriva en conjeturas: más de la mitad de la población, es decir, las mujeres, no representa la mitad de la economía. Esto es la primera prueba numérica de la desigualdad.
“Pese a lo anterior, se registró que en los últimos cinco años las mujeres aumentaron su participación en las actividades económicas, en 2018 representaba el 41.3 por ciento del total del personal ocupado y 43.6 por ciento”, enfatizó
El diputado también resaltó que en el periodo 2022 a 2023 las mujeres participaron en forma determinante en el sector comercio, en el cual representaron cerca de 50 por ciento del personal ocupado, además en los servicios privados no financieros, con un promedio de 47.6 por ciento.
En las industrias manufactureras constituyeron más de la tercera parte del personal ocupado. En tanto que su participación fue menor en los sectores construcción y transportes, correos y almacenamiento, con promedios del 15.8 por ciento y 21.9 por ciento, respectivamente.
“La lucha por los derechos de las mujeres es tan antigua como la historia misma; las aportaciones de las mujeres a la economía, en el trabajo, en la sociedad y en la historia, siempre se les había arrebatado o negado.
A este foro acudieron abogadas y activistas que también aportaron datos muy duros del rol de las mujeres, con jornadas dobles de trabajo, así como el uso de su tiempo. Son cifras que representan un balde de agua fría.
Carol Luna, coordinadora de la Unión Campesina Democrática (UCD) en Iztapalapa, expuso que el país no puede continuar con la apuesta de crecer con el cansancio de las mujeres, por lo que se requiere un pacto para cuidar de ellas, aseguró.
La abogada mencionó que las mujeres constituyen el pilar de la economía mexicana, porque sostienen con su trabajo visible e invisible el funcionamiento de la vida social, económica y productiva del país.
“Y no es una frase idealista, es un dato económico. Según el Inegi, el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, que realizan principalmente las mujeres, aportó en 2024 el equivalente a 23.9 por ciento del Producto Interno Bruto nacional, más que cualquiera de los otros sectores industriales estratégicos y de este valor, 72 por ciento lo generan las mujeres”, mencionó la estudiante de maestría en derecho.
Dijo que para tener un panorama de la realidad, los ejes de este foro son la economía feminista, que consiste en poner la vida en el centro, es decir que ésta no se sostiene sola, requiere de cuerpos, tiempos y territorios y en México esos cuerpos son principalmente los de las mujeres.
“Las mujeres urbanas sostienen la vida en jornadas dobles y triples, las mujeres rurales sostienen la vida y además la tierra, las mujeres indígenas sostienen la reproducción comunitaria, la memoria y la organización del territorio. El capitalismo sólo es posible porque existe un trabajo de cuidados no remunerado que no se contabiliza, no se paga y no se reconoce. Ese es el piso invisible sobre el que se levanta la economía de mercado”.
El segundo es el feminismo interseccional para reconocer que no existe una única forma de ser mujer y entender que género, clase, etnia, territorio y edad se entrecruzan para crear desigualdades distintas que requieren políticas públicas específicas.
“No podemos hablar de mujeres como si todas partiéramos del mismo lugar o del mismo punto, la realidad de una mujer universitaria de la ciudad no es la misma que la de una mujer indígena, una mujer rural, una mujer migrante o una mujer que vive violencia.
“Por eso es fundamental reconocer que en México las mujeres rurales tienen menor acceso a salud y a financiamiento. Las mujeres urbanas de la periferia enfrentamos jornadas de traslado, inseguridad y precariedad. Las mujeres jóvenes cargamos con expectativas de productividad sin que se resuelvan las desigualdades heredadas”, argumentó.
Carol Luna apuntó que el tercer eje se refiere al uso del tiempo con perspectiva de género, el derecho al descanso y la salud de las mujeres. “La Encuesta Nacional de Usos del Tiempo del 2024 señala que las mujeres realizamos más del 60 por ciento del trabajo total en el hogar, sumado al trabajo remunerado muchas mujeres laboran más de 60 horas a la semana. Eso significa menos ingreso propio, menos autonomía, menos tiempo de estudio, menos posibilidades de participación política y sobre todo menos descanso y menos salud”.
La abogada comentó que el cuarto eje es respecto al presupuesto y políticas públicas hacia un sistema de corresponsabilidad, ya que, para transformar esta realidad, se requiere, más que reconocimiento, recursos, programas y leyes que entiendan que el trabajo de cuidados debe ser corresponsable.
Laura Olivia Saavedra Márquez, especialista en procuración de justicia, señaló la necesidad de impulsar a todos aquellos que quieren emprender un negocio para que se conviertan en parte fundamental para el mejoramiento de la economía, no sólo de la persona, de su familia, sino también de todo el país.
“El que crezca nuestra economía no sólo se logra fomentando el empleo, el bienestar social y económico de cada uno de las participantes en la micro, pequeña y mediana empresa, sino que conlleva incentivar principalmente a las mujeres, a los jóvenes, a los grupos vulnerables que se desarrollan en todo nuestro territorio nacional y capacitarlos a través de la impartición de cursos, talleres y metodologías”, dijo.
Laura Rodríguez, abogada y especialista en procuración de justicia expuso que hay una población de mujeres muy olvidada, estigmatizada, señalada y relegada y son aquellas que se encuentran privadas de su libertad en algún centro de reinserción social.
“Antes de hacernos juicios, prejuicios y señalamientos, me gustaría enfatizar en que lo veamos desde un punto objetivo, ecuánime, sin prejuicios, pero sobre todo sin juzgar. A nadie nos corresponde juzgar a ninguna de las personas que están privadas de su libertad, eso ya lo hizo un juez, pero es preciso generar reflexión y conciencia sobre el papel y las responsabilidades que tenemos como sociedad en lograr una efectiva reinserción social”, manifestó.
Además, dijo, hay muchas mujeres que son inocentes y se encuentran privadas de su libertad, y otras, derivado de las acciones de su pareja sentimental, por eso hay que cuestionar la ética académica y laboral con la que se está formando a las y los profesionistas en derecho para la defensa de todas las personas.
“¿Se debe a los sistemas corrompidos en el que se paga más es el que tiene más razón? Si la respuesta es sí, entonces nuestro sistema de justicia es deficiente y carente de toda razón de serlo, pues no está obedeciendo a la impartición ciega de la justicia”, comentó.
Durante este evento se realizó la instalación del Consejo Femenil, integrado por mujeres emprendedoras de distintos ámbitos y disciplinas.