
Las enfermedades cardiovasculares se han convertido en la primera causa de muertes en el país, y tan sólo en el primer semestre del año pasado, murieron por esta causa poco más de 105 mil personas, es decir, que cada 2 minutos con 27 segundos una persona pierde la vida por esta causa.
La situación no es menor, indicó la doctora Alexandra Arias, médica especialista en Cardiología Clínica del Centro Médico ABC, si se toma en cuenta que a nivel nacional durante todo el 2021, murieron cerca de 220 mil personas por enfermedades cardiovasculares, de ellas, 177 mil fue por infarto al miocardio, lo relevante de estas cifras, es que se trata de un trastorno que es prevenible si se logran controlar factores de riesgo como: tabaquismo, presión arterial alta, niveles elevados de colesterol y una diabetes no controlada.
“Los padecimientos del corazón están determinados genéticamente y tienen una progresión muy lenta, por lo que es importante controlar niveles de colesterol, presión arterial y diabetes, si se padece”, así como evitar, reiteró, el tabaquismo, íntimamente relacionado con complicaciones coronarias a cualquier edad y que puede ocasionar desenlaces fatales.
La especialista explicó que, cuando la sangre contiene demasiadas lipoproteínas de baja densidad LDL, también conocido como “colesterol malo”, éstas comienzan a acumularse sobre las paredes de las arterias formando una placa e iniciando así el proceso de la enfermedad denominada aterosclerosis, y “cuando se acumula placa en las arterias coronarias que irrigan el corazón, existe un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón”.
Asimismo, abundó, afecciones cardiacas, como arterias estrechas y presión arterial alta, progresivamente dejan el corazón demasiado débil o rígido como para llenarse y bombear sangre de manera apropiada dando paso a la insuficiencia cardíaca, trastorno que afecta alrededor de 64 millones de personas en todo el mundo.
Al respecto, el doctor Efraín Gaxiola, director del Centro Especializado en Terapia Endovascular (CETEN) y presidente electo de la Sociedad Mexicana de Cardiología indicó que cuando esto ocurre, puede suceder que el individuo experimenta dificultad para respirar con la actividad física o al acostarse, fatiga y debilidad generalizada, hinchazón en piernas, tobillos y pies, latidos cardíacos rápidos o irregulares o capacidad reducida para hacer ejercicio, llegando al grado, de que en algunos casos, el paciente puede necesitar un trasplante de corazón o un dispositivo para ayudar al corazón a bombear sangre.
La enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECVA) es la principal causa de morbilidad y mortalidad de las enfermedades cardiovasculares, la cual, en el caso específico de los países donde los ingresos son medios o bajos, como ocurre en México, se ha reportado una disminución en la expectativa de vida de siete años en estos países debido a estas enfermedades.
Asimismo, el doctor Diego Araiza, cardiólogo en el Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”, destacó que con base en datos de la encuesta ENSANUT 2018-2019, el 30.4% de los adultos tenían niveles de colesterol LDL “malo” por encima de lo recomendado, y conforme a lo establecido en guías internacionales de tratamiento, la reducción de este tipo de colesterol es el principal objetivo terapéutico para disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular, siendo un factor fácilmente modificable siempre y cuando reciba la terapia adecuada.
Y es que, pese a que hay fármacos eficaces para reducir el colesterol malo, lo cierto es que más de 75% de los pacientes con ECVA no logran sus objetivos de tratamiento, por lo que hoy ya se cuenta con la primera inyección contra la enfermedad ateroesclerótica, como complemento de las estatinas, que pertenece a una nueva clase de medicamentos llamados ARN de interferencia pequeño y cuando estas ingresan a las células del hígado, aumenta la capacidad para eliminar el colesterol LDL del torrente sanguíneo.
Esta nueva inyección, es de fácil tratamiento, ya que solo requiere dos aplicaciones al año para ofrecer una reducción efectiva y sostenida de este colesterol malo, lo cual significa una importante disminución en el impacto de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica en mortalidad prematura, deterioro de la calidad de vida y los costos de atención de sus complicaciones.
Resaltó que adicional a esto, es necesario que los pacientes hagan un cambio en su estilo de vida, con alimentación saludable, evitar el tabaco, la práctica de alguna actividad física diaria y mantenerse en un peso adecuado.
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