Con éxito, médicos del ISSSTE corrigen malformación craneal compleja en neonata prematura
Tras cinco meses de hospitalización, 13 horas de quirófano y 2 meses en terapia intensiva, la pequeña luce sonriente y con buen desarrollo neurológico
reto médico
Especialistas en cirugía multidisciplinaria del Centro Médico Nacional “20 de noviembre” del ISSSTE lograron corregir malformación craneofacial denominada “encefalocele fronto naso etmoidal”, en una pequeña bebé prematura de dos meses.
Este fue un verdadero hallazgo por parte de los especialistas, ya que dicha alteración es la más grande y compleja de su tipo que ha sido atendida en dicho nosocomio en los últimos 40 años, y permitió salvar la vida de la menor, luego de 13 horas de intervención quirúrgica.
Con una prevalencia a nivel mundial, de uno por cada 25 a 30 mil nacidos en el mundo, Juan Adrián May Mex, padre de la menor, reconoció que el caso de su hija “es un milagro médico. En estos cinco meses en los cuales nuestra niña estuvo en el hospital, los doctores y las enfermeras pasaron a ser parte de nuestra familia”, al tiempo que agradeció a todo el equipo médico que los atendieron.
La directora del nosocomio, Martha Alvarado Ibarra, resaltó el gran trabajo del equipo multidisciplinario que participó en la atención a la pequeña Paloma Alhelí, originaria de Mérida, Yucatán.
Advirtió que los médicos que lograron cambiar la vida de la menor fueron el neurocirujano pediatra, Ricardo Valdez Orduño; anestesiólogo pediatra, Juan Carlos Torres Carrillo; cirujana maxilofacial, Laura Leticia Pacheco Ruiz; cirujano plástico, Daniel Reyes Cureño y neonatólogo de terapias intermedia e intensiva neonatal, Manuel Cázares Ortiz.
Después de la larga intervención quirúrgica, la pequeña Paloma Alhelí, tuvo que permanecer hospitalizada sus primeros cinco meses bajo tratamiento médico, primero en el Hospital Regional de Mérida, donde nació, y posteriormente en este CMN “20 de Noviembre”, seguimiento médico que ha permitido, que hoy a sus ocho meses luzca sonriente, inquieta y juguetona, en brazos de sus padres, señaló.
Un mes de planeación antes de la operación
El neurocirujano pediatra, Valdez Orduño, líder del equipo de tratamiento quirúrgico, explicó: “Tras un mes de planeación, el 17 de mayo se realizó la cirugía, para quitar la bolsa de extensión mayor a la cabeza de la bebé, que contenía tejido cerebral no funcional”.
“El reto más importante fue hacer correctamente el cierre del defecto craneal para evitar que se siguiera saliendo tejido cerebral y sus componentes, o líquido cefalorraquídeo, con riesgo de complicaciones como formación de fístulas, infección e incluso la muerte”.
Es importante mencionar que el tamaño del defecto ameritó hacer una transposición del hueso hacia la base del cráneo para sostener el cerebro, detalló.
El neonatólogo Manuel Cázares Ortiz, a cargo del cuidado de la paciente en terapia intensiva, donde permaneció dos meses, reconoció que cuando la menor llegó al “20 de noviembre”, no sabían si sería posible encontrar un tratamiento, por la malformación tan grande, y se pudiera encontrar un tratamiento quirúrgico viable.
La cirujana maxilofacial, Laura Leticia Pacheco, explicó que, ante el delicado caso —y convocados por el médico Valdez Orduño— solicitaron un modelo 3D para identificar la extensión de la malformación y todas las estructuras óseas craneales afectadas o ausentes, lo cual ayudó a planear cuidadosamente el procedimiento quirúrgico y solicitar insumos especiales para llevarlo a cabo.
“Se decidió tomar un injerto de hueso parietal para posicionarlo en la base del cráneo. Como se planificó, el hueso frontal retirado se segmentó en tres fragmentos, dos laterales y uno medial, el cual movilizamos inferiormente para cerrar el defecto nasal, ya que ella no tenía estructuras nasales y con esto las conformamos.”
El cirujano plástico, Daniel Reyes Cureño hizo la reconstrucción de los tejidos blandos. “Fue una operación para la cobertura del defecto basada en la movilización de colgajos locales, con muy buen resultado; aunque implicó el cierre de una herida muy amplia, la cicatrización ha sido muy buena y actualmente es poco perceptible”.
A su vez, el anestesiólogo pediatra, Juan Carlos Torres Carrillo, reconoció el reto por riesgos asociados a una bebé prematura con malformación compleja, lo que obligó a un extremo cuidado para asegurar que respirara toda la cirugía y proteger órganos vitales y pulmón, asegurando mejor pronóstico posquirúrgico, además de cuidar que no sintiera dolor en 13 horas de intervención múltiple.