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Nada que ocultar en mi regreso a la UNAM, señala Ciro Murayama

El consejero que fue brazo derecho de Lorenzo Córdova en el INE informa que nunca dejó de dar clases en Economía y que ha tomado su cartera de profesor, la misma de siempre, sin recibir un favor de por medio

El canciller Marcelo Ebrard da un discurso.
Archivo Archivo (La Crónica de Hoy)

Ciro Murayama hizo pública una misiva en la que señala que en los últimos días ha recibido ataques a través de diferentes medios de información por su reincorporación a la vida universitaria en la Máxima Casa de Estudios. 

Murayama indica que dicho atque también daña a la UNAM; en donde de hecho él se formó y formaba parte de la plantilla docente antes de sus activivdades en el órgano electoral.

En efecto, voces radicalizadas al interior y fuera de la UNAM han señalado su inconformidad con que el exconsejero electoral dé clases allí, en manifestaciones llenas de intolerancia, poco representativas de lo que vive la Universidad Nacional como norma.

En los últimos días, distintos medios y voces han tratado de desvirtuar mi reincorporación como profesor a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, con ello, han intentado dañar también el prestigio de nuestra máxima casa de estudios. Sobre todo esto último me parece inaceptable, por lo que es necesario responder de manera clara y puntual.

Antes de ser designado consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), un servidor contaba con una antigüedad académica ininterrumpida de 17 años en la Facultad de Economía de la UNAM y de más de seis años como profesor de tiempo completo. Cuando en abril de 2014 inició mi licencia sin goce de sueldo en la UNAM para desempeñarme en el INE, mi nombramiento académico era de profesor de tiempo completo titular A, definitivo, con nivel de estímulos PRIDE “D”.

Regresé a la UNAM en abril de 2023 exactamente a la misma plaza, misma categoría y mismo nivel, con la antigüedad previa acumulada. Así que es falso que, a mi vuelta, la UNAM me haya concedido algún nivel, categoría o estímulo que no tuviera desde antes y que no hubiera obtenido a través de las evaluaciones ante órganos colegiados que la normatividad universitaria establece para todos los académicos.

Por cierto, lo mismo ocurre en el Sistema Nacional de Investigadores del CONAHCYT: desde el pasado abril se reactivó mi nombramiento y estímulo como Investigador Nacional nivel 1, el mismo que tenía al momento de ser designado consejero del INE. Sería ridículo, pero no imposible, que mis detractores ahora pretendan señalar que también manejo a las autoridades del CONAHCYT.

Se me busca difamar al decir que, sin cumplir requisitos, solicité un año sabático. De nuevo es falso: la plaza de profesor de tiempo completo que gané por concurso de oposición abierto la ocupo desde el 1° de agosto de 2007 y fui designado consejero del INE en abril de 2014. Ergo, se trata de seis años y ocho meses ininterrumpidos. Los seis años para solicitar el sabático los acumulé antes de irme al INE. Esa antigüedad acreditada no se borra por el capricho de nadie.

Parecería innecesario decirlo pero, ante la ignorancia y mala fe que abundan en ciertos medios, más vale subrayarlo: en el mundo entero, los académicos de tiempo completo que cada siete años deciden ejercer un sabático no se van de vacaciones. Siguen produciendo para su institución desde otra entidad académica. En mi caso, presenté el proyecto de investigación “México: democracia, demografía y economía en el siglo XXI”, que pienso desarrollar durante dos semestres y que, confío, dará lugar a mi próximo libro académico.

Se ha acusado, con ausencia de escrúpulos y de apego a la verdad, que mi situación en la UNAM se explica por favores hacia mi persona del rector Enrique Graue. Se trata del enésimo intento de dañar a quien dirige a la UNAM y defiende su autonomía e integridad académica. Ese intento se basa en una absurda mentira: la plaza que ocupo, la antigüedad en la misma, el nivel de estímulos que me otorga la UNAM, todo ello, se me concedió antes de que el doctor Graue fuera rector. Y los sabáticos se solicitan ante el respectivo Consejo Técnico, del que el señor rector no forma parte.

Una última fuente de ataques señala que llevo una década ausente de la UNAM. No es así. La Constitución mexicana, con tino, dice (art. 41) que los consejeros del INE no pueden tener otro cargo o ingreso, pero que pueden realizar actividades académicas no remuneradas. Fue mi caso:

1. No dejé de dar clases de forma presencial en las aulas o, cuando la pandemia así lo obligó, en la modalidad virtual. Entre 2014 y 2023, en todos los semestres de inicio de año escolar, impartí un curso de Introducción a la Teoría Económica a las generaciones recién llegadas a la Facultad. Tengo el orgullo de, aun siendo consejero del INE, haber contribuido directamente a la formación de más de tres centenas de futuros economistas.

2. Seguí dirigiendo tesis de licenciatura, maestría y doctorado que fueron debidamente concluidas. Afirmo, y lo demuestro donde haga falta, que mis alumnas y alumnos sí elaboraron tesis originales.

3. Mientras fui consejero del INE, también seguí publicando como universitario. En la propia UNAM publiqué un libro como coautor principal y coordiné dos libros más. Publiqué capítulos de mi autoría en cinco libros coordinados por otros colegas universitarios, también bajo el sello de la UNAM. En otras casas editoriales, escribí dos libros como autor único y uno más de divulgación como coautor. Ahí están las bibliotecas para quién tenga interés.

Seguí siendo parte activa de la comunidad universitaria los nueve años que en que estuve en el INE. Esos años no cobré en la UNAM, pero con orgullo trabajé para ella. Todo se puede documentar. No tengo nada que ocultar. Quienes hoy me atacan, eran los que también solían incomodarse por la energía que deposité a mi labor en el INE y en la defensa de su autonomía.

Ahora de regreso pleno a la UNAM, seguiré participando con ahínco en las tareas de docencia, investigación y difusión de la cultura. Como ciudadano, seguiré tomando parte del debate público siempre que lo estime necesario.

Atentamente

Dr. Ciro Murayama Rendón

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