
La justicia alemana descartó ayer que el destituido presidente catalán Carles Puigdemont cometiera un delito de rebelión contra el estado español durante el proceso de independencia catalán de este pasado otoño, delito por el que la justicia española exigía su extradición para juzgarle. Un delito que en España se castiga con entre 15 y 30 años de cárcel.
Con esta decisión, la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein autorizó poner en libertad a Puigdemont, arrestado en este land alemán el pasado 25 de marzo, eso sí, previo pago de una fianza de 75 mil euros.
El exmandatario catalán no podrá salir de Alemania, puesto que le retiraron el pasaporte, porque mientras esté en libertad bajo fianza la justicia germana estudiará ahora si procede extraditarle a España pero por un delito de malversación de fondos.
Los jueces alemanes descartaron de este modo apoyar a la fiscalía del land, que había secundado las exigencias de la petición que cursó la justicia española, que pedía mantener a Puigdemont encarcelado por un supuesto riesgo de fuga. Descartando el delito de rebelión, el tribunal rebaja el riesgo de fuga, pero por si acaso, por eso le retira el pasaporte.
Según apunta, “por motivos jurídicos” no puede contemplarse una extradición por rebelión de acuerdo con el Código Penal español, ya que “los actos que se le imputan no serían punibles en Alemania” según el código penal del país. El delito que podría ser equiparable en Alemania, el de “alta traición”, no puede aplicarse al no cumplirse el requisito de la violencia.
La Audiencia alude ahí al precedente de una sentencia del Supremo alemán, que determinó que “no basta con que se amenace con ella o que se use” para inducir a los órganos del estado a actuar del modo deseado, sino que es necesario que esa violencia tenga la capacidad de “doblegar la voluntad de los órganos constitucionales”. “Este no es el caso”, remacha la audiencia.
Tras conocer la decisión judicial el expresidente catalán publicó un mensaje en las redes sociales en el que celebraba la noticia: “Nos vemos mañana. ¡Muchas gracias a todos!”.
El líder separatista escapó a Bélgica, y el juez español encargado del caso, Pablo Llarena, emitió una orden de captura internacional, que luego retiró. Así, Puigdemont permaneció meses en el país e incluso realizó diversos viajes a otros países europeos para demostrar que tenía libertad de movimientos.
Durante su último viaje, a Finlandia, Llarena retomó la orden de captura, tras la que fue detenido en Alemania, cuando todo el mundo daba por hecho que regresaría a Bélgica con el objetivo de tratar de esquivar la extradición.
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