Opinión

El deber de oponerse

El deber de oponerse

El deber de oponerse

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En este contexto, la “cuarta transformación” adoptó decididamente los rasgos de un sistema personalista y antidemocrático. Sus puntos de vista se expresan en blanco y negro, sin matices, para dividir al universo político entre amigos y enemigos. Sus iniciativas resultan autoritarias por el modo como decide mantener caprichosamente diferentes proyectos de infraestructura que resultan onerosos para la sociedad en tiempos de pandemia. Por si fuera poco, los rencores ideológicos que caracterizan su discurso le impiden gobernar para todos y se convierten automáticamente en los postulados de un régimen político que confronta a su propia sociedad.

En su trascendental obra: El Poder, el pensador italiano Guglielmo Ferrero afirma que el principio de la soberanía popular se inspira en la forma en que los representantes -a quienes el pueblo delega sus poderes con el fin de promulgar o aplicar las leyes- son designados a través de elecciones libres siguiendo la regla de la mayoría. Esto significa que: “a la voluntad más numerosa le corresponde en exclusiva el derecho a mandar, mientras que a la menos numerosa, a la minoría, le pertenece, también en exclusiva, el deber de oponerse, de hablar, de escribir libremente para convencer a la mayoría de que se equivoca, y para lo que es aún más importante, devenir en su día mayoría capaz de formar gobierno y, sobre todo, preparada para asumir sobre sus hombros la dirección política de la nación”. Agrega que el derecho de oposición de la minoría representa el principio de legitimidad más importante de cualquier sistema político.

Al respecto, conviene recordar que en las pasadas elecciones presidenciales López Obrador obtuvo 30.1 millones de votos representativos del 53% de la votación efectiva, pero que la oposición en su conjunto obtuvo 26.3 millones de votos –incluidos los 1.6 millones de sufragios nulos de quienes no se sintieron representados por ninguna alternativa pero que participaron en el proceso- para abarcar un gran total del 47% de quienes votaron. Frente al tsunami lopezobradorista la oposición no desapareció, simplemente se eclipsó momentáneamente.

Ha llegado la hora de promover cambios de fondo en la relación oposición-mayoría. México requiere desarrollar un modelo de oposición competitiva entendido como una antítesis del gobierno, con el objetivo explícito de atribuir responsabilidad a la función de la representación política. Es necesaria una forma de oposición disciplinada, organizada, regular y continua que restablezca una relación directa y visible con la oposición legislativa y la opinión pública. Esta fuerza opositora debe tener un sentido estratégico y no solamente coyuntural.

En la teoría y la ciencia política tal modelo de acción está representado por el gobierno sombra o el gabinete espejo, que tiene la doble función de desarrollar un crítica sistemática a la acción del gobierno y de construir una alternativa política democrática, coherente y constructiva.

isidroh.cisneros@gmail.com
Twitter: @isidrohcisneros
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