
En las calles de República de Perú, República de Bolivia, República de Colombia y República de Brasil, en el Centro Histórico, todo conductor que requiera estacionar su vehículo tendrá que pagar 50 pesos, ya sea sólo por cinco minutos o por 10 horas.
Los viene-viene que ofrecen el servicio le garantizan que su vehículo no será arrastrado por la grúa o no se le colocará un inmovilizador (araña), gracias a “que todos aquí somos amigos”; es decir que hay contubernio con las autoridades de Tránsito, quienes permiten la privatización del espacio público a cambio de dinero.
Crónica realizó un recorrido por dicha zona del Primer Cuadro de la ciudad durante dos días seguidos y observó que en menos de una hora, ya sea por la mañana, tarde o noche, llegan hasta 15 automovilistas a estacionar sus unidades y encargárselas a los viene-viene.
Y también confirmó que durante todo el día no se apareció ninguna grúa o carrito con arañas para infraccionar o sancionar a los automovilistas, quienes aparcan sus autos en lugares prohibidos.
Esto, pese a que en los postes del alumbrado público hay discos de no estacionarse que avisa a los automovilistas que podrían ser sancionados si se estacionan ahí.
Al preguntarle a Víctor, uno de los franeleros que operan sobre la calle de República de Perú, si era posible estacionar un vehículo en el sector que el cuidaba, de inmediato nos informó que no se podía aparcar en la zona; no obstante, segundos después, presumió que él conseguía lugar para dejar el automóvil.
“En un lugar seguro hermano”, nos dijo el señor de no más de 50 años, de complexión delgada y que todos los días está sentado en una silla en pleno arroyo vehicular.
—¿Es seguro?
—Claro, todos aquí somos amigos.
—¿Y las grúas?
—Tenemos arreglo con ellos, usted haga sus cosas tranquilo, que yo le cuido su cochecito.
Incluso, como para dar más confianza prometió: “Sí se lo llevan, yo le pago el corralón”.
COMODIDAD. A pesar de que en los alrededores hay varios estacionamientos públicos, los conductores siguen optando por colocar sus automóviles sobre las calles, a pesar de que en ocasiones es más caro pagar a un viene-viene por un tiempo reducido que en un sitio de estacionamiento.
Sobre República de Brasil hay múltiples discos que prohíben estacionarse en la arteria, pero hay camiones parados que tapan los letreros y hacen caso omiso a las indicaciones, e incluso una patrulla de la policía de investigación de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México usa esta calle para aparcar.
En un espacio de 200 metros hay aproximadamente 10 franeleros cuidando la zona, algunos sentados en sillas a la mitad de la calle y todos listos para que ningún conductor se escape de la tarifa de 50 pesos por tiempo libre.
Sobre República de Perú, además de carros estacionados, hay puestos ambulantes que quitan un carril mas a la circulación.
El Artículo 11 del Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México, en su apartado IV, establece que se prohíbe a los conductores de todo tipo de vehículos “detenerse en sitios donde exista señalamiento restrictivo que así lo indique”.
El conductor que infrinja dicho artículo se hará acreedor a una multa equivalente: de entre 754 a 1500 pesos y tres puntos de penalización en licencia.
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