Cultura

Jaime Torres Bodet, un impulsor de la política educativa y cultural de México

Semblanza. El libro Jaime Torres Bodet. Iconografía es una biografía en imágenes del poeta, diplomático y secretario de educación, que además fue el organizador de la primera Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería, impulsor de museos nacionales y fundador de revistas

Presidente ecuatoriano Galo Plaza Lasso conversa con un grupo de estudiantes universitarias en 1949
Presidente ecuatoriano Galo Plaza Lasso conversa con un grupo de estudiantes universitarias en 1949 Presidente ecuatoriano Galo Plaza Lasso conversa con un grupo de estudiantes universitarias en 1949 (La Crónica de Hoy)

Jaime Torres Bodet (Ciudad de México, 1902-1974) es el pensador mexicano poco recordado más allá de su servicio público, sin embargo, fue el organizador de la primera Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería, fue el impulsor de museos nacionales y junto con Carlos Pellicer, Salvador Novo y Enrique González Rojo creó revistas como Contemporáneos y Falange. Ahora, la vida de este escritor es contada a través de 125 imágenes en el libro Jaime Torres Bodet. Iconografía.

Las fotografías que se reúnen en la publicación editada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y analizadas por Francisco Montellano, provienen de archivos del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Fototeca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Archivo General de la Nación (AGN).

“A través del texto e imágenes queremos acercar una de las grandes figuras del siglo XX. Jaime Torres Bodet fue hijo de mamá peruana con origen francés y de papá español. Ambos llegaron a establecerse en el centro de la Ciudad de México en 1902. La mamá asumió la educación de Jaime durante los primeros años, después él ingresó la Escuela Nacional Preparatoria en San Ildefonso”, destaca la autora, Adriana Konzevik.

En la preparatoria, Jaime se vinculó con un grupo de intelectuales que después serían grandes poetas y escritores como Salvador Novo, Javier Villaurrutia, Carlos Pellicer y Enrique González Rojo.

“Con ellos pasó su tiempo y con el apoyo intelectual de algunos maestros empezaron a generar revistas. En ese momento el país estaba terminando el proceso de la Revolución y este grupo de jóvenes intelectuales miraron hacia fuera, tuvieron claridad sobre la enorme desigualdad económica y social del país pero estuvieron muy atentos a lo que pasaba en América Latina y Europa”, señala la autora.

Desde finales de 1922 y con el patrocinio de Vasconcelos, añade, Jaime Torres Bodet y Bernardo Ortiz de Montellano dieron vida a La Falange, revista vanguardista de cultura que sólo tuvo siete números y en los que participaron Alfonso Reyes, Gabriela Mistral, Ramón López Velarde, Manuel Toussaint, Diego Rivera, Roberto Montenegro, Adolfo Best Maugard, Carlos Mérida y Miguel Covarrubias.

Otras revistas que impulsó Torres Bodet fueron: El libro y el Pueblo y Lecturas clásicas para niños, en la que escribió la poeta chilena Gabriela Mistral y el crítico literario mexicano Francisco Monterde.

Fue en esa época cuando el joven escritor hizo reseñas de cine que firmó como Celuloide en Revista de Revistas, además de enviar colaboraciones a publicaciones como Antena, Forma, Ulises y Sagitario,

Jaime Torres Bodet también fue escritor y traductor, comenta Adriana Konzevik; sobre la producción de su propia obra destacan las novelas La educación sentimental (1929) y Proserpina rescatada (1931), además el poemario Destierro (1930).

“Ya desde las tertulias de 1918, organizadas por Enrique González Martínez, Torres Bodet se había acercado a Gide, quien sería el Premio Nobel de Literatura en 1947. Aunque le parecía que su lectura era un riesgo para los jóvenes, en 1920 tradujo y prologó la edición en español de Los límites del arte y algunas reflexiones de moral y literatura”, destaca la autora.

“A sus 20 años, el entonces rector José Vasconcelos lo invitó a colaborar como su secretario particular; cuando Vasconcelos pasó de rector de la UNAM a Secretario de Educación Pública, Torres Bodet lo siguió y se impresionó con la impaciencia y locura creadora de Vasconcelos; vio las condiciones del país y participó en el diseño de algunas políticas fundamentales de alfabetización”, señala Adriana Konzevik.

En el libro Jaime Torres Bodet. Iconografía se aprecian fotos de Torres Bodet visitando centros de alfabetización, imágenes capturadas por el propio escritor de mujeres indígenas recibiendo libros y cómo fue la implementación de la Campaña Nacional contra el Analfabetismo en la que los indígenas monolingües recibieron primero instrucción en su lengua materna.

“Al poco tiempo, Jaime se hizo cargo de la Dirección General de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública (SEP), creó todo un esquema para las bibliotecas públicas del país con libros generales y también con bibliotecas pensadas en función del público que tendrían. Creó colecciones medulares de literatura e invitó a participar en ellas a Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Gabriela Mistral y a los pintores de ese momento”, precisa Konzevik.

En las librerías públicas, añade la autora, multiplicó el número de libros y llenó los estantes escolares del país con autores como Cervantes, Balzac, Víctor Hugo, Descartes, Pascal, Rousseau y Romain Rolland. “Creó bibliotecas especiales con base en las condiciones de los posibles usuarios y organizó centros de lectura en zonas rurales, así como la Primera Feria del Libro en el Palacio de Minería”.

Torres Bodet también pasó muchos años en el servicio exterior mexicano, estuvo en Bruselas durante la Segunda Guerra Mundial, a “él le tocó sacar a la delegación mexicana cuando llegó la invasión nazi. Regresó a México para articular la política exterior y redactó la posición de México ante la guerra para el presidente Abelardo L. Rodríguez”.

En palabras de Adriana Konzevik, este autor fue un personaje que pensó en la política pública, en materia educativa y en la cultura, además de que una de sus principales preocupaciones fueron los museos. “De alguna forma fue el impulsor del Museo Nacional de Antropología, Museo Nacional de Historia, Museo del Virreinato y Museo de Arte Moderno”.

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