
Ayer murió la mujer más anciana del mundo, la italiana Emma Morano. La mujer, que tenía 117 años, falleció en su casa de toda la vida, en la localidad de Verbania, a orillas del lago Mayor, en el norte de Italiana.
La noticia del fallecimiento de la persona viva más anciana del mundo es recurrente. De hecho, Morano obtuvo este galardón honorífico en mayo de 2016, cuando falleció la estadunidense que ostentaba el récord, ligeramente mayor que ella.
Sin embargo, en esta ocasión el suceso es especial, puesto que Morano, nacida el 29 de noviembre de 1899, era la última persona viva que había nacido en el Siglo XIX.
Sus nietas, que son las únicas de su familia que quedan vivas y que rondan los 70 años, la recordarán como una mujer que tuvo la valentía de separarse, hace siete décadas, de su marido maltratador.
Cuando le preguntaban por su secreto para haber rebasado los 115 años de vida, Morano afirmaba que la clave es: evitar los medicamentos, tomar un poco de “grappa”, un aguardiente típico en Italia, y comer tres huevos al día.
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