Opinión

La amenaza de la guillotina

El reto de Xóchitl Gálvez es persuadir, cohesionar, contrastar. Ayer domingo, en el cierre de su precampaña, estableció las coordenadas de ese intento. Delante de los errores del presidente López Obrador, presenta un abierto desafío: “salgamos a enfrentar al peor gobierno en la historia de México”. Enfatiza: “Sabemos que es muy poderoso, que no tiene escrúpulos, que está dispuesto a todo. Pero ¿sabe qué señor presidente? No le tengo miedo”.

La aún precandidata del frente opositor no soslaya que López Obrador hace, de la elección del 2 de junio, un referéndum sobre su gobierno. Los votantes tendrán el dilema de ratificar la orientación de los últimos seis años, o apostar por el cambio. Mimetizada con el presidente hasta en los ademanes y desde luego en los subterfugios, Claudia Sheinbaum obedece a la política y los caprichos del inquilino de Palacio Nacional. La campaña opositora así lo reconoce. Sus propuestas, antes que nada, tienen que confrontar desaciertos, abusos y omisiones del gobierno.

Gálvez habla de sujetos sociales y temas que el gobierno elude. En su discurso, en la Arena Ciudad de México, mencionó las exigencias insatisfechas de familiares de desaparecidos, jóvenes, migrantes, mujeres violentadas. Habló de cambio climático (“yo sí soy ambientalista, sí apuesto a las energías limpias”) y del rezago educativo (“no podemos seguir reprobados en matemáticas”), de la pobreza que más allá de los paliativos no se resuelve y de las aspiraciones de la clase media. Propuso “el mejor aeropuerto de América Latina”, “claro que trenes, uno a Querétaro pero no de combustóleo sino eléctrico”. Recupera temas alejados del discurso oficial como la crisis del agua.

Un lleno pletórico en la Arena Ciudad de México

Un lleno pletórico en la Arena Ciudad de México

A Sheinbaum, le coloca etiquetas discutibles (“ella viene del privilegio, yo vengo del esfuerzo”). La historia de la niña de las gelatinas ya se ha desgastado; cuestionar a la precandidata de Morena porque supuestamente surge de la elite, solamente aviva la polarización maniquea. A Sheinbaum, desde la oposición, es preciso discutirle lo que dice porque además su discurso, atado al de López Obrador, no tiene márgenes de originalidad.

Los tres valores que Gálvez reivindicó en su alocución y que, según alertó, en México se están perdiendo, pueden ser los ejes de una campaña creativa si se logran traducir en problemas y ejemplos cercanos a los ciudadanos. Vida, verdad y libertad, constituyen aspiraciones sencillas y fundamentales.

“Se pierde el valor de la vida —dijo la precandidata— cuando al gobierno le da lo mismo que en un hospital público un elevador mate a una niña inocente. Cuando al gobierno le da lo mismo que se mueran a diario niños enfermos por falta de medicinas. Se pierde el valor de la vida cuando le da lo mismo que la gente muera en el Metro por culpa de una gobernante incompetente. Cuando le da lo mismo las muertes de 800 mil personas en la pandemia de Covid. Que nunca se nos olvide: México fue el país con más médicos y enfermeras muertos durante la pandemia”.

La verdad, se encuentra extraviada entre las mentiras del discurso oficial, el rechazo a la transparencia, la costumbre del presidente para eludir cuestionamientos con reproches personales y, añadimos nosotros, el apocamiento y la franca complicidad de muchos medios de comunicación. Recuperemos un caso reciente.

Hace unos dias, Latinus dio a conocer el enriquecimiento de un amigo muy cercano de dos de los hijos del presidente López Obrador, llamado Amílcar Olán. De acuerdo con grabaciones y documentos que difundió Carlos Loret de Mola, Gonzalo López Beltrán, a quien apodan “Bobby”, maneja una red de empresas a las que ha involucrado para beneficiarse de la construcción del Tren Maya. Olán se refiere a él en numerosas ocasiones al hablar de los contratos que recibió para la extracción y, sobre todo, el transporte de balasto que se emplea como soporte de las vías del tren. Conforme a las grabaciones ahora publicadas tal negocio, que involucra pagos por miles de millones de pesos, tan sólo en seis meses le dejó a ese personaje utilidades por 250 millones de pesos.

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El presidente López Obrador no desmintió esas denuncias. En vez de ello, reiteró su estribillo sobre los ingresos de Carlos Loret. Las informaciones acerca de los negocios de los hijos del presidente, en otras circunstancias hubieran encontrado amplio eco en la discusión pública. Hasta ahora son pocos los espacios en prensa escrita, así como en televisión y radio, que se han ocupado de ese alarmante asunto.

A los medios y periodistas que ocultan e incluso bloquean su campaña, así como a intelectuales, empresarios, organismos sociales y universidades, Xóchitl Gálvez les dijo este domingo: “Despierten. Está en juego lo que permite que este país tenga viabilidad como nación… No ayuden a afiliar la guillotina que después usarán en su contra”.

La libertad se pierde cuando tenemos miedo de salir por las noches, o de transitar en carreteras, dijo la precandidata. También, “cuando se deja que el gobierno amenace a la democracia por su maldita ambición de poder”. Los esfuerzos para someter al INE, o a las instituciones de justicia, son, entre otras consecuencias, amenazas a la elección próxima. “Para mí, la ley sí es la ley”, dijo Gálvez en alusión a una de las más emblemáticas expresiones del presidente.

Hace unos días el líder nacional del PAN exhibió, con inexplicable torpeza, el tráfico de intereses en el que está involucrado. Los acuerdos son parte de la política, pero cuando se pactan posiciones de poder más allá de principios o proyectos, se confirma que la vieja política transita por todos los partidos. Los acuerdos de Marko Cortés son tan inadmisibles como su decisión para difundirlos, sin reparar en las consecuencias que tendría.

En contraste con ese irresponsable dislate, el mensaje de Gálvez muestra las posibilidades de una campaña capaz de involucrar a los ciudadanos afectados, y/o preocupados con la erosión de la vida, la verdad y la libertad en nuestro país. La precandidata tiene discurso eficaz y valor para expresarlo. Para que podamos eludir la amenaza de la guillotina, que menciona con claridad, falta que Xóchitl Gálvez cuente con el respaldo ciudadano que requiere.