Opinión

Un Cuerno de Chivo en cada casa

La violencia se ensaña con México. La crisis de seguridad que padece el país y que no da señales de amainar, genera un clima de temor y desconcierto en el que cualquier disparate puede parecer una buena idea. Hay dos ocurrencias que se llevan la palma de oro: la de abrazos no balazos propuesta por el presidente López Obrador y la de un fusil de asalto en cada casa, sugerida por Alito Moreno, dirigente nacional del PRI. Imposible pensar en desvaríos mayores propuestos ambos por políticos profesionales, con experiencia, que de eso viven, de conducir a la sociedad lo que pone en evidencia que además de una crisis de seguridad tenemos una colosal crisis de liderazgo.

El presidente López Obrador invierte tiempo defendiendo lo indefendible: que su estrategia funciona. Tal parece que a pesar de levantarse tan temprano no le da tiempo de revisar la prensa para asomarse a la fiesta de las balas y la impunidad que tiñe de rojo al país. El único logro de la estrategia de seguridad de la 4T es el fortalecimiento de las bandas del crimen organizado, que hoy tienen más dinero, más armas, más sicarios y son mucho más cínicas que antes de que López Obrador se fuera a vivir a Palacio Nacional.

Ante el fracaso de la estrategia oficial surgen toda clase de remedios, pero hay un remedio que saldrá peor que la enfermedad y es la propuesta de Alito Moreno de dotar a las familias mexicanas de armas de alto poder para defenderse, lo que equivale a proponer que en cada casa haya un Cuerno de Chivo.

Todavía no se sabe si la propuesta está respaldada por algún estudio previo, si cuenta con el apoyo de especialistas nacionales e internacionales en materia de seguridad, si Alito consultó con otros dirigentes de ese partido o si solo le salió de su ronco pecho por decir algo que distrajera a los medios de la demanda generalizada de que renuncie a la dirigencia nacional del PRI.

Las armas las carga el diablo, lo saben todos. De hecho, México está enfrascado en una áspera batalla legal contra las principales empresas fabricantes de armas de Estados Unidos, que han sembrado a lo largo de la frontera con México cientos de armerías para surtir a las bandas mexicanas del crimen organizado. México acusa a esas empresas de negligencia criminal. Justo en esa coyuntura, Alito Moreno sale con su propuesta que de concretarse equivaldría a comprarles a esas mismas armerías otros 30 millones de fusiles de asalto uno por cada familia mexicana.

Lo dije arriba y lo repito: las armas las carga el diablo, son instrumentos para provocar daño. Mientras más armas hay en una comunidad más oportunidades para las muertas violentas. Pongo el siguiente ejemplo: Japón y México tienen casi la misma población. Allá hay un promedio de 350 asesinatos al año y aquí 35 mil. Hay muchas razones que lo explican, pero uno de ellas es sin duda que en Japón es dificilísimo conseguir armas y municiones y aquí es cada vez más fácil. Con todos los mexicanos armados cada diferendo entre vecinos, entre familiares, cada problema de tráfico o en la oficina, en los estadios, o entre novios, terminaría a balazos. Los mexicanos seríamos una especie en peligro de extinción. 

Lo malo de propuestas como la de Alito es que desvían la atención sobre opciones sensatas para contener la violencia, comenzando por una muy conocida pero hoy completamente menospreciada: cumplir y hacer cumplir con la ley.

CUARTOSCURO/

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Moisés Pablo
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