Opinión

El incómodo discurso que cambió a los Raiders

Ya sé que al leer la presente columna NFL de cada martes, el lector espera que se hable de cómo van los equipos, de situaciones meramente dentro de campo, pero en esta ocasión realmente me llamó la atención lo sucedido en el seno de los Raiders de Las Vegas y el fulminante despido de Josh McDaniels como coach.

A pesar de que en realidad el equipo no parecía tener una dirección muy clara, el contrato que se le otorgó a McDaniels era con una visión a mediano plazo, no en vano movió sus influencias como el entrenador en jefe para llevarse a Jimmy Garoppolo como su mariscal titular y soñar con montar un juego ofensivo efectivo como el que tuvieron ambos en los Patriotas de Nueva Inglaterra hace ya algunos años. De la misma manera, una gran mayoría seguía cuestionando la decisión de deshacerse de Derek Carr como pasador, pero al final se hizo su voluntad.

Resulta que el jueves anterior, tras una junta interna entre staff de coacheo y jugadores, se dio un discurso que lo cambió todo, y de qué manera tan dramática que incluso movió hasta los hilos de Mark Davis, dueño de los Raiders.

McDaniels decidió que Antonio Pierce, el entrenador de linebackers, y quien fuera un muy buen jugador de los Gigantes de Nueva York (aquellos que vencieron a los invictos Patriotas en el Super Bowl 42 de la temporada del 2007), fuera el indicado para dar unas palabras al grupo de jugadores dada la situación por la que atravesaba el conjunto negro y plata. El resultado fue de lo más inesperado que se pueda imaginar.

Pierce, valiéndose de sus experiencias propias como jugador, decidió que la mejor manera de motivar a los jugadores sería comentando, de manera muy pasional, por cierto, la hazaña de aquel grupo de hombres que lograron lo impensable: derrotar a los super favoritos Patriotas que llegaban invictos al Super Bowl.

Después de unos minutos en que Pierce mantuvo el silencio y la total atención de los jugadores, sobresalió la parte en que dijo que si aquellos Gigantes ganaron ese juego fue por que creyeron de verdad en que podían hacerlo, creyeron en ellos mismos, y destacó que ahora ellos, como Raiders, deberían creer firmemente en que podían lograrlo todo, vencer al rival que enfrentaran cada semana sin importar quien fuera, en pocas palabras, tener la actitud, la confianza y la seguridad de vencer semana a semana al que estuviera enfrente.

Al final del discurso la emoción se apoderó de todo el vestidor, menos de una persona, McDaniels, quien encaró a Pierce y le dijo que jamás volviera a hablar así de los Patriotas.

Al enterarse de eso, uno se pregunta: ¿McDaniels sigue llevando en su corazón a los Patriotas? O sea, pase lo que pase; jamás ha sido un Raider declarado y convencido. Con esa actitud es obvio que nunca podría inculcar su sello y una cultura ganadora propia en el equipo de Las Vegas.

Se dice que Mark Davis, al enterarse de la reacción de los jugadores y de que había un tipo (Pierce) que sí creía en que esos mismos Raiders podían vencer a cualquiera cada semana, no dudó en que ese hombre era el indicado para dirigir a su equipo, por lo que inmediatamente decidió despedir a McDaniels y al gerente general Dave Ziegler.

El resultado no se hizo esperar: Pierce mandó a Garappolo a la banca tras su desastrosa campaña, decidió jugársela con un mariscal novato como Aidan O’Connell y el domingo los Raiders anotaron la mayor cantidad de puntos en la temporada al apabullar a los Gigantes por 30-6.

La conclusión es sencilla, la motivación bien encausada puede lograr que un grupo de personas o en este caso jugadores hagan lo que parecía un imposible: ganar.

Davis tomó la decisión correcta al echar fuera a un tipo que al parecer jamás ha creído en otro equipo que no sean sus Patriotas. No olvidemos que en su momento McDaniels fue entrenador en jefe de los Broncos de Denver, donde le fue muy mal y regresó al lado de Belichick en Nueva Inglaterra. Posteriormente, hace unos años fue contratado por los Potros de Indianápolis como coach y, de manera literal, los dejó plantados y dijo que decidía permanecer con los Patriotas. En ese momento los Potros debieron buscar de la nada un entrenador y se hicieron de los servicios de Frank Reich.

Ahora la historia se repite, McDaniels deja un desastre en Las Vegas y con su comentario deja ver que el único equipo por el que sigue sintiendo esa pasión es por los Patriotas. Sin duda, un grado de deshonestidad y más aún cuando firmó un contrato con una buena cantidad de dinero garantizado que los Raiders deberán pagar.

La realidad es que no le caería nada mal regresar a Nueva Inglaterra y recomponer esa ofensiva que sigue sin convencer como Bill O’Brien. Seguramente, Bill Belichick se lo agradecerá.

Pareciera que la campaña del 2023 arrancó hace apenas unas semanas, pero la verdad es que ya se ha ido la mitad de la misma y comienzan a visualizarse los contendientes al título, los equipos que han sido más consistentes, y sin duda, por la AFC destacan Kansas City, Baltimore, seguidos de cerca por Cincinnati que ha ganado de manera consistente en las últimas semanas y un poco atrás el explosivo pero aún engañoso Miami que aún no convence del todo al no poder ganar todavía a equipos con récord ganador, y quizá Buffalo que se cuela en la terna a pesar de que no ha sido sólido durante la campaña.

Por la NFC, destaca Filadelfia y su juego efectivo y sólido; Detroit con su dinamismo ofensivo, y algunos peldaños abajo Dallas que ha dado pelea en las últimas semanas, y San Francisco si es que logra enderezar la nave.

De cualquier manera, aún quedan por delante nueve semanas y como reza el refrán, quien gana en noviembre y diciembre llega embalado a la postemporada. Al momento podría decirse que en la NFC, Filadelfia tiene en sus manos el recibir todos los playoffs en casa, algo que es vital para llegar al Super Bowl; del lado de la AFC esa moneda aún está en el aire.

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