Opinión

Justicia para las mujeres

El lunes 25 de noviembre de 2019, Abril Pérez Sagaón iba en el asiento del copiloto, sus pequeños hijos viajaban en el asiento trasero. El vehículo circulaba sobre Río Churubusco a la altura de la colonia del Carmen, Coyoacán. Dos tipos en motocicleta se le acercaron; uno de ellos le disparó a Abril en la cabeza y en el cuello. La víctima fue canalizada de urgencia a un hospital; los médicos ya no pudieron salvarla. El Ministerio Público catalogó este asesinato como feminicidio e inició el proceso penal.

El 4 de enero de ese año, su esposo Juan Carlos García, ex-CEO de Amazon en México, la golpeó en la cabeza con un bate mientras ella dormía; el marido, incluso, trató de degollarla con una navaja. Abril hubiera muerto de no ser porque su hijo mediano intervino. Tras salir del hospital, ella denunció a su agresor; tras miles de obstáculos burocráticos a García le dictaron prisión preventiva.

El 20 de septiembre de 2019, el energúmeno fue vinculado a proceso por feminicidio en grado de tentativa y lo remitieron al reclusorio Oriente. El proceso se vio frustrado porque el juez de control, Federico Mosco González, en una revisión solicitada por los abogados de García, reclasificó el caso como violencia familiar y lesiones, a pesar de que sus heridas tardaron más de 15 días en sanar, como lo clasifica la ley. Evidentemente, se trató de un juez vendido y corrupto. “Los abogados de García presentaron una apelación contra la medida cautelar el 8 de noviembre, que fue concedida por el magistrado Héctor Jiménez López gracias a la cual [Juan Carlos García] pudo salir de la cárcel.” (Infobae, 29/11/2019).

Pérez Sagaón obtuvo el divorcio y la custodia de sus hijos; se mudó a Monterrey. Sólo viajaba a la ciudad de México para acudir a las diligencias que se llevaban a cabo contra García. Así fue como los sicarios la pudieron localizar y le quitaron la vida. Juan Carlos García está prófugo.

En un twitter de Ana Cecilia García Pérez se lee: “Mi mamá fue asesinada el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, después de haber luchado contra la violencia infligida por mi papá durante muchos años de su vida. Hagan esto viral, es hora de la justicia.”

Sí Ana Cecilia, tienes razón, debemos hacer viral la demanda de justicia para las mujeres con el propósito de que no vuelva a suceder una tragedia como esta.

Abril duró casada con su verdugo 25 años. Un sociópata que sometió a ella y a sus hijos al clásico abuso del macho mexicano; una violencia intrafamiliar que no se denuncia, pero que millones de hogares sufren en el silencio. Es la reproducción del patriarcado “porque así es la costumbre.” Tenemos que cortar de raíz ese flagelo con base en una verdadera y propia “revolución de las conciencias”, como la llamaba, Norberto Bobbio. Una modificación drástica en la manera de vivir.

Hay que sincerarnos: los golpes y malos tratos no sólo los reciben las esposas, sino también los hijos y las hijas. Esa conducta está generalizada en la sociedad mexicano; vale decir, no es la excepción, sino la regla. Muchas veces, las cosas empeoran cuando el jefe de familia llega alcoholizado: la agarra contra todos y al día siguiente las cosas regresan a la “normalidad.” Como si nada hubiera pasado.

En otras ocasiones—como le sucedió a Abril Pérez Sagaón—la violencia va subiendo de tono hasta llegar, primero a los golpes, luego al intento de homicidio para culminar, desgraciadamente, en el asesinato facilitado por la complicidad de jueces venales.

Obviamente, el maltrato, la violencia y las injusticias contra las mujeres no solamente se dan en el plano familiar, sino también social. No son piropos, sino expresiones soeces; roces y toqueteos en el transporte público; violaciones y asesinatos.

Un reporte de la revista “Expansión” señala que durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, la violencia contra las mujeres se ha acentuado; en estos tres años de gobierno delitos como el feminicidio, la violación y la violencia familiar han registrado números récord.

El feminicidio rebasó, por primera vez, las mil muertes en un año. En efecto, en 2021 se reportaron 1,004 feminicidios, la cifra más alta desde 2015, año a partir del cual tiene registros, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

“Hasta antes de que iniciara el gobierno de López Obrador, ese delito no superaba los 900 feminicidios al año, sin embargo, a partir de 2019 ha ido en aumento.” (Expansión, 26/01/2022).

El problema es que el Plan de Desarrollo Nacional de López Obrador no incluyó una política de género. Esto ocasionó que disminuyera el presupuesto para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.

El interés del presidente de la república está en otra parte: aumentar el monto de los programas sociales con fines electorales como son Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, Tandas para el Bienestar y así por el estilo.

No olvidemos que en la marcha del 8 de marzo de 2020, López Obrador, literalmente, estaba contra las cuerdas por la indignación de las mujeres en contra de un gobierno misógino; la pandemia lo salvó.

La estrategia para desacreditar las justas peticiones de las marchas feministas es la violencia, de manera que los medios de comunicación pongan más atención en los destrozos que causaron las anarquistas (reales o infiltradas) y así todo se echa a perder.

Se desvirtúa y se pervierte la demanda de justicia para las mujeres.

La violencia es enemiga del feminismo.

Bajo la coordinación de Julia Carabias, en el evento se reflexionó en torno a las agendas, logros y retos del feminismo

Bajo la coordinación de Julia Carabias, en el evento se reflexionó en torno a las agendas, logros y retos del feminismo