Opinión

Lectura del mundo global al inicio del nuevo año

Se atribuye a Mario Benedetti la frase de que un pesimista es sólo un optimista bien informado. El nuevo año inicia con escasa información alentadora en línea con lo que ha venido sucediendo en los últimos tres años desde el inicio y fin de la pandemia, que acabó casi de inmediato con las esperanzas de que la pausa obligatoria de la actividad humana había abierto un espacio necesario de reflexión para lograr un mejor entorno político, económico y social en el mundo. 

A la buena nueva de las vacunas y la contención de la crisis de salud global de coronavirus, se han sucedido lamentablemente conflictos internacionales que han cobrado vidas inocentes y han generado tragedias humanitarias. No es que antes no existieran los conflictos y que no pudiera establecerse una línea de continuidad entre el pasado y el presente, si pensamos que atestiguamos desde hace unas décadas un reacomodo de las fuerzas mundiales y una alteración del orden internacional establecido al término de las dos grandes guerras mundiales en el siglo XX, cuyos arreglos y actores hegemónicos han prevalecido hasta la fecha.

No obstante, las varias crisis simultáneas ocurriendo en el mundo y en el interior de los países de alguna manera parecen haberse ampliado y recrudecido como en el caso de los territorios palestinos ocupados. La enorme crisis política y humanitaria ocurrida en Afganistán a partir de agosto de 2021, ha jugado las veces de un parteaguas post-pandemia, en términos de relacionamiento y reposicionamiento de los principales actores políticos globales regional e internacionalmente.

La agresión militar de Rusia en contra de Ucrania, comenzada en febrero de 2022, no ha hecho sino ahondar esas dinámicas de reacomodo. Más recientemente, el estallido, o mejor dicho, el reinicio de la violencia en Oriente Medio a consecuencia del conflicto palestino desde octubre de 2023, vuelve a subrayar dichas tendencias. 

La guerra de Israel en Gaza, consecuencia del ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre, ha causado una crisis humanitaria en la Franja con imágenes diarias insoportables

La guerra de Israel en Gaza, consecuencia del ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre, ha causado una crisis humanitaria en la Franja con imágenes de destrucción y muerte insoportables

DPA

Puede decirse que en buena medida estos tres conflictos, los más prominentes de las relaciones internacionales contemporáneas si bien no los únicos; basta con tirar una mirada a otras regiones y subregiones en África, Asia o América Latina para darse cuenta de ello. 

No deja de llamar la atención que esas situaciones, a pesar de sus propias dinámicas y naturaleza, tienen en común la actuación, con diferentes motivos e intereses geopolíticos, de los mismos actores políticos.

Tampoco puede perderse de vista la incidencia que está teniendo en el sistema internacional, la aguda rivalidad económica entre norteamericanos y chinos que en el fondo asoma una recomposición de la hegemonía mundial también en esta esfera. Algunos especialistas han sugerido un resurgimiento de un enfrentamiento bipolar al estilo de la guerra fría, aunque francamente parece más un acercamiento analítico nostálgico, con poca dosis de actualidad, en función de que el contraste de ideologías actual no se corresponde con el enfrentamiento entre el capitalismo y el comunismo a la usanza del pasado.

En el plano económico y social, la desigualdad en el mundo lejos de haberse resuelto y reducido, ha aumentado a pesar de esfuerzos encomiables como los desplegados por México entre 2018 y 2023. 

De acuerdo con la organización Oxfam International la brecha social mundial se ha ampliado descomunalmente desde la epidemia de coronavirus. Anota que las fortunas de los cinco hombres más ricos del planeta (Elon Musk, Bernard Arnault, Jeff Bezzos, Larry Ellison y Warren Buffett), por ejemplo, ha aumentado en 114 por ciento en términos reales desde 2020, y que por contraste casi cinco mil millones de personas se han vuelto más pobres. De forma preocupante, dicha organización sostiene que el mundo está entrando en una “década de creciente desigualdad”, y que se requieren al menos de 200 años de esfuerzos sistemáticos para erradicar la pobreza del mundo. (En Pan Pylas y Masha MacPherson, “Es un mundo desigual, 15enero 2023, sinembargo.mx)

Por lo demás, cada vez resulta más evidente, a pesar de los negacionistas, que el calentamiento y la crisis climática global pasa factura a las estructuras sociales y a los seres humanos en lo individual, con la ocurrencia de fenómenos naturales cuya devastación ha venido golpeando con mayor severidad a los más vulnerables, ya sea que hablemos de sociedades en su conjunto o de regiones y localidades dentro de los propios entramados sociales.

En estas condiciones parece ingenuo albergar esperanza frente al tamaño de los retos y la devastación al estilo de la cuarentena global durante la pandemia. Queda el camino de la reflexión y el llamado a la acción colectiva.