Opinión

Mahomes vale lo que pesa

Terminó la temporada NFL y ciertamente Kansas City se llevó el Trofeo Vince Lombardi con toda justicia; simplemente fue el mejor equipo a pesar de carencias que conforme avanzó la campaña se fueron haciendo más latentes debido a la salida de su receptor estelar Tyrek Hill y que, valga a verdad, nunca encontraron quien lo pudiera suplir.

Sin embargo, los Jefes son de los muy pocos conjuntos que pueden sobrevivir a carencias de un verdadero receptor de calidad o un corredor de gran capacidad gracias a que cuentan con una joya como Pat Mahomes en la plantilla, y un staff de coacheo, muy superior al resto, encabezado por Andy Reid.

Mahomes llega a la cita tras lanzar 5.250 yd; TD 41 y 12 intercepciones.

Mahomes 

Foto: Twitter @PatrickMahomes

Dos momentos clave

Aunque el duelo realmente fue muy parejo entre Águilas y Jefes, y no en vano se decidió hasta el último minuto, creo hay dos momentos que definieron la diferencia entre un equipo y otro: el quarterback y el entrenador en jefe.

A pesar de que para muchos la elección del MVP pudo ser incluso para Jale Hurts, de Filadelfia, la realidad es que Mahomes demostró con creces lo que vale lo que pesa (ese contrato de 500 mdd por 10 años que le dieron los Jefes), porque como lo hemos dicho en varias ocasiones, Mahomes es de esos pocos jugadores que están más que conscientes que en hombros lleva a su escuadra y que, pase lo que pase, deben buscar la manera de ganar a como dé lugar.

Es cierto que lanzó tres pases de anotación y fue pieza clave en la victoria, una estadística más que suficiente para ser designado el MVP, no obstante, creo que la jugada que lo define en este Super Bowl, muy por encima de esos tres pases de anotación, fue la escapada por tierra para poner a los Jefes en clara posición para ganar el juego en la última serie ofensiva, muy a pesar de que la lesión en el tobillo que, como todos vimos, desde el segundo cuarto se volvió a resentir poniendo en duda su continuidad.

Con dicha acción, Mahomes una vez más demostró su valor y porque es la diferencia con muchos equipos. Para acabar pronto, Mahomes es un jugador que te da un campeonato y ese acarreo de 26 yardas, aún lastimado y con un claro gesto de dolor a cada zancada, dejó ver el coraje de un tipo que siempre buscará ganar a costa de todo. Sin más, esa acción le valió mucho para ser designado como el MVP.

Por otra parte, no se puede ser ajeno a la diferencia que establece el coach Andy Reid. Es verdad que Filadelfia es un equipo muy físico, altamente motivado por su joven y enjundioso entrenador Nick Siriani, pero a la hora de enfrentarse por estrategia Reid se lo “comió sin sal” como se diría.

A pesar de que las Águilas hicieron su trabajo al pie de la letra durante la primera mitad, con un sólido control de balón, dejando a Mahomes sentado en la banca por mucho tiempo, durante la segunda parte del encuentro se vio la diferencia de ajustes a la ofensiva de los Jefes. De hecho, lo que llamo la atención fue que Reid tomó el control de llamar las jugadas, algo que continuamente hace el coordinador ofensivo Eric Bieneimy. Reid tomó el plan de juego entre sus manos y se encargó del ataque.

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De poder a poder

Y quizá lo mejor del Super Bowl fue el enfrentamiento entre cada una de las mejores unidades de cada equipo: la ofensiva de Kansas City contra la defensiva de Filadelfia. Más parejo no se podía, cada uno con sus mejores argumentos, sin embargo, ganó la inteligencia sobre la fuerza, el plan de juego de Reid y la capacidad de Mahomes sobre la fuerza física de la defensa de Siriani.

De hecho, los Jefes le dieron a las Águilas “una sopa de su propio chocolate” cuando tomaron la ofensiva final con más de cinco minutos en el reloj y con la encomienda, nada fácil, de acabarse el tiempo.

Y si en la primera mitad Filadelfia congeló a la ofensiva de Kansas City con largas series consumidoras de tiempo, en esta oportunidad final los Jefes hicieron lo propio al consumir el tiempo y arrastrar a la poderosa defensiva rival.

Es cierto, las defensivas ganar juegos, pero una vez más quedó de manifiesto que una buena estrategia ofensiva puede ganar un campeonato, y como señalábamos al inicio de esta columna, más meritorio aún si tomamos en cuenta la carencia de verdaderas armas ofensivas de peligro por parte de Kansas a excepción de Mahomes y el ala cerrado Travis Kelce, porque debe reconocerse que su muy mermado grupo de receptores (todos jugadores promedio) en nada se igualan a tener a Tyrek Hill.

Así mismo, otro factor de mérito fue haber jugado sin un real corredor, porque a pesar de que el novato Isiah Pacheco fungió como tal, es más del físico de un receptor que un acarreador. Esos detalles hablan de la capacidad de un staff de coacheo para sacar provecho del material humano con el que se cuenta.

Sin más, Kansas City, sin ser apabullante y aún con un Mahomes mermado por la lesión del tobillo, encontró la manera de ganar y lo hizo merecidamente.