Opinión

La medicina integrativa

La Secretaría de Salud de la Ciudad de México puso en marcha el Centro Especializado en Medicina Integrativa, del cual, la información más reciente es de junio de 2022 (salud.cdmx.gob.mx). Dicen haber atendido a más de 16 mil pacientes. Según su informe, en este centro se da atención mediante acupuntura, fitoterapia, homeopatía o masoterapia a pacientes con artritis reumatoide, menopausia, colitis, asma, migraña, várices, parálisis facial, diabetes, enfermedades isquémicas del corazón, hipertensión arterial, amibiasis, gastritis y neumonías, entre otras.

El asunto es digno de comentarse porque refleja la realidad que vive nuestro país tan alejado de la investigación científica y del entendimiento de la medicina como una ciencia. Hace muchos años, la medicina era una disciplina muy poco desarrollada; había poco o nada que ofrecer en términos diagnósticos y/o terapéuticos. El papel del médico o del chamán, en su caso, era escuchar y consolar. Como no había tratamientos efectivos, el médico podía recetar lo que le viniera en gana, si pensaba que podía servir. De cualquier forma, no tenía un diagnóstico claro, ni había tratamientos eficientes. No se tenía noción de que las terapias pueden salir peor. Por ejemplo, la sangría (extraer sangre con fines terapéuticos) que se utilizó por muchos años y de la cual se piensa, que fue lo que llevó a la muerte al presidente George Washington.

En ese entonces, el éxito de la medicina se basaba en las enfermedades autolimitadas, que se curan solas, como la gripa, la varicela en los niños o la hepatitis A, las que tienen períodos espontáneos de remisión y exacerbación, como muchas formas de artritis, y el efecto placebo, por el que el paciente mejora solo porque alguien lo revisó y le recetó algo.

La fitoterapia (tratamiento con extractos de plantas) es la versión arcaica de la farmacopea actual. Las plantas con propiedades medicinales, como la amapola y el opio, por ejemplo, ya fueron procesadas por la industria. Pensar que existen componentes en las plantas, que sean activos contra alguna enfermedad para la cual se han utilizado por años y, que ninguna industria o universidad ha identificado todavía, me parece una idea muy ingenua. Los nuevos medicamentos difícilmente vendrán de plantas, sino más bien, de modificaciones químicas de compuestos conocidos, de productos resultados de la biotecnología, como los anticuerpos humanizados o de terapias celulares, como las células CAR-T. La homeopatía no tiene fundamento científico alguno; simplemente son pastillitas con alcohol y azúcar. No hay evidencia de que sirva para nada. La acupuntura tiene evidencia de servir para manejo del dolor y estrés, pero no para tratar enfermedades complejas.

Foto: Sedena

Amapola Foto: Sedena

Dicho lo anterior, si en este centro quieren tratar dolores de espalda o estrés con placebos y masajes está bien, pero me parece que es inaceptable y peligroso que digan que pueden tratar enfermedades como asma, diabetes, enfermedad isquémica del corazón, hipertensión arterial, úlceras pépticas, gastritis y neumonías. Estas son enfermedades serias que necesitan de tratamiento basado en evidencia científica. La falsa ilusión de recibir un tratamiento puede resultar en progresión de la enfermedad a formas mortales.

Una cosa es que curanderos anuncien que pueden tratar estas enfermedades, pero lo hacen por negocio y sabemos que no son profesionales de la salud y otra muy diferente, es que esto sea auspiciado, promovido y pagado por la secretaria de salud de la CDMX, con los impuestos de los ciudadanos, lo cual me parece altamente cuestionable. Es como si el INFONAVIT regalara casas hechas con legos o la SEMOVI, monociclos para trasladarse de Azcapotzalco a Tlalpan.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM