El primer debate entre candidatos presidenciales
“Pasé” al WhatsApp de un grupo de unas queridas amigas. Decían que se eencontraban de malhumor y tristes porque la candidata de la coalición PRI PAN y PRD había estado muy nerviosa durante el debate (sic encuanto a debate) con la candidata de Morena .Claudia Sheinbaum, y con el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Älvarez Maynez. Arguían que a los jóvenes no les interesa la política y que muchas de las encuestas seguro son engañosas. No dudo de eso ni tampoco del desinterés de muchos chavos, sobre todo cuando una proviene de generaciones muy politizadas.
Más allá que, como han dicho, el formato de la supuesta polémica no cuajó, que las cámaras se entrometían de lado y por atrás, en lugar de mantener la imagen de los debatientes de frente; de que la bolsa de tiempo que dieron a cada uno para contestar preguntas enviadas por la ciudadanía, bajo el control de los moderadores, no era suficiente, además de que tanto Denisse Maerker, como Manuel López San Martín se distinguieron más por el acartonamiento que por el ritmo que debió haber llevado el cuestionario. Más allá de todo eso o quizá por eso, Xochitl Gálvez perdió, al principio, la espontaneidad que la caracteriza, la forma inteligente de regresarle la pelota a sus contrincantes.
Maynez sonría como el Guasón y Claudia Sheinbaum parecía niña de escolta que llevaba el lábaro patrio. Más tiesa no era posible.
Conforme Xóchitl Gálvez se iba soltando, trajeada de blanco como niño, no niña, de primera comunión, el Guasón Álvarez Maynez hizo de esquirol, acusando al prianismo rampante que NO representa la ingeniera Gálvez.
Entretanto, con su saco estrecho y guinda, de color morenista, y su peinado estirado, ultra recogido para que ni un chino se salga de control, la doctora Sheinbaum miraba a cámara sin permitirse el más mínimo movimiento. Parecía militar.
Fue Claudia Sheinbaum, por cierto, quien abrió el debate, no para contestar ni proponer nada sino para felicitar a los diplomáticos de la embajada de México en Ecuador, tras el allanamiento inexcusable de la policía ecuatoriana. Como todos ustedes saben, la embajada de México tenía casi en calidad (o sin el casi) de exiliado político al ex vicepresidente Jorge Glas, quien ha sido somtido a investigación judicial en su país por malversar fondos de a la reconstrucción de la costera de Manabi, tras un sismo devastador que ocurrió en 2016. El ex presidente Correa fungió como su tutor-padrino, hombre, Correa, de supuesta filiación izquierdista. También se le acusa a Glas por cohecho en conexión con la famosa trama Odebrecht, que ha de ser como el demonio. Antes de ser acogido en la embajada de México, estuvo un tiempo en la cárcel, pero un juez le permitió libertad provisional. Glas se dice perseguido político y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador pensaba aceptarlo en México como perseguido político. Lo ha hechode facto con muchos otros ecuatorianos. Por eso, cuando propuso que un avión de la fuerza aérea regresara a la embajadora mexicana Raquel Serur, declarada “non grata” en Ecuador, y al cuerpo diplomático de la embajada, Ecuador , debemos pensar, supuso que se traerían a Glas también, escondido en una valija diplomática o a saber cómo. Pero todo era posible. Finalmente Raquel Serur, académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y los diplomáticos mexicanos volvieron al valle del Anahuac en un avión comercial.
Después de la felicitación de Sheinbaum al cuerpo diplomático, Gálvez la atacó llamándola una “mujer fría y sin corazón”, porque no hizo nada por los padres de niños con cáncer, carentes de medicinas, y que protestaron afuera de Palacio Nacional.
Algo que me llamó mucho la atención fue que Claudia Sheinbaum nunca, durante el prolongado debate, estableció contacto visual con Xóchitl Gálvez. Ni por equivocación. Se mantuvo inconmovible, casi imperial, altanera. Xóchitl le recordó su mala gestión por el accidente de la línea 12 del metro y por el colegio Rébsamen durante el terremoto de 2017, donde hubo varios muertos. Claudia, mirando hacia el frente, la acuso de lucrar con la tragedia , porque entre los asistentes al debate se encontraba la madre. de un niña que murió aplastada en el Rébsamen.
Sheinbaum acusó a Gálvez de no cumplir con su promesa de donar un inmueble al colegio Salesiano y, en cambio, de vendérselo a una sobrina del fementido por la 4T expresidente Calderón.
Maynez-Guasón afirmó que, como senadora, Gálvez no hizo propuestas sobre educación y que ahora, como candidata, se vale del tema por sabe que los ciudadanos quieren enterarse de los proyectos educativos de los presidenciables.
Entre dimes y diretes, Claudia Sheinbaum reveló que una de las empresas de Xóchitl Gálvez no está asentada en su declaración patrimonial, a la manera de todo lo que se permite el PRIAN. ¿Y qué me dice, doctora Sheinbaum de Roció Nahle García?
Ante todas las preguntas sobre Salud, licitaciones e incluso acerca de las andanzas del clan de corrupción de los hijos de López Obrador, la doctora Sheinbaum permanecío callada o presumió que detentaba muchísimos premios cuando se desempeñó como jefa de gobierno de la ciudad. Su única gracejada ante las fallas del cronómetro del debate, asunto muy latoso, dijo que la candidata del PRIAN se quería robar hasta la bolsa de tiempo, emulando los chistes de AMLO.
El Guasón Älvarez Maynez se quejó de los muchos espectaculares de las candidatas, que arguyen que han gastado menos dinero que él en sus campañas.
Xóchitl mostró una fotografía de priístas y panistas junto a Sheinbaum, que se mudadron a Morena, y terminó leyendo apurada unas notas que llevaba y afirmando que ella no le quitará la bandera de México a nadie, como sí se ha hecho en el zócalo durante manifestaciones y concentraciones de ciudadanos en contra de medidas del morenismo.
Sí, Xóchitl no fue tan Xóchitl, pero en no pocas ocasiones arrinconó a Claudia, que no se dignó a contestar, en su calidad de gárgola de piedra. Según se dice, el presidente López Obrador se encuentra furioso porque no lo defendió ante muchas demandas que le dirigió su contrincante y, aún la ciudadanía. Esto, amén de que la doctora Sheinbaum mintió tranquilamente sobre no pocos rubros.