Opinión

La Unidad de Terapia Intensiva durante la pandemia por COVID

La sesión general del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán que ocurre cada viernes a las 8 am, correspondió la semana pasada a la Subdirección de Medicina Crítica del Instituto, que incluye la terapia intensiva. En esta sesión, cada Departamento, Subdirección o Dirección del Instituto tiene la oportunidad, una vez al año, de presentar lo más relevante de lo realizado en investigación o atención clínica. Como ha sucedido a lo largo del año, mucho de lo presentado en la sesión tuvo que ver con la pandemia de COVID que vivimos en el país. Solo que lo sucedido en la Unidad de Terapia Intensiva es la parte más escalofriante de la historia.

Fuimos testigos en el auditorio del Instituto de un pasar de diapositivas que describían apenas un pincelazo de las tragedias que se vivieron en la terapia intensiva durante mucho tiempo. Con la conversión del Instituto a un centro COVID durante meses, la terapia tuvo que crecer a más del doble de lo habitual. Los turnos de los intensivistas adscritos a la Unidad, los residentes y el personal de enfermería tuvieron que convertirse en cambios de personal cada cuatro horas, 24/7, por lo pesado que resultaba el trabajo con todo el equipo de protección personal que debían portar, aunado al estrés de enfrentarse a una enfermedad desconocida, cuya transmisión y contagio los primeros meses era por vías inciertas. Algunos de ellos decidieron vivir durante semanas en hoteles fuera de su domicilio para evitar el riesgo de llevar la enfermedad a casa y más, después de las tragedias que desafortunadamente debían de atestiguar cada día.

Un total de 1,037 pacientes fueron internados en terapia intensiva del Instituto entre abril de 2020 y octubre de 2022, mes en el que dejó de haber pacientes tan graves con COVID. La edad promedio de 54 años y la mayoría con sobrepeso u obesidad, ya que el promedio de índice de masa corporal en esta población fue de 30 (normal 18 a 25). El 70% fueron hombres. La mortalidad fue del 35 %. Fallecieron en el período mencionado 361 pacientes, pero también quiere decir que lograron salvar de la muerte a 676 personas. En los primeros meses de la pandemia hubo varias ocasiones en que ocurrieron más de cinco muertes el mismo día. Para ponerlo en perspectiva, la mortalidad promedio en la terapia intensiva en pacientes no COVID es 15% y con una diferencia a considerar: se trata en muchos casos de enfermos con padecimientos terminales, mientras que en el caso de COVID se trataba de personas que 10 días antes estaban sanas y que podían haber vivido muchos años más, si no se les hubiera atravesado el SARS-CoV-2 en su camino. Aunado a esto, hubo algunas ocasiones en que en el mismo día murieron dos o tres personas de la misma familia.

Gran respeto y agradecimiento por el personal del Instituto que enfrentó esta realidad y le entró en forma heroica. Como dicen, se la rifaron en serio por los demás. Los renuentes a vacunarse no tienen una idea de lo que pasó aquí. Si por alguna razón mágica pudieran asomarse al pasado y tuvieran la oportunidad de ser observadores de lo que sucedió durante esos meses en la Unidad de Terapia Intensiva del Instituto, seguramente saldrían corriendo a suplicar por la vacuna y sus refuerzos. Lo que para algunos fue una pandemia que vieron en los medios y que para su suerte no tocó en forma trágica a su familia, para otros fue una realidad difícil de describir, sin que se les corten las palabras.

Foto: Especial

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