Opinión

La X Cumbre de Líderes de América del Norte

Respecto de la X Cumbre de Líderes de América del Norte, es decir, la reunión entre Joe Biden, presidente de Estados Unidos, Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá y Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, debemos decir que detrás de las obligadas ceremonias protocolarias y los discursos diplomáticos referentes a la amistad y deseos de prosperidad de nuestros pueblos, los buenos deseos de profundizar la cooperación económica, promover la inversión, reforzar la competitividad, la innovación y la resiliencia, está el litigio sobre la política energética adoptada por el gobierno obradorista que ha dado preponderancia a las empresas públicas como Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y ha negado el acceso al mercado mexicano a empresas canadienses y norteamericanas. Al proceder de esta manera el gobierno mexicano violó varios artículos del T-MEC.

Biden, Trudeau y López Obrador participaron en cumbre trilateral en México

Biden, Trudeau y López Obrador participaron en cumbre trilateral en México

EFE

El meollo del asunto (y uno de los puntos clave de la reunión trilateral) es evitar llegar a un panel de controversias en el que México podría perder 30 mil millones de dólares. “Trudeau sostiene que las empresas canadienses han invertido en México alrededor de 13 mil millones de dólares en infraestructura energética. De ese total, 5 mil millones en energías renovables.” (Francisco Garfias, “Arsenal”, Excelsior, 10/I/2023). Dicho de otra manera: a López Obrador, en política interior, le importa un cacahuate la ley; pero en política exterior debe cumplir los acuerdos (“pacta sunt servanda”). En este punto, el tabasqueño está acorralado: el costo de hacer lo que se le pegue la gana en materia energética, sería altísimo.

De otra parte, Biden dejó en claro cuáles son los puntos prioritarios que viene a tratar. Estos puntos son, la migración y el fentanilo. Para no dejar duda acerca de su intensión, el mandatario estadounidense, antes de venir a la capital de la república, viajó a El Paso, Texas, donde se reunió con el gobernador republicano Greg Abbott, quien, cada que puede, hace alarde de su posición antiinmigrantes. De hecho, Biden no modificó la posición adoptada por su antecesor, Donald Trump, respecto de la mano dura contra las personas que desean internarse en Estados Unidos sin tener los documentos que legalizan su estancia, es decir, los indocumentados.

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Quienes son detenidos y no pueden acreditar su estancia, son regresados a México en un promedio de mil personas al día, o sea, treinta mil personas al mes. Hay de las nacionalidades más diversas, pero predominan los que vienen de Honduras, Haití, Nicaragua, Guatemala, Venezuela. Aparte de estas nacionalidades, hay gente de los lugares más diversos. Desde luego, durante los primeros meses de la invasión de Rusia a Ucrania, se incrementó drásticamente el número de ucranianos, pero también de rusos quienes huían del reclutamiento forzado; también hay africanos, asiáticos y personas del Este y del Centro de Europa. La cuestión es que en nuestra frontera con Estados Unidos se está presentando una crisis humanitaria en vista del creciente número de personas que intentar internarse en la Unión Americana. Conviene resaltar que un tercio de los inmigrantes son mexicanos. Y es que, a los tradicionales motivos de falta de oportunidades, ahora se añade la ascendente violencia criminal que azota a muchas localidades de nuestro país. Literalmente, muchos mexicanos huyen de nuestro país para salvar sus vidas; para no caer asesinados por los narcotraficantes o ser reclutados como sicarios o, si son mujeres, servir como esclavas sexuales o ser prostituidas.

En conferencia de prensa, el presidente Biden anunció un plan conjunto con México para que 30 mil solicitantes de asilo, exclusivamente, de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití, puedan obtener visa; previamente, las solicitudes de asilo deberán ser estudiadas y comprobar qué personas en Estados Unidos se harán cargo de esos inmigrantes.

Un dato interesante: el fenómeno migratorio no sólo involucra a México y Estados Unidos: durante varios años, mexicanos, sobre todo de clase media, aprovecharon las condiciones laxas para internarse en Canadá y establecer su residencia en ese país. No se necesitaba visa. Este flujo migratorio se detuvo cuando el entonces Primer Ministro, Stephen Harper impuso el requisito para los mexicanos de tramitar una visa si querían entrar a Canadá. Trudeau quitó el requisito de la visa.

Aparte de esta peculiaridad canadiense, lo cierto es que buena parte de la migración la controlan bandas criminales; los llamados “polleros” que forman verdaderas y propias empresas transnacionales y que obtienen pingües ganancias con el tráfico de personas.

Esas bandas están vinculadas o, incluso, son las mismas que forman los cárteles de la droga. Y uno se preguntará ¿por qué el fentanilo? Pues porque es una sustancia cincuenta veces más potente que la heroína. Luego entonces, el fentanilo está cambiando la forma en que se producen, trafican y consumen los estupefacientes. El problema con esta sustancia es que es muy fácil sobrepasar la dosis tolerable para el cuerpo humano. Efectivamente, las muertes por sobredosis han aumentado exponencialmente.

Agregaría, un tema de la mayor importancia: Estados Unidos y Canadá se mantienen en la órbita de los países democráticos, en tanto que López Obrador ha dado muestras claras de querer erradicar la democracia en México e imponer una autocracia bolivariana. De allí, el estrechamiento de relaciones con Cuba, Nicaragua, Venezuela y personajes siniestros como Evo Morales y Pedro Castillo.

Valdría la pena que Biden y Trudeau se dieran cuenta de con qué clase de individuo están tratando.

Mail: jsantillan@coljal.edu.mx