
Existen diversas razones por las que una persona lloraría mientras prepara la comida, por ejemplo: en la radio ha sonado la canción prohibida que resucita los recuerdos de una ruptura; o tal vez, el platillo en proceso era la receta preferida de un familiar que ya no está; o quizá, cocinas con el dolor de haber administrado irresponsablemente tu quincena y ya no hay presupuesto para la pizza que tanto se te antojó.
El llanto es así de natural y muchas veces el ser humano no puede evitarlo cuando la emoción decide abrir la fuente de nuestros ojos.
Sin embargo, ¿cuántas personas suelen llorar por una razón completamente distinta y más sencilla? Así es, nos referimos a las temidas cebollas, quienes —como una expareja— no piden permiso ni dan aviso para hacerte llorar.
¿Por qué las cebollas hacen llorar?
El culpable del llanto al cortar esta peculiar verdura, es un compuesto llamado Óxido Propanotial-S, agente lacrimógeno que se forma a partir de la reacción de enzimas y sulfóxidos de la cebolla al cortarla, ya que las células se rompen tras la perforación y desencadenan dicha reacción.
El óxido propanotial-S se eleva al aire como una lluvia de gotitas invisibles que se adhieren a los nervios sensoriales de los ojos y producen la sensación de escorzor que desemboca en el río de lágrimas.
Principalmente, las cuchillas sin filo son las causantes de que la altura de las diminutas gotitas alcancen casi 40 metros de altura debido a la fuerza que se requiere para romper la piel de las cebollas.
Ante este visible e irritante problema, especialistas de la ciencia se dieron a la tarea de hallar la solución para una cocina sin lágrimas.
¿Cómo evitar el llanto al cortar cebollas?
“Esto es algo con lo que todos lidiamos”, comentó el físico Navid Hooshanginejad, quien estudió cebollas en la Universidad de Cornell.
Un día, intrigado por la lluvia de gotitas que escocen los ojos al cocinar, Navid y sus colegas construyeron una guillotina en miniatura para cortar la cebolla por la mitad e investigar más a fondo la fuerza y velocidad de cada corte, utilizando cuchillas de diferentes filos.
De esta forma, los especialistas descubrieron que cortar la verdura con una cuchilla afilada y sin prisas impedirá que las gotitas no alcancen la altura de los ojos.
El físico de la Clínica Mayor en Rochester, Jim Wilking, comparó este descubrimiento a la idea de un globo de agua, el cual no necesita mucha presión si se le revienta con una aguja; sin embargo, al reventarlo con el dedo, ocupará mayor presión, lo que impulsará el chorro de agua más lejos.
Tal cual es el caso de las cebollas: un cuchillo sin filo será tu peor aliado, ya que éste aplastará las células de la verdura con mayor presión, ocasionando que el jugo acumulado explote a mayor distancia cuando la piel se rompa.
Un cuchillo afilado, por otra parte, disminuirá notablemente el vuelo alto de las gotitas y tus ojos tendrán mayor porcentaje de salir ilesos al cortar cebollas.