Debido a la combinación de factores genéticos y ambientales, hasta el 50 por ciento de la población mexicana puede desarrollar la enfermedad llamada Hígado Graso, que es un padecimiento crónico que puede complicarse y provocar una cirrosis no alcohólica o cáncer de hígado. Lo anterior fue dado a conocer por la Asociación Mexicana de Hepatología, previo a la conmemoración del Día Internacional NASH o Día Internacional de la Esteatohepatitis no Alcohólica, que se celebrará el próximo domingo.

El hígado es el órgano de mayor tamaño dentro de la cavidad abdominal humana. Desempeña varias funciones como eliminar toxinas, almacenar energía y contribuir a la digestión de los alimentos. La enfermedad de Hígado graso disminuye la capacidad de ese órgano para cicatrizarse cuando tiene lesiones internas y si avanza hasta convertirse en cirrosis o cáncer puede desembocar en la muerte del paciente.

Laura Cisneros Garza, presidente de la Asociación, informó que la Enfermedad por Hígado Graso de origen No Alcohólico se ha convertido en una epidemia mundial y se está posicionando como la primera causa de enfermedades del hígado en muchos países. Por esta razón, México se unió desde 2021 a las actividades internacionales asociadas al Día Internacional NASH, en el que médicos de 73 países y de 8 organizaciones multilaterales trabajan juntas para crear conciencia entra las personas sobre el avance de este problema. El año pasado pudieron llevar información a 11. 5 millones de personas, con 4 mil programas en Podcast y miles de mensajes en redes sociales.

“Muchas personas desconocen que tienen hígado graso y en México somos el segundo país con mayor obesidad en el mundo y el primer lugar en obesidad infantil. Tenemos una prevalencia de hígado graso por encima del 25 por ciento en diferentes grupos de la población y en algunos alcanza el 55 por ciento. Esto es grave porque las personas no sienten ningún síntoma y cuando llegan a la consulta ya pueden tener cirrosis o cáncer sin que hubieran tenido ningún malestar previo”, indicó la doctora Laura Cisneros.

La Asociación llevó a cabo un panel de investigadoras que analizaron co morbilidades asociadas al hígado graso, como la Diabetes mellitus, obesidad e hipercolesterolemia, pero también estudios en marcha sobre posibles variantes genéticas en población mexicana que facilitan el desarrollo de Hígado graso. Entre un conjunto de datos muy importantes, hay que subrayar que el diagnóstico de esta enfermedad ha aumentado en niños menores de 10 años, cuando antes se consideraba una enfermedad que se presentaba después de los 40 años.

El panel de expertas estuvo integrado por la Nutrióloga Astrid Ruiz Margain, investigadora del Departamento de Gastroenterología, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubiráin (INCMyNSZ); la Gastroenteróloga Nayeli Cointa Flores García, encargada de la Clínica de Hígado y Trasplantes del mismo INCMyNSZ; la Doctora Fátima Higuera Tijera, Jefa del Servicios de Gastroenterología en el Hospital General de México Eduardo Liceaga, y la Hepatóloga Margarita Dehesa Violante, Hepatóloga y ex presidenta de la Asociación.

Entre las diferentes líneas de reflexión se abordó también el problema que genera la combinación de complicaciones que se presenta en pacientes con COVID19 e Hígado graso, que es un campo en el que la Doctora Fátima Higuera realizó uno de los primeros reportes en revistas médicas interancionales.

“El hígado graso es una comorbilidad que puede provocar que los pacientes con COVID 19 tengan un peor pronóstico debido a que es una enfermedad proinflamatoria. El reunir esas dos enfermedades puede generar complicaciones durante la hospitalización y estos datos son un muy buen ejemplo de por qué es importante que la gente sepa que la enfermedad de Hígado graso existe y que deben tenerlo a la vista aunque no sientan síntomas”, dijo Fátima Higuera.