Academia

Miguel Alcubierre y Sergio de Régules surfean el espacio-tiempo

Los rockstars de la física y la divulgación conjuntan talentos para publicar “Surfear el espacio-tiempo”, una aventura biográfica del experto en viajes interestelares y representación de ondas gravitacionales

Entrevista

Miguel Alcubierre y Sergio de Régules presentaron el libro en diversos foros, entre ellos el ICN de la UNAM.

Miguel Alcubierre y Sergio de Régules presentaron el libro en diversos foros, entre ellos el ICN de la UNAM.

ICN

Todos hemos surfeado el espacio-tiempo, algunos más conscientes de ello que otros, algunos más entre viajes interestelares a través de la imaginación y la relatividad general, otros más entre ondas gravitacionales y flotando en ausencia gravedad; hay quienes incluso lo han hecho para relatar esas y más historias.

Este es el caso de un dúo dinámico para nada improbable ni imposible de imaginar: el rockstar de la física Miguel Alcubierre y el rockstar de la divulgación Sergio de Régules.

Estos dos beach boys de la física, con tabla estelar en mano, ecuaciones enceradas y ciencia bien amartillada, incursionan en la aventura editorial llamada “Surfear el espacio-tiempo” (Debate), un relato que narra la historia del científico mexicano que le puso física a los viajes intergalácticos de Star Trek y, aún más importante, “rostro” a esa cada vez menos misteriosa entidad de la relatividad llamada “ondas gravitacionales”.

En entrevista, los autores relatan algunos aspectos de este oleaje biográfico de Alcubierre y sus aventuras entre la relatividad numérica, congresos de naves espaciales, la burocracia académica y su “grácil” viaje en ingravidez.

Miguel Alcubierre es investigador del ICN de la UNAM.

Miguel Alcubierre es investigador del ICN de la UNAM.

Twitter

Aunque son amigazos desde la Facultad de Ciencias de la UNAM (circa 1982), donde tomaron clases juntos, hicieron equipo y seguro hasta se pasaron la tarea, es la primera vez que emprenden un proyecto de divulgación, aunque han coincidido publicando por separado en la revista “¿Cómo ves?”.

“Surfear el espacio-tiempo”, dice Alcubierre, es un libro muy fresco y muy personal “en el que se habla, desde mi punto de vista, la trayectoria que he tenido como científico, director y los temas con los que me he relacionado en la física”. De Régules entrevistó al investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM y juntos dieron forma a los temas de física expuestos. Todo (casi) narrado como si se tratara de una charla entre amigos (amigos físicos que hablan de relatividad general, relatividad especial, agujeros negros, viajes en el tiempo y otros temas comunes de una sobremesa).

“Ya era hora de que sucediera en un libro de divulgación en México donde se oye la voz del científico –en este caso la de Miguel– y en la que se lee un lenguaje platicado, así como me lo contó; eso se lee más a gusto, más cálido y entrañable. Dejamos el lenguaje coloquial, el lenguaje de los mexicanos, o por lo menos el de los chilangos, algo que no se suele hacer en la divulgación del país porque nos tomamos las cosas muy solemnes”, dice Sergio de Régules.

El libro podría ser una picante lectura para un estudiante de física, pero para los autores va más allá. “El objetivo es que sea accesible a todos, pero también es una historia anecdótica para quienes están interesados en hacer una carrera científica, sobre dónde se atora uno o una guía de cómo hacer las cosas”, dice Miguel. Sus estudiantes ya lo compraron, aunque eso no les asegura una buena calificación (¿o sí?). “A los estudiantes de física les va a encantar, pero no está dirigido sólo para los chavos, la divulgación es para todo el mundo y a quien le guste leer”, añade por su parte Sergio.

Los físicos recuerdan que, cuando ellos eran “los chavos” crecieron leyendo obras de divulgación de Carl Sagan o Isaac Asimov, lo cual tuvo una clara influencia en su carrera como “maestros de las artes físicas”. Más que el libro que les hubiera gustado leer cuando eran más jóvenes en sus células, “Surfear…” trata de emular lo que esos autores hicieron por ellos.

Sergio de Régules es divulgador de la DGDC de la UNAM y autor de varios libros.

Sergio de Régules es divulgador de la DGDC de la UNAM y autor de varios libros.

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“WARP DRIVE”.

A principios de la década de los noventa, en el Sanborns de Perisur, como era la tradición cuando eran estudiantes, Alcubierre citó a De Régules y su “Hellfire club” (todavía está de moda Stranger Things, ¿no?) para compartirles una idea para un artículo, que inexplicablemente no ganó el premio Ig Nobel de la Tierra o un honoris causa de la Real Academia de Ciencias del planeta Vulcano.

En 1992, Alcubierre tuvo la idea de explicar con ciencia real cómo podría llevarse a cabo el “warp drive” con el que la tripulación del Capitán Kirk –a quien estuvo cerca de conocer– y el Enterprise surcaban el Universo para meterse en más de un lío intergaláctico. “El artículo se publicó en 1994, pero en esa reunión quise presentarles esta bonita idea a mis amigos físicos, que sabía la entenderían y apreciarían”.

Los detalles pueden encontrarlos en el libro, añade Sergio, pero recuerda que esa reunión en el Sanborns para tomar un café fue la primera vez que Miguel compartió tan interesantísima idea. “Ahí nos platicó antes que al resto del mundo y fue emocionante saber que formamos parte de esta historia tan divertida, pero muy bien detallada y cuidadosa, una idea fresca”.

Alcubierre enfatiza que esta explicación no es “aplicable” a Star Trek, sino inspirado en esta serie televisiva. “Es física de verdad y basada en relatividad general, no es una idea de ciencia ficción”.

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–Aunque hay que recordar lo que les dijiste a las personas en un congreso que estaban interesadas en construir naves interestelares –jajaja–, añade Sergio.

–Que no se emocionen demasiado porque esto es casi imposible. Se necesitan cantidades gigantescas de energía y algo llamado energía negativa que, hasta donde sabemos, probablemente no exista y, si existiera, necesitaríamos convertir toda la energía de un planeta del tamaño de Júpiter en energía negativa para propulsar una nave del tamaño de un avión. Esto es prácticamente imposible, apunta Miguel.

Lo que no es imposible, aunque de igual forma requiere imaginación, creatividad y física de mucho caché, es la concepción y detección de ondas gravitacionales, una de las protagonistas del bestiario científico y astrofísico de nuestra época. Ahí está el verdadero súper poder de Alcubierre, quien relata en “Surfear…” que ha publicado más de medio centenar de artículos y el referido anteriormente, aunque fue el primero, ha sido el único sobre “warp drive”. Lo cierto es que éste le dio la fama pop que llegó a la BBC, Discovery Channel y a dar entrevistas como esta.

SURFEAR EN ONDA.

Pero el verdadero objetivo de Alcubierre en el doctorado en la Universidad de Gales en Cardiff no era generar falsas esperanzas para construir naves espaciales interestelares ni hacer casting para la nueva serie de Star Trek, sino para hacer relatividad, relatividad numérica más específicamente.

En “Surfear…” narra cómo llegó a esta área de la física que conjuntaba sus intereses: relatividad, agujeros negros y programación –mucha programación. Para entonces era un área nueva con mucho qué resolver, así que se puso a trabajar con su asesor Bernard Schutz, experto en el área.

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La ciencia funciona a través del conocimiento construido a través de la historia humana por diferentes personas. En esa construcción, las aportaciones del equipo de Schutz, y en las que participó Alcubierre, formarían parte de los ladrillos que permitirían “observar” por primera vez las ondas gravitacionales provocadas por el choque de dos agujeros negros a 1.4 mil millones de años luz y captadas por el observatorio LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) en 2015.

“La relatividad numérica está relacionada con descubrimiento de LIGO, porque uno de los problemas más interesantes en el área es modelar qué pasa cuando chocan dos agujeros negros que emiten ondas gravitacionales. Uno de los problemas fundamentales que requería una simulación numérica era visualizar cómo se vería esta emisión. Las ondas gravitacionales fueron detectadas en 2015 por LIGO, para entonces ya se había predicho cómo tenían que verse y los modelos coincidieron muy bien”.

ROCKSTAR.

Para promoción del libro, la editorial ha otorgado el título a Alcubierre de ser uno de los “científicos más importantes de Latinoamérica”. Los científicos, aunque los hay muy vanidosos y ególatras, regularmente son cautos y no buscan meterse en camisa de once varas con sus colegas. Por ello, él mismo y De Régules son más sencillos, más del Sanborns, con sus aseveraciones.

“No nos referiríamos en esos términos tan rimbombantes”, dice Sergio. No obstante, “se le conoce como uno de los rockstars de la ciencia en México, por eso nos invitaron a escribir este libro”.

Miguel se volvió famoso por su trabajo del “warp drive”, pero no volvió a trabajar en ello, apunta, después contribuyó a las simulaciones por computadora que después fueron útiles para LIGO, por lo cual podría considerarse más famoso e igual de importante. “No sabemos si es de los científicos más importantes del Universo y zonas aledañas, pero sin duda es un rockstar mundial por el impacto de su trabajo”.

Miguel Alcubierre y Sergio de Régules son amigos desde sus años en la Faculta de Ciencias.

Miguel Alcubierre y Sergio de Régules son amigos desde sus años en la Faculta de Ciencias.

ICN

Ingravidez, ¿qué se siente?

El libro “Surfear el espacio-tiempo” relata también la aventura de Alcubierre en un avión ruso de entrenamiento para astronautas en el que experimentó la ingravidez.

Recuerda que se trató de un proyecto de artistas que buscaron experimentar en estos vuelos para llevar a cabo una exposición artística. “Se acercaron a mí para que les explicara de gravedad y qué podrían esperar. Al final me invitaron, ellos consiguieron los fondos, trámites y permisos, de lo que fue una experiencia muy impresionante”. También fue un reto físico y emocional, recuerda: el avión se elevaba a toda velocidad para después apagar los motores y dejarse caer.

“Entonces flotas durante 30 segundos, luego encienden todo y lo repiten unas 10 veces en el transcurso de un par de horas. Acabas mareado y con una sensación extraña porque no estamos acostumbrados a ello y no hay nada parecido, es muy difícil de explicar con palabras”.