Cultura

Se acaban las “promezas” para investigaciones del INAH en ruta del Tren Maya

Los recursos del programa Promeza están por terminarse en Edzná y algunos arqueólogos contratados podrían terminar su labor sin pago

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La distancia de la estación del Tren Maya más cercana a la zona arqueológica de Edzná son cerca de 15 kilómetros.

La distancia de la estación del Tren Maya más cercana a la zona arqueológica de Edzná son cerca de 15 kilómetros.

Arqueólogos trabajan en la excavación y consolidación de la Pequeña Acrópolis de Edzná, Campeche, sin embargo, los recursos que provienen del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) se terminarán a mitad de este año sin que los jóvenes contratados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tengan certeza de que la elaboración de su informe sea tiempo de investigación pagado.

“El dinero suponemos que nos durará hasta junio o julio de este año. A pesar de que el sexenio sigue, nosotros nada más tenemos dinero para ese momento, espero que los muchachos, porque hay varios arqueólogos contratados, tengan el tiempo también pagado para hacer su informe”, expresa el arqueólogo Antonio Benavides quien dirige los trabajos de conservación.

Promeza inició el año pasado para poner en valor de 26 sitios próximos a la ruta del Tren Maya porque se espera que esas antiguas ciudades mayas -hoy zonas arqueológicas- reciban más del doble de visitantes cuando el ferrocarril esté operando.

Antonio Benavides, quien también es miembro corresponsal de la Academia Mexicana de Historia, explica que en cada intervención arqueológica, por ley, los arqueólogos deben entregar un informe, de lo contrario el Consejo de Arqueología no los deja participar en futuros trabajos.

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–¿Qué trabajos realizan en Edzná?

–Estamos terminando de explorar varios edificios que tiempo atrás se quedaron parcialmente explorados, por ejemplo, tienes edificios donde se exploraron los dos frentes, pero no las últimas partes, estamos en eso, en una estructura larga de 132 metros que tiene escalinatas de los dos lados, pero los extremos nunca se trabajaron hasta ahora.

Ahí mismo, en la Pequeña Acrópolis hay una estructura en la parte oriente que se trabajó de manera parcial, queremos terminarla; hay otra que es la 512 que queremos acabarla. También trabajamos en el mantenimiento de calzadas internas del sitio.

–¿Prevén incremento de visitas en Edzná con el Tren Maya?

–Hay voces que dicen que el Tren Maya no se terminará, de todos modos e independientemente del Tren Maya, la tendencia ha sido una mayor cantidad de visitantes.

–¿Hay una estación cerca de Edzná?

–En Tixmucuy estará la estación Edzná, de ahí supongo que los van a mover con combis o taxis a la zona. La distancia de la estación a la zona son cerca de 15 kilómetros.

Una cosa es el tren y otras las carreteras. La gente está acostumbrada a moverse por carretera, yo creo que el Tren Maya no moverá tanto turismo. La gente suele alquilar un carro, sale más barato, es así como los mexicanos, los gringos y europeos visitan las zonas, en vez de estar sujetos a los horarios de un tren que no para en todos lados. Honestamente, no le veo futuro al tren como movedor de turismo.

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–¿Solicitará más recursos después de Promeza?

–Sí, pero que me los den es otra cosa porque las vacas están flacas en esta administración.

–¿Qué tan complicado es mantener estos sitios enclavados en la selva?

–El Centro INAH Campeche tiene 16 sitios abiertos al público, todos cuentan con una unidad de servicios que tienen taquilla, a veces un pequeño museo, sanitarios y un espacio para que el custodio se quede a dormir o en ocasiones nada más para que cierre y regrese al siguiente día.

Ahora, el mantenimiento es complicado por la falta de recursos porque a algunas zonas hay que llevar agua, por ejemplo, en Santa Rosa Xtampak hay que meterle agua y gas, hay un módulo solar para que puedan tener algo de energía.

Antonio Benavides recuerda la existencia del programa Mantenimiento a Zonas Arqueológicas No Abiertas al Público (Manzana) con el que trabajaron sitios que los foráneos no conocen, pero que los locales sí ubican.

“Trabajamos mucho con gente de Cumpich y Xcochkax, por ejemplo, cada año escogíamos un sitio, explorábamos los vestigios, les dábamos mantenimiento emergente de mampostería para que no se siguiera cayendo el edificio, había esculturas que recuperábamos y las llevábamos a un lugar donde no las fueran a romper o a robar, ese tipo de trabajo lo hicimos durante 15 años, pero lo terminaron”, narra.

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Vista aérea de la zona arqueológica.

Menos protección y mayor impunidad

El problema de las zonas arqueológicas en el área maya, expresa el arqueólogo Antonio Benavides es que no tienen recursos de manera constante.

“Cuando estábamos en otra situación era más fácil porque la dirección del Centro INAH podía mover recursos para atender, por ejemplo, una destrucción o saqueo, ahora ya no hay dinero para eso, entonces tampoco hay la denuncia correspondiente y queda impune el hecho, entonces el malvado que destruyó y construyó encima una cosa que no debería, no le pasa nada, antes llegaba la PGR ahora FGR”, cuenta.

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