Cultura

Describen mutilación maya de falanges en ofrenda a la muerte de los dioses

Investigadoras del INAH estudian restos de Palenque, donde se llevó a cabo esta costumbre ritual, explica la antropóloga Lourdes Couoh Hernández

Arqueología

La investigadora comentó que la mutilación se realizaba en respuesta al duelo por el fallecimiento de los dioses incensarios.

La investigadora comentó que la mutilación se realizaba en respuesta al duelo por el fallecimiento de los dioses incensarios.

INAH

Investigadoras del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizaron 27 falanges de manos humanas que fueron depositadas en ofrendas del Templo de la Cruz, en la zona arqueológica de Palenque, Chiapas, restos óseos que evidencian la práctica del autosacrificio ante el duelo por el fallecimiento de dioses.

Así lo explicó la antropóloga física Lourdes Couoh Hernández, durante la ponencia “Religiosidad y ritualidad en Palenque a través de la mutilación de las falanges de la mano”, en el marco del 12 Congreso Internacional de Mayistas, que se llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

“La práctica ritual de amputar o mutilar una o varias falanges de los dedos de la mano se considera universal y de larga duración, debido a que ha sido documentada etnográficamente en 121 sociedades de África, Asia, América y Oceanía”, detalló Couoh Hernández.

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En palabras de la experta, el motivo más común para esta práctica con personas vivas es el sacrificio voluntario de ofrendar un segmento del dedo para pedir algo a una deidad. El segundo motivo es el luto, en especial, las mujeres se cortan las puntas de los dedos para arrojarlas dentro de la sepultura de su cónyuge o un hijo.

“En el caso de Palenque, se cuenta con un sustento sólido para considerar que hubo una costumbre ritual que motivó la acción de ofrecer un segmento del cuerpo para venerar a los ancestros y a los dioses”, aseveró.

La investigadora comentó que, entre los mayas, la mutilación de la falange distal (la parte de la huella dactilar) de uno o varios dedos se llevó a cabo como un sacrificio que realizaban en vida las personas de forma voluntaria y en respuesta al duelo por el fallecimiento de los seres sagrados, es decir, de los dioses incensarios.

Couoh explicó que en Palenque, en el núcleo llamado Templo de la Cruz existen tres templos donde se hallaron más de 100 incensarios efigies de barro: Templo de la Cruz, Templo de la Cruz Foliada y Templo del Sol.

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“Son incensarios que representan a dioses mostrándose con diferentes manifestaciones y fueron usados como receptáculos de la encarnación de los dioses durante las ceremonias religiosas”, indicó.

Por ejemplo, el Templo de la Cruz era la morada de un dios solar con atributos acuáticos, el Templo de la Cruz Foliada estaba dedicado al dios de los linajes ilustres simbolizando el nivel terrestre con el maíz recién nacido, la fecundidad agrícola, el relámpago y el poder de los gobernantes. Y el Templo del Sol se relaciona con la guerra.

Esos dioses se renovaban, es decir, eran deidades de barro que fenecían. “La ceremonia de renovación era de gran relevancia porque se reproducía el ciclo de destrucción y regeneración del cosmos expresadas a través de la muerte y el renacimiento. Se les ofrecía el sacrificio de cortarse uno o varias falanges de la mano como si fueran los deudos de un familiar fallecido”, añadió la experta.

Aunque en 1997 investigadores analizaron las 27 falanges halladas en Palenque, la antropóloga Couoh y la investigadora Martha Cuevas García volvieron a estudiar los restos óseos y llegaron a la conclusión de que pertenecían a 10 individuos.

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“De las 27 falanges, 26 son distales y una intermedia, siendo 16 de la mano izquierda y 11 de la mano derecha, correspondientes a los 4 dígitos, excepto al dedo pulgar. Estas 27 falanges pertenecieron a 20 individuos de los cuales 12 son masculinos, la mayoría adultos, sólo uno de edad de más avanzada y uno de 15-16 años”, detalló.

Couoh también identificó 6 individuos femeninos adultos con excepción de uno de 13-14 años, y se identificaron dos menores: de 8 años y otro de 11-12 años.

Los huesos tienen marcas de cortes, por ello la investigadora afirma la intención de descarnar el hueso. “Se podría hacer alusión a un rito de despedida del incensario con un sacrificio sangriento o corporal, lo cual indicaría que los individuos ofrecieron segmentos de sus dedos como sacrificio”.

Couoh mencionó otros contextos arqueológicos mayas con falanges: La Cueva y Salinas de los Nueve Cerros, Guatemala; Progreso, Benque Viejo del Carmen y Tizimin Kax, Belice. Fuera del área maya se han registrado en Xalla, Teotihuacan; Cerro de las Minas, Oaxaca y Cerro de la Cruz, Querétaro.

En fuentes escritas, dijo, exploradores del siglo XX reportaron la práctica de amputación de uno o varios dígitos entre las madres mayas cuando su hijo moría, parte del cuerpo que era enterrada junto con un cuchillo.

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