Cultura

“Los dogmas de la crianza se deben discutir desde la literatura”


La escritura no es normativa y permite desadormecerte, añade Alejandro Zambra. Presenta su libro “Literatura infantil”

entrevista

Lo más común para varias generaciones es que su padre saliera temprano de casa y llegara tarde, dice Alejandro Zambra.

Lo más común para varias generaciones es que su padre saliera temprano de casa y llegara tarde, dice Alejandro Zambra.

: Revista Santiago

La literatura es el espacio necesario para rehabilitar el diálogo, para desadormecer la parálisis y la tentación de varias generaciones al silencio en temas como la paternidad. Así lo expresa Alejandro Zambra (Chile, 1975) a propósito de su reciente libro “Literatura infantil” en el que plasma su experiencia de crianza, reflexiona sobre la soledad y reconstruye los primeros recuerdos de la infancia.

“En mi generación era una tentación el silencio, vinculada al temor porque si entrabas desde la inteligencia aparecía el cinismo y escepticismo, entonces muy fácil llegabas a la sensación de que el silencio era la respuesta y que era mejor dedicarse a escuchar Radiohead”, indica en entrevista.

La literatura nos desadormeció, añade Zambra. “Nos dio la posibilidad de entender que en nuestras vidas había un espacio narrativo, había experiencias que te permitían hablar sin llegar a soluciones artificiales”.

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En palabras del autor, los dogmas de la crianza se deben discutir desde la literatura porque la escritura no es normativa.

“En mi generación, los hombres podíamos dividirnos entre los que teníamos padres ausentes y padres presentes. Si te quejabas de tu padre presente, los hombres con padres ausentes decían: qué estupidez. Entonces, ¿en qué consistía esa presencia?”, cuestiona.

Lo más común para varias generaciones es que su padre saliera temprano de casa y llegara tarde -sinónimo de mucho trabajo-, que los fines de semana descansara y que su presencia marcara algo: silencio. “El papá te empezaba a preocupar más cerca de la adolescencia o su presencia estaba asociada a lo normativo, a los permisos”, señala.

Esas definiciones de hombría son las que Zambra pone en duda. “¿Qué pervive de todo eso en mí?, ¿qué tiene que ver conmigo la fuerza física, el miedo, el fútbol y la pesca?”.

El libro.

El libro.

HISTORIA

En el libro editado por Anagrama, el autor también plantea la amistad entre hombres como una forma de amor a partir de la historia de Darío y Sebastián, dos adolescentes que se divierten escribiendo cartas groseras hasta que la madre de uno de ellos los descubre.

“No hay una palabra, pero es equivalente al enamoramiento, ese momento que sólo quieres ver a tu amigo, eso sienten los niños en el relato, van más allá de cualquier otra narrativa porque es absoluta: buscan el deseo del juego y del entusiasmo. Hay espacios que no hemos sabido narrar, esos vínculos difíciles de establecer, fallidos muchas veces, vínculos difíciles de profundizar”, indica.

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Otro tema que aborda Zambra es la amnesia infantil, es decir, esos primeros meses de vida que todos olvidamos pero que los padres reconstruyen cuando ejercen la crianza.

“Pensé en la circunstancia de que olvidemos lo que tenemos el privilegio de presenciar en la vida de nuestros hijos y que al mismo tiempo sepamos que ellos olvidarán lo mismo que nosotros olvidamos, presenciar eso despierta mucha inquietud sobre la memoria propia”, destaca.

¿Ahí inicia el argumento de no querer ser como los padres?

Compararse con el padre es una trampa necesaria. La paternidad la ejerces de manera distinta porque todo ha cambiado, tú y el mundo. El padre es un contraejemplo porque si mi padre hacía esto, entonces uno se dice que haré lo contrario. Pero un contraejemplo también es trampa, es un ejemplo.

“Hemos construido una crítica a la autoridad y cuando te toca enfrentar el problema de la autoridad, tomar decisiones sobre cómo cuidar a tu hijo, es donde inicia esa trampa necesaria”.