Cultura

Villoro: la afición mexicana que irá a Qatar merece una mejor selección

El futbol en México es de mala calidad por su liga corrupta, los intereses económicos y la desprotección de jugadores

FIL ZÓCALO

Uno de los problemas del futbol mexicano es que nuestra liga es sumamente corrupta y “se dedica en su mayoría a la especulación económica”.

Uno de los problemas del futbol mexicano es que nuestra liga es sumamente corrupta y “se dedica en su mayoría a la especulación económica”.

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“Esa comunidad que llena estadios merecería un equipo mejor” es una de las principales consideraciones del escritor y Premio Crónica, Juan Villoro, respecto de la afición mexicana que ya ha comprado sus boletos para el Mundial en Qatar.

Durante la conferencia “Los excesos y milagros del fútbol” que se realizó en la Feria Internacional del Libro (FIL) Zócalo 2022, Juan Villoro indicó que México es uno de los cuatro países extranjeros que más boletos ha comprado para el famoso encuentro de balón-pie.

“Los que han comprado boletos hipotecaron sus casas, vendieron coches, rifaron sus mascotas… cosas enloquecidas para poder ir a Qatar. Es un público entregado que llega con disfraces maravillosos, incienso y copal, plumas, que en la aduana les dicen que no pueden importar chiles serranos y responden que es su ropa hecha de chiles, matracas de a montón, sombreros de ala extra ancha que tapan la vista a 3 filas superiores… esa afición entregadísima, con una selección que rara vez ha cumplido”.

Villoro opinó que no es nada raro que nuestro grito de guerra desde las gradas sea un “sí se puede”, puesto que es la demostración empírica de que hasta ahora no se ha podido, “que tenemos que decirles a los jugadores que sí pueden”.

También enfatizó que en México el público hace más esfuerzo que los jugadores –“si hubiera mundial de aficiones, México estaría en la final”- y comentó que tenemos una liga sumamente corrupta, que se dedica en su mayoría a la especulación económica.

FUCHO.

Al opinar sobre la situación interna del futbol en México, Villoro observó que los partidos se han vuelto una pancarta de publicidades, que en la televisión aparecen interrumpidos por comerciales que violan la integridad del aficionado y que los jugadores traen puestos más anuncios que camiseta.

“No hay sindicato que lo respalde, mientras que países como Colombia y Argentina tiene sindicatos futbolistas. ¿Cómo pedirle a un jugador que asuma responsabilidades en la cancha si no tiene derechos fuera? Gana mucho, pero es como un esclavo de lujo, lo pueden vender en cualquier momento y como hay mini-torneos cada 6 meses en los que se venden jugadores, no hay consistencia”.

Reflexionó sobre lo que implica para un jugador tener que cambiar de ciudad y las circunstancias que afectan la continuidad o estabilidad de un entrenamiento, así como las posibilidades de experimentación técnica.

“Por desgracia esta mala estructura del futbol mexicano da mucho dinero, igual que la telebasura, entonces, ¿para qué hacer las cosas bien si haciéndolas mal nos dan tanto dinero?”.

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Juan Villoro.

EL BALON NO SE MANCHA.

A pesar del árido panorama pintado, el evidente disgusto del escritor e intelectual ante la situación administrativa del futbol a nivel nacional e internacional tiene que ver con su perspectiva benigna y casi religiosa de este deporte. “En el futbol tenemos una oportunidad clara de regresar en el tiempo a lo que fuimos como especie y hemos sido como individuos”, expresó.

Si bien Villoro opina que se trata de un deporte que cristaliza y refleja los males de la xenofobia, discriminación, machismo, manipulaciones políticas y económicas; también ocurren goles y paradones que deciden los jugadores, en un juego que no discrimina por características físicas como la altura o peso.

“Tiene aspectos negativos, pero también anticuerpos contra los abusos que se cometen en su nombre”, acentuó.

Asimismo, recordó que el fútbol es un espacio cultural en el que han ocurrido grandes momentos históricos que ennoblecen a los jugadores:

“La primera manifestación importante en favor de la democracia en tiempos de la dictadura militar en Brasil la hizo el equipo Corinthians de la mano de Sócrates, su capitán que salió a la cancha con una playera que decía “democracia”; Carlos Caszely máximo goleador chileno fue a una ceremonia presidida por Pinochet y tuvo el valor de no estrecharle la mano; y en el equipo Necaxa surgió la idea heroica de hacer un sindicato, que costó la carrea a Carlos Albert, quien después sería comentarista deportivo y a Piolín Mota, portero del equipo, cuyo caso se había presentado por primera vez”.

“Ojalá tuviéramos un futbol parecido a la pasión que tenemos en las tribunas”, concluyó.