Deportes

"Rarámuris, 1928"

La participación de México en los Juegos Olímpicos de 1928: 
México envió a dos indígenas rarámuri como corredores de maratón, pero no lograron ganar medallas debido a las diferencias culturales y ambientales.

crónica olímpica -- Una mirada a la historia de los JO 

Mexicanos Rarámuris en Ámsterdam.

Mexicanos Rarámuris en Ámsterdam.

Foto: Archivo.

Digna representación

  • En los anales de los Juegos Olímpicos, México escribió una página singular y surrealista en 1928, en la ciudad de Ámsterdam.

En esta ocasión, la estrategia mexicana involucró a dos indígenas rarámuris, célebres por sus asombrosas habilidades de resistencia y velocidad. Con la creencia arraigada de que estos corredores de la sierra, capaces de recorrer 200 kilómetros en un día y medio, podrían asegurar medallas en una competencia de 42 kilómetros.

‘Los de los pies alados’

Los rarámuris, conocidos como "los de los pies alados", eran una auténtica sensación internacional, reconocidos como ‘Súper Corredores’ capaces de hazañas extraordinarias. Sin embargo, a pesar de sus formidables capacidades, no lograron asegurar la victoria en los Juegos Olímpicos.

Sandalias Rarámuris.

Sandalias Rarámuris.

Foto. Archivo

El fallo radicó en no considerar ciertos detalles cruciales. A pesar de su destreza corriendo descalzos en su hábitat natural, en la competición olímpica se vieron forzados a usar tenis, una decisión incómoda y ajena a su estilo de vida. Además, la alimentación y las prácticas hidratantes de los rarámuris, basadas en pinole y tesgüino, no encontraron equivalente en el protocolo olímpico. Se sabe que el peyote, en ocasiones, contribuye a su resistencia, un componente que también fue excluido.

Muy lejos del podio

En Ámsterdam, ocuparon los lugares 32 y 35, lejos del podio. Sin embargo, estos corredores extraordinarios demostraron al mundo que, para ellos, correr no es simplemente una competición de velocidad, sino una expresión de alegría y felicidad al recorrer grandes distancias. La historia olímpica de México en 1928, en su búsqueda de victorias, terminó revelando una profunda conexión entre el deporte, la cultura rarámuri y la complejidad inesperada de competir en un escenario internacional.

En el escenario olímpico de Ámsterdam 1928, México, con su delegación de 36 competidores masculinos distribuidos en seis disciplinas, escribía el tercer capítulo de su participación en los Juegos Olímpicos de verano, atletismo, boxeo, clavados, competencias artísticas (representados por el pintor Ángel Zárraga), esgrima y futbol, sin participación femenina; no obtuvieron ninguna medalla.

Carlos Garcés Rojo, hombre Sui Generis

Empiezan a aparecer destacados deportistas, quienes también dejarían una huella posteriormente de una u otra manera en el deporte mexicano, Carlos Garcés, héroe inadvertido de los campos de futbol mexicanos. En 1916 fue uno de los fundadores del Club América. Garcés, dentista para la compañía Cemento Cruz Azul, orquestó el cambio de la empresa hacia el futbol, dando vida al equipo Cruz Azul en 1927, donde asumió el papel de director técnico. Como atleta, participó en los 200 y 400 metros en los Juegos Olímpicos de París 1924.

Carlos Garcés Rojo en su época futbolera.

Carlos Garcés Rojo en su época futbolera.

Foto. Internet.

Grandes Atletas

Fidel Ortiz, boxeador histórico, debuta en estos juegos, ganaría una medalla en posterior edición; Federico Mariscala Abascal da inicio a la larga y fructífera tradición 

Carlos Garcés Rojo en su época futbolera.

El boxeador mexicano Fidel Ortiz,.

Foto.Archivo.