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‘Bendita suegra’: Comedia de escasos vuelos

CORTE Y QUEDA. No logra alcanzar altos vuelos debido principalmente al guión escrito por Melissa Palazuelos y Alejandra Vidal en el desarrollo del mismo resulta muy pobre

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Fotograma de 'Bendita suegra' de Beto Gómez

Fotograma de 'Bendita suegra' de Beto Gómez

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En la cultura popular, es muy común hacer mofa y chistes sobre la figura supuestamente despótica y autoritaria de la suegra y de las en ocasiones poco cordiales relaciones que sostienen con sus nueras y yernos. Dichas relaciones conflictivas también han sido el combustible de comedias cinematográficas como Mi novia secreta (Prime, Ben Younger, 2005), Si te casas... te mato (Monster-in-Law, Robert Luketic, 2005), Suegra al ataque (Smother, Vince Di Meglio, 2008) y Mi suegra me odia (Andrés Feddersen, 2022).

Ahora, ese personaje temido por unas y detestado por otros, es el eje central de Bendita suegra, la nueva comedia del mexicano Beto Gómez, cineasta detrás de películas como El sueño del caimán (2001), Puños rosas (2004), Salvando al Soldado Pérez (2011), Volando bajo (2014) y Me gusta pero me asusta (2017).

Su trama gira en torno a Andrea (Paulina Goto), una joven vegana quien se gana la vida como doctora de una clínica veterinaria. En contraste, su pareja Lucio Alberto (Daniel Tovar) es un abogado al cual le encanta comer tacos callejeros a escondidas de ella, aunque luego le caigan mal al estómago. Ambos viven felices en unión libre, y están tratando de volverse padres, aunque no han tenido éxito con esto último. Lo único que altera por momentos la armonía de su hogar, son las llamadas y videollamadas sostenidas por Lucio con Blanca (Blanca Guerra) su madre quien vive en el norte del país, y la cual trata de forma un tanto fría y distante a su nuera, quien a su vez, tan solo al oírla se siente aprensiva e incómoda.

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Al aproximarse el cumpleaños 60 de Blanca, y para tratar de revertir esta situación, la pareja decide ir a verla hasta Santiago, su pueblo natal, y celebrar con ella y toda la familia de Lucio. Y aunque son bien recibidos (particularmente este último), a Andrea le cuesta trabajo congeniar con su suegra, porque es una mujer de carácter fuerte, de férreas convicciones y un tanto religiosa, y no ve con buenos ojos la relación entre ella y su hijo. Algo similar pasa con la familia de Lucio, quienes gustan de comer carnitas asadas en cantidades generosas; jugar béisbol; y emborracharse y andar de juerga hasta altas horas de la noche. Pero además (y como pasa con la matriarca de la familia) son muy conservadores y ven con un poco de extrañeza las costumbres de la joven y desde luego, el que no consuma carne.

A pesar de ello, la protagonista se esforzará por tratar de encajar y de ganarse la simpatía y confianza de su suegra y su nueva familia, pero las cosas no le serán fáciles ya que sus intentos o bien topan con pared, o tienen un resultado adverso, haciendo que Blanca y los suyos la miren con mayor suspicacia e incluso con desaprobación. Y el asunto se complicará aún más con la aparición de Melissa (Tato Alexander), pariente política de Lucio con quien él sostuvo una relación amorosa muy intensa, la cual es muy estimada por Blanca y su parentela, y su presencia le producirá a ella malestar y celos, que desde luego, conducirán a un posterior estallido y confrontación y pondrán en peligro su relación.

Con estos elementos, Beto Gómez, estructura una comedia ligera y de enredos sobre lo complicado que pueden ser relacionarse con la familia política, muy inspirado en La familia de mi novia (Meet the parents, Jay Roach, 2000) y sus secuelas; combinándolo con el estilo y los tics cómicos presentes en sus últimos largometrajes, incorporando además otros elementos dramáticos provenientes del lenguaje televisivo (particularmente de la telenovela), pero empleados acá con fines paródicos, y matizado con algunas pinceladas de humor slapstick.

A pesar de esto, Bendita suegra no logra alcanzar altos vuelos debido principalmente al guion escrito por Melissa Palazuelos y Alejandra Vidal, quienes además de no conseguir potenciar las situaciones cómicas planteadas por ellas mismas, en el desarrollo del mismo resulta muy pobre, narrando la trama con tropiezos y de modo torpe, creando situaciones absurdas, pero las cuales no resultan graciosas e incluso caen en ciertas obviedades haciendo lucir a algunos personajes sencillamente como si fueran tontos; como cuando Andrea les hace ver que la mascota de la casa es un macho, y no una hembra como todos los demás creían (¡!). Otras situaciones no conducen a alguna parte, como ocurre con la subtrama de un personaje quien se va anticipando que saldrá del closet, y cuando lo hace… no pasa nada. Lo cual sorprende, tratándose del miembro de una familia ultraconservadora y machista. Ello, bien explotado, por lo menos le hubiera dado unos instantes de drama o de jocosidad al asunto, dependiendo de cómo lo abordasen.

Esto aunado a actuaciones desiguales, una edición apenas funcional, un ritmo el cual torna cansina a la cinta, y la inclusión de personajes de trazo grueso o apenas esbozados, quienes parecen haberse fugado del filme ¡Que viva México! de Luis Estrada (aunque aquí no emplean groserías); y los cuales, a lo sumo, son meros estereotipos integrados para tratar de conferir más humor al lienzo, pero que en realidad carecen de peso específico en el argumento y solo sirven para llenar el cuadro. Todo ello hace que el nuevo trabajo de Gómez naufrague, a pesar de los intentos de este último por subsanar varias de las limitantes antes mencionadas sin conseguirlo; brindando así un producto muy genérico, aburrido, y prescindible, el cual además amenaza con tener segunda parte. Y dado lo visto aquí, ello no sería una buena idea.