‘Crónicas del otro norte’, una película hecha literalmente de sueños
ENTREVISTA. El cineasta Miguel León ganó con este filme el premio al Mejor Largometraje Documental en la más reciente edición del festival de cine de Guanajuato
cine
Dentro de la Selección Oficial en competencia del 27 Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF por sus siglas en inglés) se encontró una docuficción con una propuesta narrativa llamativa que nos invitaba a abrirnos al mundo de los sueños a través de las ensoñaciones de un ‘extranjero’ en Crónicas del otro norte.
Crónica Escenario charló con Miguel León, director detrás de este ingenioso filme que trata de borrar la barrera entre la realidad y el mundo de ensueño que además, se coronó con el premio a Mejor Largometraje Documental.
“Lo que me sucede es algo muy personal, pues sueño con Chihuahua sin conocerla. Y entonces al llegar ahí, me piden en un festival de arte nuevo si tengo algún tipo de proyecto para seguir, porque me conocían de El secreto del Dr. Grinberg que había escrito y entonces se me ocurrió esto de La cabina de los sueños, buscando conocer este lugar en el mismo lenguaje que me vino a mí”, explicó Miguel.
“Entonces, en un remolque la gente entraba libremente a contarme un sueño que se hubiera quedado grabado, como a veces tenemos recuerdos que no sabemos por qué están ahí. Pues hay sueños que se quedan ahí pero hay algunos que te marcan, quién sabe por qué”, agregó.
El proyecto que detonó estas Crónicas del otro norte fue largo pero placentero para León. “Eran tres días en los que iban a entrar diez personas como experiencia personal pero la bola de nieve fue creciendo y la misma gente pidió que durara más tiempo. Entonces, lo que iba a ser una instalación para una experiencia mía personal y de la gente que entrara se acabó convirtiendo en una especie de Las mil y una noches. Empecé a ver cómo la gente conectó con la idea de una manera muy sorprendente”, reflexionó.
“De ahí fui viendo la necesidad de hacer una narración que no se pareciera a ningún otro proyecto que yo había hecho además de que vino a la par de un agotamiento mío de las fórmulas de la narrativa convencional”, continuó explicando el director español.
“De repente, me encuentro con un tipo de narración que de alguna manera es salvaje, no tiene propósito, no hay un marketing detrás, así como los sueños que de repente no tienen propósito ni objetivo. Entonces realmente me convertí en adicto a eso y dije ‘tengo que sacar una película, aunque suene pretencioso, pero muy diferente a lo que yo haya visto antes’”, añadió.
Aunque podría parecer para algunos un experimento pretencioso, para Miguel resultó lo contrario. “Al final, Crónicas... es una peli narrativamente muy sencilla porque son bloques de sueños que al final sí tienen arcos y la historia del extranjero le da unidad a todo. Y es que a mí no me gusta el cine que es una masturbación para el autor. Lo odio”, destacó.
“Entonces sí llegó un momento en que decidí hacer como un cuento con el tono de Fargo en la cabeza, que no deja de ser una historia de repente absurda y terrible. Pero aquí, elogiando la libertad narrativa de los sueños, iba captando las voces y definitivamente esto sí ha sido una peli artesanal. No es que la defienda pero el cine se hace cómo se puede y donde se puede”, sumó.
Dándole vida al ‘extranjero’ en su historia, el realizador se dio cuenta de su conexión con este lugar desconocido para él. “Buscaba poder abstraer la idea que la gente tiene de Chihuahua, sobre todo el mexicano, y poder desfamiliarizarla. Me la imaginaba como un gigante que en ese momento estaba soñando Chihuahua”, dijo.
“Agarraba el tripié, luego tardaba mucho en encuadrar y cuando ya veía que el plano me decía algo tiraba ahí y de esa manera me encontré con fuego en el cerro cerca de casas con nieve. Me percaté de que, si te fijas un poco, la realidad es extraordinaria. Parece que Chihuahua me regaló su esencia y dejó que lo extraordinario que tuviera, lo capturara”, afirmó.
Otro aspecto destacado de esta docuficción es el imaginario que creó combinando relatos con imágenes. “Llegó un momento que sí le di mucho sentido en este proyecto a eso, donde en lugar de un sueño largo de un soñante, fueran varios mientras hacía una toma cenital”, expresó.
“La idea era que la imagen te inquietara de alguna manera y la voz por otro y en su suma a cada espectador le creara algo ahí, un matrimonio diferente, sin yo saber que le podía proporcionar. Porque, para mí, hay sueños que hasta me hacían risa y luego he ido viendo cómo parecen más un intento de crear lo inesperado en el espectador”, afirmó el español.
“No puse ni siquiera los nombres de los soñantes porque mi idea era recuperar la pasión por mi profesión y la cultural oral. Qué mejor que ir a la fuente de donde venimos, que son las narraciones apócrifas como Las mil y una noches, que viene de la tradición oral, La odisea o los cuentos de los hermanos Grimm y otros que son anónimos”, siguió.
“Es mi intento de no individualizar la narrativa y de alguna manera apelar a ese inconsciente colectivo y a esa gran narración que estamos contando entre todos sin saber muy bien por qué ni para qué pero que es de todos”, complementó León.
Pero para darle cierta homogeneidad a la idea se necesitaba una voz mágica más: la del ‘extranjero’:
“No tenía la certeza de que fuera a formar parte de todo. En un principio, era como usar solo la instalación pero me di cuenta de que era algo inmersivo de sueños e imágenes pero dada mi repulsión a ese cine masturbatorio del autor que cree que le va a interesar a todo el mundo dije no. Pero la gente cercana a mí me hizo ver que había influido en cómo me los han contado y que no se sintieron juzgados”, declaró el también guionista.
“Fue ya en el montaje cuando me vino la idea de esta voz en tercera persona que hablara del extranjero. Hice una prueba grabándome la voz para que un amigo entendiera el tono y todo y pusiera la narración pero terminó por decirme que era buena idea la tercera persona porque cuando soñamos, no sabemos si somos nosotros o es otro. Así, quedó y le da un punto de extrañeza en el juego narrativo”, añadió.
Para Miguel, la parte más complicada pero fundamental para armar este relato fue, justamente, la edición y el montaje. “Fue una ruta por todo el estado de Chihuahua, como en las ferias antiguas. Al final, tenía poco más de 300 sueños. Los escuché con detenimiento y luego venía el proceso de editarlos”, expresó.
“Había sueños muy interesantes pero no tenían la fuerza que quería, del embrujo de una buena voz contado con asombro todavía ese vago recuerdo y la perplejidad de una mujer de 70 años haber soñado algo a los cinco que le marcara todavía y por la noche se acordara de eso”, apuntó.
“Esa fue la premisa, que las voces mantuvieran el asombro. Gracias a los tiempos en los que pude ir dejando reposar el material, pude ir haciendo esa decantación de voces e imágenes. Cuando tenía todo, encontré todo un equilibrio de tonos, que no se fuera por lo terrorífico ni por lo cómico. Como referencia tuve Twin Peaks de Lynch que jamás repetía tonos y me puse como ese faro para que existiera ese balance y creo que fue una muy buena decisión, también con la estética en blanco y negro”, agregó.
Esa decisión sobre la imagen encuentra un interesante eco que era importante para el director. “Los sueños son la cara B de la realidad, el blanco y negro es la cara B de la imagen, porque la realidad la conocemos a color, pero era como irnos a la misma cara de los antiguos vinilos. Desde el principio tuve claro que iba a ser así, pero no por una cuestión estética ni de homenajear el cine que yo amo, sino porque creo que la realidad está soñando de esa forma, por así decirlo”.
Curiosamente, al final de Crónicas del otro norte culmina con la aparición de una frase: “Siempre se contó la historia de la humanidad despierta, llegó la hora de que alguien cuente la historia de la humanidad dormida”. Sobre ello, León tiene una anécdota curiosa.
“Cuando entregamos el DCP para el festival, dije ‘pareciera que ahora estoy explicando el chiste’. Entonces, sin avisar al de subtitulaje, quité la frase, pero dejaron el subtítulo. Entonces, aparece en inglés de repente y resulta que funciona muy bien con la idea del sueño. Pero es un texto que me hizo pensar en un proyecto así”, confesó.
Finalmente, Miguel no duda en continuar explorando esa historia de la humanidad dormida. “Al final siento que nací en España de accidente y que me siento en México como en casa. Poder hacer esto por todo México y al final hacer un mega retrato onírico de todo el país es una idea que me llevaría mucho tiempo. Ahora mismo no puedo pero si está ahí revoloteando, latente en mi mente”, concluyó.