Escenario

“Los secretos de Dumbledore”: Ni tan reveladores ni mucho menos entretenidos

CORTE Y QUEDA. Ni Davi Yates ni J.K. Rowling parecen apreciar la importancia de esta aventura, tristemente mostrando una incapacidad por crear un buen relato

El profesor Dumbledore y sus alumnos en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras
La saga está cayendo poco a poco en un pozo del cual ni los animales fantásticos ni toda la magia del Wizarding World podrán rescatarlo. La saga está cayendo poco a poco en un pozo del cual ni los animales fantásticos ni toda la magia del Wizarding World podrán rescatarlo. (CORTESIA WARNER BROS.)

En 1997, un fenómeno literario ocurrió cuando la escritora J.K. Rowling publicó una historia de un mundo mágico lleno de jóvenes donde destacaba uno de ellos, el niño que vivió, aquel con la marca tenebrosa en su frente, ni más ni menos que Harry Potter. Tal fue el éxito de esta novela que fue adaptada a cines en el 2001, desatando la euforia de muchos fans en el mundo que han hecho de este universo algo suyo.

Este universo, cinematográficamente hablando, se abrió un poco más en el 2016, dejando de lado Harry, Ron y Hermione, para centrarse en otro personaje no tan popular y cuyo libro en sí funcionaba más bien como una guía complementaria acerca de todas las criaturas mágicas que existen en el mundo. Éste es el alumno de Hufflepuff, Newt Scamander.

La saga de Animales Fantásticos y dónde encontrarlos comenzó un nuevo episodio en este mundo mágico dando tropezones con una historia muy básica, con subtramas innecesarias e incluso personajes nuevos bastante olvidables. La situación mejoró muy poco con Los Crímenes de Grindelwald (2018), donde se dio un avance ligero conforme a su primer intento pero que no dejaba de sentirse floja y, por momentos, hasta contradictoria con el canon establecido por Rowling.

Una pandemia después y con el recast del villano principal de la historia ahora cayendo en manos del talentoso Mads Mikkelsen, llega por fin la tercera parte de esta saga: Los secretos de Dumbledore, donde Newt Scamander (Eddie Redmayne) y un grupo de amigos magos (y no magos) tendrán que detener al malvado Grindelwald (Mikkelsen) para que no desate la guerra entre el mundo mágico y el de los ‘muggles’, todo ello bajo el sabio consejo de Dumbledore (Jude Law), cuyos trapitos serán sacados al sol, o eso pareciera. 

Uno de los problemas de los que tanto adolece esta trilogía a la fecha es la falta de magia en un universo que debería estar lleno de ella. Esto, aunado a las descaradas referencias a la saga de Potter que parecieran estar puestas solamente para distraer a los fans de hueso colorado de los serios problemas que la cinta tiene en su desarrollo, mismo que adolece de un ritmo adecuado o incluso del entretenimiento que busca brindar de manera efectiva.

Aquí se ciernen dos nombres que pueden cargar con la culpa de ello. Primero está David Yates quien, desde que llegó para ser el director de la franquicia mágica ha entregado solamente una cinta que realmente funciona. Tristemente, pareciera que el realizador se ha olvidado por completo del encanto que este universo debería tener, dejando de lado el entretenimiento y dando patadas de ahogado sin saber captar la esencia de este mundo.

El otro gran problema es, ni más ni menos, que la misma Rowling, cuyos guiones en las anteriores cintas dejaban mucho que desear no sólo con su continua falla en la toma de decisiones narrativas donde hace y deshace todo a conveniencia, sino que parece que también se olvidó del propio mundo que ella creó al caer constantemente ya no sólo en inconsistencias del tiempo sino de los personajes mismos, lo cual resulta lamentable.

Más allá de estos obstáculos, Los secretos de Dumbledore tiene puntos rescatables que la ponen ligeramente arriba de sus antecesoras. Uno, por ejemplo, es la parte del guion, en donde se sumó Steve Kloves al lado de la autora del Mundo Mágico, que desarrolla un interesante paralelismo entre los tiempos pre Segunda Guerra Mundial, la superioridad de razas y el populismo que Grindelwald ejecuta y que remite a aquella infame figura histórica del Tercer Reich, gracias también a la poderosa presencia de Mikkelsen que sin tanto maquillaje ni el cabello decolorado, logra que el antagonista de esta aventura se sienta más amenazador que la versión de Depp entregó en el pasado. 

Aunado a ello, la labor de Stuart Craig junto con Neil Lamont en el diseño de producción le dan un tono más oscuro a la saga que va acorde con el drama político que plantea. Se suma también el talento de George Richmond detrás de la fotografía, que también juega un papel importante para darle una atmósfera fría donde la represión y el autoritarismo se sienten gracias a la amenaza del villano y sus actos, aunados al buen papel de Mikkelsen que, por pequeños momentos, recuerda a su rol de Hannibal Lecter en la serie homónima.

Tristemente el resto del cast es casi olvidable debido a su nulo desarrollo. Redmayne y su Newt cada vez se vuelven más intrascendentes en su propia historia; Jacob Kowalski (Dan Fogler) cae en el cliché del lado cómico hasta el hartazgo; Ezra Miller es desperdiciado de nueva cuenta y los animales fantásticos que dan el título a esta expansión casi no aparecen en un relato que deja de lado la magia y fantasía por un drama político que se sostiene a ratos pero que termina con algo particularmente fuera del tono de esta tercera parte donde ni siquiera los efectos visuales destacan del todo.

Ni que decir del planteamiento de los hermanos Dumbledore, especialmente Aberforth (Richard Coyle), el cual es el peor parado de las incongruencias de Rowling y su universo actual. No así Jude Law, que tiene buenos momentos pero que de repente es intolerable debido a la insistencia de la misma autora por justificar todas esas actitudes tóxicas donde usa y desusa a todos por conveniencia, por el bien común o por ser la mejor decisión, según él.

Así, Los secretos de Dumbledore no resultan tan reveladores ni mucho menos entretenidos para un mundo de chicos y grandes que creció añorando un poco de esa magia contenida en este universo. Y aunque se aprecia el querer tocar temas más profundos en su relato, ni Yates ni Rowling parecen apreciar la importancia de esta aventura, tristemente mostrando una incapacidad por crear un buen relato que expanda su visión, optando por lo más fácil en lugar de lo correcto, cayendo poco a poco en un pozo del cual ni los animales fantásticos ni toda la magia del Wizarding World podrán rescatarlo. 

El filme llega a las salas mexicanas este jueves.

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