Cronomicón

Capilla del Hombre: el sueño del pintor Oswaldo Guayasamín

El pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín (1919-1999) fue un gigante de la plástica universal, un mago del pincel, un filósofo de la vida, un humanista, quien cumplió uno de sus grandes sueños: construir La Capilla del Hombre, en Quito, su ciudad natal.Guayasamín, el pintor de guayabera blanca, cabello canoso, mirada aguda y rasgos que no ocultaron su descendencia indígena de los Andes, es el artista ecuatoriano más reconocido entre los grandes, formado en la Escuela de Bellas Artes de Quito.El gran sueño del maestro fue construir en vida La Capilla del Hombre, para exponer no solo 300 de sus obras, sino para dejar plasmado hacia la eternidad su pensamiento expresado con sus pinceles.Años antes de morir, el maestro Guayasamín sostuvo en uno de sus tradicionales conversatorios con pintores que la plástica es el único arte que no tiene intermediarios.La música, la poesía, la literatura en general tienen interventores, en cambio "nosotros los pintores no tenemos intermediarios porque con nuestras propias manos pintamos lo que pensamos y sentimos".Para el artista, la música tiene intérpretes que jamás podrán captar exactamente lo que el creador quiere decir, "es casi que imposible que el intérprete se imagine el pensamiento líquido del creador".Las ideas y pensamiento del maestro se reflejan con toda su dimensión en cada rincón de la casa museo Capilla del Hombre. Ahí está su obra humanista, expresando el dolor y la miseria que soporta la mayor parte de la humanidad.En estas 300 obras, Guayasamín denuncia la violencia en el Siglo XX, marcada por guerras, genocidios, los campos de concentración, las dictaduras, las desapariciones y las torturas.En su estudio, siempre tuvo centenares de pinceles de todos los colores y tamaños, porque siempre afirmó: "cada pincel tiene su propio lenguaje".Guayasamín se autodefinió como extremadamente sensible porque muchos de sus cuadros los pintaba con lágrimas y otros con odio y traía a su memoria una caricatura que le hizo al fallecido dictador chileno Augusto Pinochet."Una caricatura de dos metros con cuarenta (centímetros) que le hice a Pinochet, la pinté con el odio más grande del mundo. Hay cuadros que pinto con lágrimas y otros con odio y este lo hice con mucho, pero mucho odio", comentó en una visita a Centroamérica a mediados de la década de los 90.Estas lágrimas, ese odio contra las dictaduras y los poderes, se aprecian en la sección de la casa museo, denominada “Huacayñan”, palabra indígena que significa “El Camino del Llanto”.Se trata de una serie de 103 cuadros y es una visión de los pueblos mestizos, indios y negros que muestra expresiones de alegría, tristeza, tradición, identidad y religión en los países andinos, principalmente.Otra de las secciones de la exposición es “La Edad de la Ira”, que se convierte en una gran serie política, que centra en las guerras, la violencia y episodios vividos por el artista alrededor de la muerte.Con gran fiereza muestra en estas 150 obras las torturas y el dolor que producían los dictadores del siglo XX con los genocidios, los campos de concentración y la angustia de las madres que perdieron a sus hijos.Es un momento donde la humanidad desesperada llora y así lo muestra en cada una de sus obras, con la belleza y maestría de su pincel, hace énfasis en los trazos de los rostros con marcados rasgos indígenas, con ojos rasgados, boca grande con labios carnosos y cabellos largos y lisos.La otra gran serie la denominó “Mientras vivo, siempre te recuerdo”, es la etapa conocida como “La Edad de la Ternura” dedicada a su madre y las madres del mundo. Aquí se pueden apreciar colores más vivos que reflejan el amor y la ternura entre madres e hijos. Esta serie incluye más de 100 obras y es un símbolo de vida.Aparte de estas tres series pictóricas, Guayasamín también hizo paisajes y flores secas o muertas que le sirvieron como medio para expresar su estado de ánimo. De esta serie se conservan alrededor de 250 obras.El maestro también se dedicó a las esculturas, entre las que destacan dos en Ecuador, "A la Patria Joven" en Guayaquil y "A la Resistencia" en la ciudad de Rumiñahui.Los murales de Guayasamín suelen tener una característica particular: el movimiento y la presencia de frases, porque según él mismo dijo: “un mural siempre tiene que contar algo (...) y si pudiera ponerle música a un mural, lo haría”.De otro lado, La Capilla del Hombre, declarada por la UNESCO como “Proyecto prioritario para la cultura”, y por el gobierno nacional “Patrimonio cultural del Estado ecuatoriano”, es una verdadera joya de la arquitectura moderna.Es un museo que se levanta a tres mil metros sobre el nivel del mar en el cerro de Guanguiltagua y se le puede describir como una obra dedicada al hombre latinoamericano, donde se tiene un encuentro con la crueldad, la violencia, las injusticias, la muerte y la discriminación.

NM

Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México