Cronomicón

Letras Rebuscadas: Hannibal, alta cocina y asesinos seriales

En la cuarta temporada los fanáticos de “The Walking Dead” por fin tuvimos una buena noticia (o así parecía). Una transmisión radiofónica avisaba a los sobrevivientes del apocalipsis zombi sobre un santuario donde todos los no contagiados serían bien (o deliciosamente) recibidos.

El grupo de Rick había perdido su hogar, una segura  prisión abandonada, durante su pírrica victoria contra el “gobernador”. Siguiendo las señales que mostraban el “camino amarillo”, la senda de la salvación, el grupo de Glenn da con Terminus, una terminal del tren habitada por una caterva de caníbales que con engaños se aseguraban un fluir constante de carne humana.

El canibalismo es una solución extrema ante la carencia de comida. El hambre de los sobrevivientes de los andes, o el gruñir de tripas de los navegantes cuyos barcos varados, por la calma chicha, los obliga a entregarse al recurso de la desesperación: comer el cadáver, degustar la cristiana carne del compañero de vuelo o de travesía.

El asco y el tabú sucumben ante la posibilidad de morir famélicos. Él que come sobrevive, el remilgoso termina en la barriga del prójimo. En la película “Holocausto caníbal” (1980), la barbarie, la no-humanidad quedan estampadas en las imágenes de salvajes empalando o desollando víctimas que servirán a sus antropófagos festines.

Es de gente desesperada o primitiva alimentarse de proteína humana (los veganos le extenderán estos dos cumplidos y otros peores a todos los mastica-cadáveres sin distinción). Aunque no siempre a demencia es la motivación de la antropofagia; los mexicas de las clases altas (pillis) consumían la carne de gladiadores que servían de ingrediente principal del tan mexicano y tradicional pozole.

En el mundo de la ficción literaria y fílmica hay un personaje que dista de ser nativo incivilizado de Nueva Guinea y que tampoco ha pasado por hambrunas involuntarias ni lo han correteado los zombis. Este personaje sabe vestir bien, es todo un dandi que seguro se sabe más de tres nudos de corbata. Su fino trato no da a sospechar que el hombre de exquisitas maneras y atractivo semblantes: culto, amante del arte y sobre todo experto conocedor de los vericuetos de la mente (es de profesión psiquiatra), es un desalmado asesino en serie.

Todo un psicópata cuyo porte y don de gentes nos llevan a reflexionar acerca de cómo la maldad, en algunas ocasiones, rompe su asociación con la fealdad y lo grotesco; y  es, por este disimulo, que resulta temible este carnicero de traje y perfumado llamado Hannibal Lecter.

El caníbal de grandes dotes culinarias regresó ya hace tiempo pero a la pantalla chica con una serie que cuenta lo ocurrido antes de los sucesos de la película “Red Dragon”. Aunque la serie lleva el nombre del doctor que gusta de cocinar los sesos de sus víctimas con vino blanco y cebollines, la trama de la historia se centra en Thomas Harris, el detective con la facultad de replicar, imaginativamente los pensamientos de los asesinos seriales que le ayuda capturar al FBI.

Su facultad mental suele serle perturbadora (imitar los procesos mentales de un asesino casi equivale a adoptar sus demonios y perturbaciones), así que Hannibal (el discreto y gentil sociópata que años después logró desenmascarar y entregar a la policía) le ayuda con los efectos psicológicos colaterales de sus pesquisas criminalísticas.

Desde su comienzo hasta el final de la serie, los capítulos juegan con la tensión y sofocos emocionales del espectador; secuencialmente los casos que estudian Harris y Lecter van ganando brutalidad y sofisticación; las imágenes de los asesinatos y los móviles que los incitan siempre resultan estetéticamente perturbadores.

Hay también leitmotiv en serie que ayuda con la tensión del espectador, cuando Hannibal se ciñe el delantal y toma por el mango alguna de sus costosas sartenes de acero, no puedes menos que imaginar que la carne que fríe o dora en el aceite de oliva es sin duda la de alguna de sus desdichadas víctimas. Buen provecho mis amigos con esta serie de la cadena NBC: “Hannibal”.

HOLOCAUSTO CANÍBAL

En la película “Holocausto caníbal” (1980), la barbarie, la no-humanidad quedan estampadas en las imágenes de salvajes empalando o desollando víctimas que servirán a sus antropófagos festines.

lg

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