Regresamos por un momento a la hermosa locura de los años 60, con su psicodelia, sus voces libres de efectos y mejoras, sus sonidos crudos y apenas eléctricos, su lucha por la libertad y su revolución sexual, en fin; así como en el final de los años cincuenta existió una muy fuerte influencia americana sobre la música británica, en el inicio de la década sesentera el rock en los Estados Unidos sufría una verdadera caída de sus ídolos; por un lado, la partida de Elvis Presley al servicio militar, con Chuck Berry encarcelado, Little Richards convertido en predicador, Buddy Holly muerto en un accidente aéreo y Jerry Lee Lewis sumido en el escándalo por su relación con una niña de 13 años, no había nada en el horizonte, excepto por Chubby Checker, el gran maestro del twist; pero este estilo tan meloso no atraía a las grandes masas de jóvenes.
En ese hueco que abrió la historia de la música fue cuando los ingleses digirieron más rápido los sonidos de la década anterior y comenzaron a llamar la atención del gran público americano con sus nuevos sonidos más innovadores.
Primero, The Tornados, con sus geniales sonidos surf, pero instrumentales y que fueron los primeros británicos en ganarse un número 1 en las charts de Estados Unidos, con este hit se declara inaugurado el movimiento denominado como: British Invasion, que con la obvia llegada de la Beatlemania, The Rolling Stones, The Yardbirds, Herman’s Hermits, The Kinks, The Who y tantos otros, simplemente tomaron el control de la cultura musical del país hermano.
Una de las primeras agrupaciones en dar este salto al charco y aterrizar como gato, fue: The Animals, que en 1961 y en su natal Newcastle, Inglaterra, realmente tuvieron como semilla a una banda local completamente desconocida, llamada como su líder y tecladista: Alan Price Rhythm And Blues Combo; con Alan Price en los teclados y voz, Hilton Valentine en la guitarra, Chas Chandler en el bajo y John Steel en la batería.
La decisión que les cambiaría su suerte fue integrar a su banda a otro chico desconocido, un tal Eric Burdon, que poseía una de las voces más atronadoras de la historia del rock, aun en esos tiempos en que los instrumentos musicales y sus amplificadores sólo lograban hacer evidente cualquier mínimo errorcillo de los músicos.
Eric Burdon de inmediato tomó el liderazgo y él fue quien propuso el cambio de nombre a The Animals; hacían cóvers de artistas como: John Lee Hooker, Sam Cooke, Ray Charles, Nina Simone y Jimmy Reed, por lo que continuaron por este camino bluesero.
Además de la estruendosa voz de Eric, musicalmente tenían varias fuerzas: por un lado, su trío básico de batería, bajo y guitarra no era espectacular, pero no le pedía nada a nadie, y por otro lado, su tecladista, Alan Price, simplemente era un dios de las teclas. Su instrumento favorito fue siempre el piano eléctrico Wurlitzer y como todo buen músico autodidacta, llevaba dentro la libertad ganada por algunos años de practicar jazz; la riqueza y versatilidad de su sonido combinado con la gran voz de Eric, generaron una mezcla que muy pronto explotaría.
Ellos mismos grabaron su primer EP que llamó la atención del manager de The Yardbirds, Giorgio Gomelsky, quien en una historia muy similar a lo que sucedió a los que en el futuro se convertirían en Led Zeppelin, también los invitó a tocar en su club: Crawdaddy Club, lo que requirió que se fueran a vivir al mítico Londres del 1964.
Continuará…
@jorgehhm
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