Cronomicón

Está película presentada en el Festival de Morelia, mezcla de comedia, drama político y acción, pudo haber sido mucho más si la hubieran construido en dos partes...

Once Upon a Time in Gaza

Once Upon a Time in Gaza

Sin duda, si los dos bloques que componen Once Upon a Time in Gaza, se hubieran tratado como dos películas, el resultado hubiera sido mayor.

El primer acto de la película, escrita y dirigida por Tarzán y Arab Nasser, te adentra en la vida de un grupo de personas que trafican medicina oculta en pitas con falafel. El negocio es efectivo gracias a la falsificación de recetas médicas. Todo parece ir bien, hasta que esta actividades llaman la atención de un policía, el cual mata a Osama, el jefe del grupo durante un enfrentamiento. El oficial, entonces usa su poder para ocultar su propio crimen.

El segundo acto de la cinta se da dos años después y Yahya, un estudiante que se había unido a Osama, pasa a ser el protagonista. De un día al otro, Yahya se une como actor principal a una película que busca retratar la violencia ejercida por Israel en Palestina. Y conforme se comienza a tomar más en serio su papel en el rodaje, traslada a su personaje (un héroe revolucionario) a la vida real, dando inicio a su nuevo propósito: encontrar al policía que mató a Osama y vengar a su amigo.

Ahora bien, aunque ambos actos de la cinta toman de base la crítica a Israel, ninguno termina de denunciar nada por completo, ocasionando que carezcan de la profundidad que, en momentos, parece que van a alcanzar.

No es suficiente que dos personajes de la primera parte continúen el hilo de la siguiente, se siente un vacío que no se llena una vez terminada la proyección.

Lo que si no se pone en duda es el trabajo de todos los actores y la creación de cada personaje a los que se les da un perfil bien diferenciado.

Ambas historias pudieron haber sido exploradas de una manera más interesante, pero eso se pierde cuando se opta por contar todo con un mismo hilo narrativo: Te quedas a la espera de algo más que nunca llega, se la pasan poniendo cosas sobre la mesa, pero nunca se vuelven a mencionar.

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