Estimados amigos de la Crónica de Hoy Jalisco, es un gusto para mí poder compartir con ustedes nuevamente en este espacio dónde hablamos sobre el mundo de la IA y la información. Esta nota está dedicada a las bibliotecas de México que comienzan a adoptar herramientas de inteligencia artificial para organizar acervos, atender usuarios y personalizar servicios. El reto: modernizarse sin perder su papel social como guardianas del conocimiento libre y accesible para todos.
Durante siglos, las bibliotecas han sido símbolo de orden, conocimiento y memoria colectiva. Pero en los últimos años, algo está cambiando de manera casi silenciosa: la inteligencia artificial (IA) se está infiltrando entre los estantes.
Hoy, algoritmos de aprendizaje automático pueden clasificar libros, detectar plagio en investigaciones, responder preguntas a través de chatbots o incluso predecir qué materiales podrían interesar a cada lector.
Según la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios (IFLA), la IA puede liberar tiempo para que el personal se concentre en actividades más humanas: la mediación cultural, la alfabetización informacional o la inclusión digital.

De la catalogación manual a los algoritmos inteligentes
Las tareas más rutinarias de las bibliotecas son también las primeras en transformarse. La clasificación automática de materiales mediante reconocimiento de texto, los sistemas de recomendación que sugieren lecturas basadas en el historial del usuario y los chatbots que responden preguntas las 24 horas son ejemplos de cómo la inteligencia artificial (IA) comienza a incorporarse en los servicios bibliotecarios.
Un estudio de la Association of Research Libraries (ARL), realizado en 2024, reveló que el 72 % de las bibliotecas universitarias del mundo ya exploran o utilizan alguna aplicación de IA, principalmente en los campos de búsqueda semántica y análisis de datos.
En bibliotecas académicas de Estados Unidos y Europa, los sistemas de búsqueda inteligente permiten al usuario hacer consultas naturales —como “recomiéndame libros sobre desigualdad urbana”— y obtener resultados relevantes incluso cuando esos términos no aparecen literalmente en los catálogos.
Antes, había que conocer los términos exactos del sistema; ahora, el sistema entiende al usuario.
En México, el proceso apenas comienza, pero los esfuerzos son visibles. Las bibliotecas de la Universidad Panamericana (UP), por ejemplo, han iniciado proyectos de digitalización y clasificación automática de documentos históricos, además de integrar herramientas de inteligencia artificial en los procesos de investigación y docencia. Las bibliotecas también ofrecen capacitaciones continuas sobre el uso de IA generativa dirigidas a estudiantes, profesores e investigadores.
Como parte de estas iniciativas, este martes 2 de diciembre, en el estand de la Universidad Panamericana dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL 2025), un servidor y mi colega Erik M. Ortiz Díaz participaremos en una mesa panel sobre la integración de la IA en las bibliotecas. Durante la sesión, compartiremos algunos de los avances y proyectos que se están desarrollando en la UP para fortalecer la innovación educativa y documental mediante inteligencia artificial.

Más que tecnología: una nueva cultura bibliotecaria
Implementar IA no solo requiere software, sino una transformación cultural dentro de las bibliotecas. Los bibliotecarios deben adquirir nuevas competencias digitales, pero sin perder su misión social. De hecho, actualmente, muchos bibliotecarios aún temen que los algoritmos puedan reemplazar el criterio humano y sus propios trabajos.
Otro ámbito en el que la IA promete avances es la accesibilidad. Sistemas de lectura automática, interfaces de voz y traductores de texto pueden ayudar a usuarios con discapacidad visual o auditiva a acceder a materiales antes inaccesibles.
El estudio AI for Accessible Libraries (Li & Chen, 2024) propone modelos capaces de adaptar el contenido visual o textual según las necesidades de cada persona.
En América Latina, este tipo de innovación todavía es incipiente, pero tiene enorme potencial. La IA puede ser una herramienta de inclusión, si se usa con una visión de justicia social, pero si se implementa sin reflexión, puede profundizar la brecha digital.
Tendencias globales y lecciones para México
El interés por la IA en bibliotecas se refleja en el aumento de publicaciones científicas sobre el tema: de menos de 50 estudios anuales en 2015 a más de 400 en 2024, según Library Hi Tech (Zhou et al., 2025).
Países como Finlandia, Corea del Sur y Canadá lideran la implementación de “bibliotecas inteligentes”, donde la tecnología se usa para personalizar servicios y crear espacios de aprendizaje activo.
El modelo finlandés, por ejemplo, combina innovación con participación ciudadana. En el Oodi Central Library de Helsinki, los visitantes pueden aprender programación, usar impresoras 3D o experimentar con sistemas de IA bajo la guía de bibliotecarios.
En este sentido, las bibliotecas se están transformando en laboratorios de conocimiento, ya no son solo lugares donde se consulta información, sino donde se aprende a producirla.
Ética, capacitación y sostenibilidad
Entre los mayores desafíos para México y Jalisco se encuentran la formación del personal y la sostenibilidad de los proyectos. Según la IFLA, el éxito de la IA en bibliotecas depende menos del software y más de las personas que lo operan.
Por ello, universidades y redes públicas deberán invertir en capacitación continua, colaboración interinstitucional y políticas de transparencia algorítmica.
Cada recomendación automatizada, cada búsqueda asistida por IA, debe explicarse al usuario de forma clara. La transparencia es clave para mantener la confianza.
Otro tema es el costo de implementación y mantenimiento. Muchas bibliotecas dependen de presupuestos limitados y no cuentan con especialistas técnicos.

La biblioteca del futuro: híbrida, humana y digital
El futuro apunta hacia bibliotecas híbridas, donde los acervos físicos convivan con sistemas inteligentes capaces de responder preguntas complejas, organizar grandes volúmenes de información y ofrecer experiencias personalizadas.
Sin embargo, la esencia no cambiará. Las bibliotecas seguirán siendo espacios de confianza, aprendizaje y comunidad. La IA puede ayudarnos a fortalecer esa función, no a reemplazarla.
La inteligencia artificial no sustituirá la misión de las bibliotecas; puede, en todo caso, ayudarlas a cumplirla mejor, si se implementa con responsabilidad y visión humana.
*Mtro. Humberto Martínez Camacho– Bibliotecario Investigador de la Universidad Panamericana (UP)