Opinión

Jesucristo Superestrella

(La Crónica de Hoy)

La semana próxima se estrena La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, junto con La última tentación de Cristo, película de Martín Scorsese, producida en 1988, la cual nunca se había exhibido comercialmente en nuestro país. Lo más interesante de estas dos cintas, y en general de los filmes bíblicos, es que además de representar los actos centrales de la historia del cristianismo, reflejan también las sensibilidades e ideologías de sus respectivos creadores.

A grandes rasgos podemos definir dos visiones de Cristo, la de la derecha: innegablemente literal, apegada a los Evangelios, y la de la izquierda: cuestionadora, apócrifa y más veces que menos, polémica. Sólo basta recordar que La última tentación de Cristo duró poco en cartelera por las numerosas amenazas de bomba de cristianos fundamentalistas, que recibió en diversos cines de los Estados Unidos, principalmente por presentar la visión de una tentación donde se mostraba a Jesús casado con María Magdalena; mientras que Rey de Reyes, la muy devota y textual interpretación de los evangelios dirigida por Nicholas Ray, a lo más que llegó, fue a que se tuviera que volver a rodar la escena de la crucifixión porque en su estreno varios espectadores se quejaron porque Cristo no tuviera las axilas rasuradas.

A mi gusto, las películas de la derecha le roban algo del misticismo al texto original sin aportar un valor agregado para debate. Y privan al espectador de la posibilidad de imaginarse a un Cristo aplicable a su vida y a su tiempo. Pero quizás los que disfrutan de estos largometrajes lo hacen principalmente por el fervor emocional y visceral que les produce el Evangelio, debido a que cuentan con una fe sin resquebrajamientos. Dentro de poco podremos contar con ambas opciones en los cines de la ciudad.

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