Mundo

Arévalo, presidente de Guatemala, pese a vergonzoso intento golpista por impedirlo

Tras 10 horas de sabotaje de congresistas, finalmente cedieron por la presión internacional y de los guatemaltecos que votaron por echar a los corruptos

caótica investidura

Bernardo Arévalo de León jura como presidente de Guatemala ante el nuevo presidente del Congreso, Samuel Pérez

Bernardo Arévalo de León jura como presidente de Guatemala ante el nuevo presidente del Congreso, Samuel Pérez

EFE

Bernardo Arévalo de León fue finalmente investido presidente de Guatemala al filo de la medianoche del domingo para el periodo 2024-2028, en una tensa sesión en el Teatro Nacional de la capital guatemalteca con diez horas de retraso y tras una escandalosa jornada protagonizada por los últimos y desesperados intentos golpistas de legisladores del gobierno saliente y del "establishment" (empresarios, militares, políticos conservadores y de extrema derecha) para impedir la legítima investidura de quien prometió en campaña investigar sin piedad a los casta corrupta.

Sólo la dura advertencia de los invitados a la ceremonia, en especial del secretario de la OEA, Luis Almagro,  y de la enviada del gobierno de Estados Unidos, Samantha Power, de que debía cumplirse el mandato popular, que era el traspaso del poder a Arévalo de León, logró finalmente que el Congreso saliente permitiese que tomaran sus escaños los 160 legisladores de la nueva legislatura, como paso previo para desbloquear la investidura del nuevo mandatario.

Arévalo, académico de 65 años, socialdemócrata e hijo de un expresidente forzado al exilio, fue investido como jefe del Estado al término de una jornada de infarto en la que estuvo en riesgo la cesión de poder del mandatario saliente, Alejandro Giammatei, al presidente electo, ante la presencia estupefacta de una decena de jefes de Estado y cancilleres de toda la región, entre ellos la mexicana Alivia Bárcena, en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien finalmente no acudió, alegando mucha carga de trabajo.

De hecho, muchos de los invitados de otros países se marcharon sin haber presenciado la jura del cargo, por tener que asistir a otros compromisos agendados, como el rey de España, que abandonó el teatro pasadas las diez y media de la noche, o el presidente chileno, Gabriel Boric, quien se excusó diciendo que debía regresar a su país. Por el contrario, la mayoría decidió esperarse, pese a la situación surrealista vivida, como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien avisó que no se movía de su asiento hasta ver que Arévalo de León juraba el cargo y no se consumaba la intentona golpista.

La evidencia de que el propio presidente saliente Giammattei —cuyo mandato estuvo caracterizado por su autoritarismo y peligroso deterioro de las libertades democráticas— estuvo involucrado hasta el final en la ofensiva golpista contra el presidente electo, quedó patente casi en la medianoche, cuando decidió no presentarse personalmente en el Teatro Nacional para la ceremonia de traspaso y lo hizo mediante su secretaria, argumentando que debía entregar su cargo antes de las 00.00 horas del lunes 15 de enero.

Arévalo recibió la banda presidencial y la llave de la Constitución de manos de un joven diputado de su partido, Samuel Pérez, que a sus 31 años ya va por su segunda legislatura y consiguió ser elegido presidente del Congreso en una gran victoria del nuevo oficialismo, que se hizo con los apoyos necesarios pese a que el Movimiento Semilla es la tercera fuerza en la cámara.

Tras llegar a ese acuerdo para conformar la junta directiva pasadas las 10.30 de la noche, los congresistas se trasladaron en autobuses al centro cultural para continuar la sesión y tomar posesión al presidente y la vicepresidenta, Karin Herrera.

Presión ciudadana

Los ciudadanos, que desde primera hora de la mañana llegaron a puntos céntricos de la capital para participar en las celebraciones que había previstas en la Plaza de la Constitución, se trasladaron a los alrededores del Congreso para exigir a los diputados que hicieran su trabajo para investir a Arévalo, como decidieron los ciudadanos en las urnas.

Por su parte, los movimientos indígenas que desde hace 105 días mantienen un plantón delante del Ministerio Público en defensa de la democracia frente a los embates judiciales para tratar de invalidar las elecciones, se pronunciaron en el mismo sentido e hicieron una llamada a la población de otros territorios para movilizarse de ser necesario.