La epidemia de las armas en Estados Unidos dio este miércoles un nuevo zarpazo, con el enésimo tiroteo mortal; esta vez en una preparatoria en Winder, una pequeña localidad a 40 minutos de Atlanta (Georgia), con el resultado de dos alumnos y dos profesores muertos a balazos, y otras nueve personas hospitalizadas, una de ellas grave.
Un adolescente abrió fuego este miércoles en un pasillo del Apalachee High School, en el condado de Barrow, unos 80 kilómetros al noreste de Atlanta. Es el primer tiroteo en un centro educativo en Georgia desde 1999, pero es uno más de los varios que ocurren cada año en Estados Unidos, país que sufre una epidemia de muertes por balazos, con cifras que igualan a las de países en guerra.
El director de la Oficina de Investigación de Georgia (GBI), Chris Hosey, identificó al supuesto autor de la matanza como Colt Gray, un adolescente de 14 años estudiante de ese centro educativo, que se entregó al llegar la policía. Se desconoce el móvil del tiroteo.
Hosey explicó que la oficina del sheriff recibió llamadas alertando de la presencia de un tirador en la escuela alrededor de las 10.20 de la mañana. Las fuerzas del orden llegaron al lugar “en cuestión de minutos”, dijo. Al llegar, los agentes se encontraron inmediatamente con Gray. Según se precisó en la conferencia de prensa, cuando se dio cuenta de que si no se entregaba podía ser abatido se rindió, se echó al suelo y quedó bajo custodia policial.
No se sabe todavía si tenía relación con las víctimas, un vínculo que la investigación abierta está analizando, y tampoco se han facilitado detalles del arma utilizada ni de cuántos disparos efectuó.
Al joven se le ha sometido ya a un interrogatorio y está colaborando con las autoridades.
Gray será acusado de asesinato y tratado como un adulto, declaró el director del GBI en una rueda de prensa ante el centro educativo.
“Oí pam, pam y supe de inmediato que era un tiroteo”
El Apalachee es una preparatoria enorme, con 1,900 alumnos, lo que provocó escenas de pánico y tumulto entre los estudiantes, algunos de los cuales se atrincheraron en las aulas para protegerse. Luego fueron reunidos en el exterior, en el estadio de fútbol del instituto, donde los padres fueron acudiendo a su encuentro.
Una adolescente, que se identificó como Julie Sandoval declaró a un canal de televisión: “Oí pam, pam, pam, y de inmediato supe que eran armas”.
“Estaba en un salón. Hubo gritos y los libros saltaron por los aires. Envié un mensaje a mi madre, le dije que sabía que no era una hija perfecta y que lo sentía”, confesó como si esperara la muerte.
“Acabar con esta epidemia, algo personal para mí”
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió un comunicado de pésame y condena de lo ocurrido: “Jill (Biden, la primera dama) y yo estamos de luto por la muerte de las personas cuyas vidas se vieron truncadas por la violencia armada sin sentido y pensamos en todos los supervivientes cuyas vidas han cambiado para siempre. Lo que debería haber sido una alegre vuelta al colegio en Winder, Georgia, se ha convertido ahora en otro horrible recordatorio de cómo la violencia armada sigue destrozando nuestras comunidades”.
“Los estudiantes de todo el país están aprendiendo a agacharse y cubrirse en lugar de aprender a leer y escribir. No podemos seguir aceptando esto como algo normal”, declaró Biden, al hilo de los relatos de varios sobrevivientes de esta última matanza, que explicaron a las televisoras su miedo, su trauma y cómo aplicaron las tácticas que aprenden en los simulacros. “Me he tirado al suelo, con la cabeza abajo”, dijo una adolescente.
Por todo esto, “acabar con esta epidemia de violencia armada es algo personal para mí”, añadió Biden, reclamando un endurecimiento de la legislación sobre armas.
"Después de décadas de inacción los republicanos en el Congreso deben decir 'ya basta' y trabajar con los demócratas para aprobar una legislación de sentido común" sobre seguridad en materia de armas de fuego.
El presidente reiteró su llamado en favor de prohibir las armas de asalto o de acabar con la inmunidad de los fabricantes: "Estas medidas no devolverán la vida a aquellos que hoy la perdieron trágicamente, pero ayudarán a evitar que nuevos trágicos actos de violencia con armas de fuego destrocen a más familias", concluyó.
Pero, como le ocurrió al presidente Barack Obama, Biden fracasará por el muro republicano en el Congreso, que antepone el derecho a portar armas que el derecho a vivir sin miedo a morir a balazos.
“Es indignante”: Harris
Por su parte, la vicepresidenta y candidata demócrata a la presidencia, Kamala Harris, aseguró que se trata de una “tragedia sin sentido detrás de tantas tragedias sin sentido”.
“Es simplemente indignante que todos los días en nuestro país, en los Estados Unidos de América, los padres tengan que enviar a sus hijos a la escuela preocupados por si su hijo volverá o no a casa con vida. No tiene sentido. Tenemos que pararlo, y tenemos que acabar con esta epidemia de violencia armada en nuestro país”, dijo en un mitin en North Hampton, New Hampshire.
El de la preparatoria Apalachee es el décimo tiroteo masivo que se produce en los primeros cuatro días de septiembre en Estados Unidos, considerando como tales los que provocan al menos cuatro muertos o heridos. En lo que va de 2024 se han producido en EU 384 tiroteos masivos, según The Gun Violence Archive.
Sin ir más lejos, el lunes murieron en un tiroteo, cuatro pasajeros en el metro de Chicago. Las autoridades alegan que el autor, luego detenido, disparó a quemarropa a las cuatro personas mientras dormían en los vagones a primera hora del lunes, sin motivo aparente alguno.
Como es habitual, los republicanos se limitaron a decir: "Mis pensamientos y plegarias están con las familias".
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