
A través de un informe, Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este miércoles la disminución significativa de mezquitas en las provincias de Ningxia y Gansu, indicando la violación del derecho a la libertad religiosa.
En reporte titulado ‘China: Mezquitas cerradas, arrasadas y alteradas en zonas musulmanas’, se denuncia que autoridades chinas han desmantelado, cerrado, demolido e incluso reutilizado mezquitas con propósitos seculares, restringiendo así la práctica del islam.
HRW verifica la destrucción de mezquitas en Ningxia, mostrando imágenes de la comunidad musulmana hui. Aunque HRW no proporciona cifras específicas, otros informes sugieren que al menos un tercio de las mezquitas en Ningxia han estado cerradas desde 2004. El Gobierno justifica estas acciones bajo el concepto de "consolidación", aunque en realidad restringe la libertad religiosa de la población.
“Las autoridades han eliminado elementos arquitectónicos islámicos, como cúpulas y minaretes, de muchas otras mezquitas. No las está ‘consolidando’, como afirma, sino que las está cerrando en violación de la libertad religiosa”, asegura en el documento Maya Wang, directora en funciones para China de la oenegé.
Testimonios recopilados por HRW, como el de Ma Ju, describen la resistencia de la comunidad hui a estas políticas, enfrentándose a la censura del Gobierno. Ma Ju explica cómo el control estatal, como la instalación de cámaras de vigilancia, busca disuadir la asistencia a las mezquitas, reforzando así el cierre de estos lugares de culto.
El informe también denuncia que estas acciones forman parte de un esfuerzo sistemático del Partido Comunista Chino para limitar la práctica del islam en China, evidenciando un control estatal más fuerte sobre la religión desde 2016, bajo el llamado de "sinización" de las religiones.
"Las políticas de sinización del gobierno chino muestran un desprecio general por la libertad de religión no sólo de todos los musulmanes en China, sino de todas las comunidades religiosas del país", remata Wang.
HRW hace un llamado al Gobierno chino para revertir estas políticas y liberar a los detenidos por protestar pacíficamente contra estas restricciones. Maya Wang de HRW enfatiza que estas políticas no solo afectan a los musulmanes, sino a todas las comunidades religiosas en China, mostrando un desprecio general por la libertad de religión.
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