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El dictador Ortega jura con sus adversarios en la cárcel

Presentes en la ceremonia Díaz Canel y Maduro, así como enviados de Rusia, China, Corea del Norte, Siria y México

Rosario Murillo sonríe a su esposo tras ponerse la banda presidencial que le dará poder hasta 2027

Rosario Murillo sonríe a su esposo tras ponerse la banda presidencial que le dará poder hasta 2027

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, juró este lunes su quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta, consolidando de esta manera la conversión de Nicaragua de nuevo en una dictadura, al igual que la de Anastasio Somoza, contra la que luchó cuando era guerrillero sandinista a finales de la década de los 70.

“Si juro”, declaró el exguerrillero sandinista, de 76 años, que gobierna sin contrapesos en Nicaragua desde 2012 y podrá permanecer en el cargo hasta enero de 2027, fecha en la que habrá cumplido 20 años seguidos en el poder, un caso inédito en la historia de Nicaragua (el dictador Somoza estuvo 10 años).

Fiesta de “¿progresistas?”

Al acto acudieron sus más fieles aliados de América Latina, el venezolano Nicolás Maduro y el cubano Miguel Díaz Canel, así como enviados de otros regímenes autoritarios, como Rusia, China, Siria, Irán, Corea del Norte y Vietnam.

A su llegada al aeropuerto Augusto César Sandino de Managua, Díaz Canel alabó el triunfo de Ortega, quien gobierna sin contrapesos desde 2012, con el Poder Judicial sometido y con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, tras la ilegalización de partidos.

La de Ortega "es una victoria no solo de Nicaragua, es una victoria que también tiene un enorme significado para las fuerzas de izquierda, y para los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe; es una victoria que además demuestra la convicción antiimperialista del pueblo nicaragüense", aseguró el dictador cubano.

Por su parte, Maduro declaró: "Venimos con el espíritu más hermoso de solidaridad y de hermandad, como siempre llenos de los sueños de Bolívar y, sintiendo presente a nuestro comandante Hugo Chávez, extendemos nuestras felicitaciones al pueblo de Nicaragua por el ejemplar proceso electoral que vivieron en noviembre".

Maduro, quien fue recibido con honores, destacó que la toma de posesión de Ortega "demuestra la vitalidad de la democracia nicaragüense".

Paria internacional

Acusado por gobiernos de todo el mundo, la ONU y la OEA por violaciones a los derechos humanos, la mayoría de naciones no reconoce su gobierno, surgido de una farsa electoral.

La escasa presencia de líderes del continente americano en la ceremonia celebrada en la Plaza de la Revolución de Managua se vio completada con el presidente saliente de Honduras, Juan Orlando Hernández, mientras que Bolivia (que regresó a la órbita chavista de la mano del presidente Luis Arce) envió al vicecanciller Erwin Mamani.

A la ceremonia acudieron los expresidentes salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, a quienes Ortega les concedió la nacionalidad para que no sean perseguidos por la justicia salvadoreña, tras ser acusados ambos de enriquecimiento ilícito.

Por su parte, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, que en su momento dijo que estaría representado por su embajador en Managua, se retractó en la víspera.

Confusión en México

El caso mexicano resultó más rocambolesco y sintomático de la confusión entre un sector de la izquierda que observa con tímido malestar la deriva represora del gobierno de Ortega, y la que antepone la ideología antiimperialista a cualquier cosa.

La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, anunció primero que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, los acompañaría. El domingo, fuentes de la Cancillería mexicana matizaron que en realidad quien asistiría a la ceremonia sería Martín Borrego Llorente, director general para América Latina. Sin embargo, en un giro sorpresivo durante la noche del domingo —poco después de que se conociera que Argentina había reculado— la oficina de Ebrard dejó entrever que ningún funcionario acudiría a Managua.

No obstante, en la conferencia de prensa matutina del lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador desdijo a su canciller y aseguró que iba a haber representación mexicana. A fin de cuentas, México es de los pocos países de la región que se negaron a condenar ante la OEA la represión en Nicaragua y el encarcelamiento de líderes opositores.

“¿Cuándo es la toma de posesión? ¿Hoy? No sabía. Vamos a ver si da tiempo de que llegue, porque nosotros tenemos buenas relaciones con todos, y no queremos ser imprudentes”, afirmó y añadió que “nosotros no podemos hacer a un lado nuestra política de autodeterminación de los pueblos y de independencia”.

En el mismo acto López Obrador anunció que Ramiro Ayala, jefe de Cancillería de la Embajada mexicana en Nicaragua, había sido designado para acudir a la toma de protesta. Además, el presidente adelantó que iba a pedir el beneplácito del régimen de Ortega para enviar al periodista Guillermo Zamora como embajador y dejar de tener a un encargado de negocios como representante en el país centroamericano.

En el otro extremo, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea anunciaron este lunes nuevas sanciones contra funcionarios nicaragüenses por su papel en la represión.

La hija predilecta, sancionada

Horas antes de la investidura, la UE aprobó nuevas sanciones contra Camila Antonia Ortega Murillo, vista por muchos como la hija predilecta de sus padres Daniel y Rosario, así como otro de los nueve hijos del dictador, Laureano Facundo.

La UE también sancionó a la presidenta del Consejo Supremo Electoral, Brenda Rocha, a otras cuatro personas cercanas al régimen y a tres entidades del país.

Pide liberar presos políticos… en EU

En su discurso de aceptación del mandato de cinco años, Ortega no hizo ninguna mención a los políticos opositores que mandó encarcelar para que no le robaran la victoria electoral. Por el contrario, sin ceder un centímetro a su retórica antiimperialista, pido al presidente Joe Biden que libere “a los 700 presos políticos” que, aseguró, “tiene encarcelados por el asalto al Capitolio”.

Ortega se impuso en noviembre pasado en unas elecciones en las que no participaron sus principales rivales políticos porque, en los meses anteriores, las autoridades disolvieron tres partidos y arrestaron a más de 40 dirigentes opositores, entre ellos siete aspirantes presidenciales, incluida la independiente Cristiana Chamorro, la favorita, según las encuestas, e hija de la expresidenta de Nicaragua Violeta Chamorro.

Al respecto, el Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh) invitó a las delegaciones internacionales que asisten este lunes al acto de toma de posesión de Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, a que "salgan a las calles" y pregunten por "los asesinados" y por los "presos políticos".