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Trump quería liderar una turba armada en el asalto al Capitolio

Exasesora de la Casa Blanca revela que al expresidente no le importaba que hubiera armas: “No vienen por mí”; y quiso liderar la marcha desde la limusina oficial

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Cassidy Hutchinson, este martes 28 de junio de 2022, durante su comparecencia ante el comité del Congreso de EU que investiga el asalto al Capitolio.

Cassidy Hutchinson, este martes 28 de junio de 2022, durante su comparecencia ante el comité del Congreso de EU que investiga el asalto al Capitolio.

EFE / Mandel Ngan / Pool

Los extremos a los que llegó, y a los que estaba dispuesto a llegar, el expresidente estadounidense Donald Trump para revertir el resultado de las elecciones de 2020 y retener el poder por las buenas o por malas fueron mayores de lo que se creía, reveló este martes el Comité del Congreso que investiga el asalto al Capitolio.

El exmandatario no solo animaba a sus seguidores, congregados para escucharle hablar ante la Casa Blanca el 6 de enero de 2021, a que marcharan hacia el Capitolio para hacerse escuchar y que repitieran su mentira sobre el fraude electoral que no existió, sino que también quería que esta turba que irrumpió finalmente en el Capitolio fuera armada e incluso quiso realmente liderarla.

Durante ese histórico e incendiario discurso de hace un año y medio, Trump dijo a sus seguidores que marcharan hacia el Capitolio y les dijo: “Estaré allí con ustedes”. Luego no estuvo, lo que llevó a pensar que la frase, en realidad, era solo un recurso retórico. Pero no.

La exasesora del gobierno Cassidy Hutchinson, que era concretamente asistente del jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, reveló al comité investigador que mientras se estaba desarrollando el asalto al Capitolio, el expresidente quiso acercarse a ellos para sumarse y animarlos, esto mientras iba a bordo de la limusina oficial, pero que el chofer no le dejó: “Debemos regresar a la Casa Blanca, señor”, le dijo.

Para comprender hasta qué punto Trump quería formar parte de esa furia golpista, Hutchinson explicó que el expresidente incluso trató de arrebatarle el volante al chofer, pero, finalmente, se tuvo que resignar a ver desde lejos cómo se desarrollaba el intento de golpe contra la democracia estadounidense.

La asesora gubernamental no se encontraba en la limusina, sino que relató que este episodio se lo contó a ella Tony Ornato, otro ayudante de Meadows.

BIENVENIDAS LAS ARMAS

Trump tenía claro que la marcha en la que deseaba participar no era una marcha cualquiera, era una marcha que debía lograr el objetivo fundamental: Lograr detener la certificación del resultado de las elecciones, que se estaba llevando a cabo en ese momento en la Cámara de Representantes y en el Senado.

Para ello, el mandatario estaba dispuesto a permitir las armas de fuego en la marcha. Según relató Hutchinson, justo cuando iba a dar su discurso, integrantes del gabinete de gobierno avisaron a Trump de que había gente armada entre el público, a lo que él respondió: "No han venido aquí a hacerme daño a mí".

Según la versión de la exasesora, Trump estaba enojado porque no había tantos asistentes como él deseaba, por lo que el entonces mandatario ordenó a los servicios de seguridad que dejasen entrar a todos los presentes, sin importar si llevaban armas.

Esa gente armada a la que el republicano daba la bienvenida era la misma gente que luego él animó a desfilar hacia el Capitolio, cosa que, efectivamente, hicieron.

La exayudante del jefe de gabinete también explicó que, en las horas previas al discurso de Trump, varios de sus abogados intentaron rebajar el tono de sus palabras para evitar que se usasen términos como "luchar", pero no lograron resultados.

Durante el asalto, que duró al menos cuatro horas en total, la turba trumpista hizo destrozos de todo tipo, amenazó con llegar hasta los legisladores y hasta el vicepresidente, Mike Pence, a quien pedían incluso “colgar”, por negarse a usar su supuesto poder sobre el Congreso para frenar la ratificación de los resultados.

EL PLAN GOLPISTA FALLIDO

De haberlo logrado, Trump hubiera ganado tiempo para implementar su documentada estrategia de sustituir a los electores elegidos en los comicios para representar a casa estado en la ratificación de los resultados por otro elenco de electores, por supuesto republicano, que dijera que los resultados no eran confiables y se debía regresar la decisión al estado.

Entonces, lo que dicta el proceso es que el legislativo estatal envía a unos nuevos electores, elegidos a dedo y no por votación. Estos darían los votos a Trump para permitirle seguir en el poder.

PIDIERON INDULTOS

El intento golpista fracasó, y ante el fiasco, Hutchinson confirmó que el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, quien días antes del 6 de enero le dijo que esa fecha iba a ser "grande", solicitó a Trump un indulto presidencial preventivo.

La exasesora también ratificó que su jefe directo, Mark Meadows, que le había dicho a ella que el 6 de enero las cosas podían ir "muy, muy mal", también solicitó a Trump un perdón preventivo. Finalmente, ninguno de los dos lo obtuvo.

Con información de EFE