
Tras un año en un exilio auto impuesto, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, que pasa sus días en Palenque entre árboles y pavo reales, con ocasionales y discretas visitas a la capital mexicana, aguzó la pluma para diseccionar algunas de sus viejas obsesiones: ora la historia de México, ora la religión, ora la conquista española, ora la literatura rusa, ora su visión sobre la familia y las drogas, ora la guerra contra el crimen.
En las más de 600 páginas de Grandeza, tan extenso como algunas ediciones de Ana Karenina, el otrora inquilino de Palacio Nacional hace un recorrido milenario para hablar de la historia de los pueblos, no sólo mayas, olmecas y mexicas, sino también de aquellos del viejo mundo, judíos, romanos y cristianos.
La principal hipótesis de la novel obra del tabasqueño, acaso su magnus opus, al menos por tamaño, consiste en que la conquista de Mesoamérica se sustentó en engaños y mentiras, además de que nunca hubo sacrificios humanos por parte de los habitantes de Tenochtitlán.
Gran parte de la grandeza del México actual, arguye López Obrador, es gracias al legado de las antiguas civilizaciones indígenas, el cual se refleja en la solidaridad y la unión familiar, lo que impide que existan una problemática de adicciones como ocurre en el vecino del norte.

El recorrido histórico de AMLO: judíos, cristianos y romanos
El libro Grandeza, publicado por la editorial Planeta, se divide en dos partes: la primera, llamada Origen y destino de las civilizaciones; la segunda, Grandeza indígena.
La primera parte empieza con la historia del planeta y el universo, donde cita a científicos como Carl Sagan y Hubert Reeves, para luego arribar al surgimiento de la humanidad y la civilización.
Uno de las fijaciones de López Obrador, al hablar de antiguas culturas occidentales y de Asia, es señalar que muchas de ellas, como los griegos, practicaron el sacrificio humano. Argumento que utiliza para desmitificar la supuesta barbarie de las civilizaciones mesoamericanas.
El ex presidente también condena el racismo que sufrieron las culturas africanas, un racismo que fue utilizado para el saqueo por parte de Europa, al igual que aconteció en América.
En el último capítulo de la primera parte del libro, el tabasqueño habla sobre el pueblo judío, al que califica como una gran cultura que siempre luchó por la libertad, mas sufrió el exterminio a manos de la Alemania nazi.
“Muchos hebreos buenos e ilustres han emprendido desde hace mucho tiempo —sobre todo, luego del Holocausto— una importante campaña de información que es indispensable para contrarrestar la animadversión hacia la comunidad judía mundial", escribe López Obrador.
“Esto sigue siendo un tema prioritario porque, en vez de alcanzarse acuerdos de reconciliación y paz, continúa la guerra, y una de las partes, con razón o sin ella, es Israel, que no debería, como ninguna nación o Gobierno, pasar de víctima a victimario”.
Aborda, además, el inicio del cristianismo, la represión que sufrieron de los romanos, así como sus valores universales, los cuales no necesariamente son seguidos por las autoridades eclesiásticas. Precisamente, en la segunda parte del libro, critica a la Iglesia como institución, para después destacar y elogiar al finado papa Francisco como un auténtico cristiano.

¿Por qué no hubo sacrificios humanos en México, según AMLO?
Tras hacer un recorrido de la historia de la civilización humana, López Obrador dedica la segunda parte de Grandeza en resaltar los logros culturales, científicos y artísticos de las antiguas culturas de Mesoamérica, cuyo legado aún perdura en los mexicanos modernos.
Señala que, a diferencia de lo que popularmente se cree, los indígenas nunca practicaron sacrificios humanos, de hecho, eran poco proclives a la violencia, a diferencia de antiguas civilizaciones europeas, como los romanos.
Los españoles, Hernán Cortés y la Iglesia, enfatiza el ex presidente de la República, inventaron el mito de la barbarie indígena, el canibalismo y el sacrificio humano para justificar la conquista y el saqueo de oro y riquezas del territorio.
“También es una reverenda mentira lo que sostiene Cortés acerca de que indígenas aliados a ellos se comieron los restos de quinientos mexicas muertos en un enfrentamiento. Este cuento del canibalismo es igual que el de los sacrificios: pura propaganda tendenciosa y perversa”, advierte López Obrador.
“Bastaría con reiterar que si los indígenas hubieran practicado la antropofagia, no habrían muerto de hambre en el terrible cerco a Tenochtitlan, donde miles no tenían que comer. Lo cierto es que Cortés, dañino en todo, es el precursor de estas calumnias que luego se repitieron y repitieron hasta convertirse en verdad aceptada”.
El ex titular del Ejecutivo, a lo largo del libro, señala que, a diferencia de los indígenas, los europeos sí cometieron atrocidades y la muerte de millones de personas, como las masacres que cometieron los ingleses en la India o los alemanes con el pueblo judío.
Asevera que, tras las calumnias de los conquistadores y clérigos españoles, investigadores, arqueólogos e historiadores han dado por cierta la versión de que los mayas y aztecas cometían sacrificios humanos.
Incluso, asegura, se decía que a las doncellas mayas las aventaban a los cenotes para sacrificarlas, pero siglos después, en expediciones para buscar restos humanos, sólo se hallaron joyas y riquezas, las cuales fueron saqueadas.
“Los antiguos mayas, los aztecas y los indígenas de otras culturas mesoamericanas ofrendaban alimentos, animales, flores y joyas a sus dioses, pero no sacrificaban a nadie, como se demuestra en este caso, en que no se encontraron doncellas, pero sí hubo hurto y se alimentó la leyenda de los sacrificios humanos en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá”, puntualiza el ex presidente.

AMLO condena adicciones en Estados Unidos, guerra contra el crimen y legalización de la mariguana
En la parte final de Grandeza, López Obrador destaca que, gracias a la herencia de las antiguas civilizaciones indígenas, México es una nación solidaria y de valores familiares.
Eso ha impedido, afirma, que el país tenga severos problemas de drogadicción, como ocurre en Estados Unidos, donde los jóvenes se separan desde una temprana edad del entorno familiar, viven solos y son nihilistas.
Para combatir las adicciones en la Unión Americana, considera López Obrador, la Unión Americana debería apoyar a los jóvenes, darles becas, trabajo y fomentar que vivan en un entorno familiar que los haga sentir seguros y acompañados.
“No obstante, la ineficacia de ese modo de pensar y de actuar, el Gobierno y la clase dominante de ese país ha hecho creer a un buen sector de su población que el problema viene de afuera, que los malos son los terroristas narcotraficantes de México y de otros países, incluso los migrantes”, indica el expresidente.
“Se pretende resolver el problema con medidas coercitivas o con las llamadas «guerras contra el crimen», violando así la soberanía de otras naciones”.
Además de criticar las políticas de Trump, sin mencionarlo por su nombre, como la guerra contra el narcoterrorismo y la persecución de migrantes, López Obrador, en un tono más conservador que liberal, critica la legalización de la mariguana y que hasta la NBA haya decidido no prohibir su uso.
“¿Por qué las autoridades permitieron la legalización de la marihuana en casi todo Estados Unidos? ¿Cómo fue que se autorizó que fumaran marihuana incluso los jugadores de basquetbol profesional, que deberían ser un ejemplo para los jóvenes?”, cuestiona el ex titular del Ejecutivo.
“¿Acaso las autoridades nunca supieron que de la marihuana se escala al uso de otras drogas más letales? ¿Quién consideró que es bueno vender armas a diestra y siniestra en cualquier supermercado? Todo ello, en vezde atender a los jóvenes con estudio, trabajo, deporte y, sobre todo, con mucho amor. ¿O es que en serio piensan que si desaparece el fentanilo se acaba el problema?“
Es así que, con críticas a Estados Unidos, López Obrador cierra Grandeza, sin dejar de destacar que México es una potencia cultural gracias a su herencia indígena.